Louis Malle obtiene el Le¨®n de Oro
El director franc¨¦s Louis Malle gan¨® el Le¨®n de Oro de la Mostra de Venecia por su filme Au revoir les enfants. En 1980, con Atlantic City, ya hab¨ªa conseguido el galard¨®n, y en 1958 y 1963, con Les amants y Le feu follet, respectivamente, fue distinguido con el premio especial del jurado. Malle, que no pudo asistir a la ceremonia de clausura por hallarse en EE UU, envi¨® un telegrama a trav¨¦s de Joseph L. Manklewicz. En ¨¦l agradec¨ªa el premio y deseaba "larga vida al festival".
El an¨¢lisis del palmar¨¦s es f¨¢cil, porque en ¨¦l se mezclan obligaciones y devociones. Malle ten¨ªa que ganar porque nadie ha propuesto otra obra tan redonda. No es ni innovadora ni distinta, sino, sencillamente, una muy buena -pel¨ªcula. Malle cuenta una historia de su infancia, una historia que ten¨ªa en su cabeza desde hace muchos a?os, pero que ahora est¨¢ seguro de saber contar.Los reconocimientos a los actores y al m¨²sico de Maurice son muy l¨®gicos y, comprensible ese Le¨®n de Plata compartido para e director, James Ivory, pues el a?o, anterior Venecia cometi¨® el resbal¨®n de olvidarse de A room mith a view. El otro Le¨®n de Plata, el destinado a Olmi, estaba cantado como vendetta italiana a lo sucedido este a?o en Cannes.
La cinta escandinava ?Hip, hip, hurra! figura entre las elegidas por la mejor de las razones: gust¨® realmente al jurado. Se trata de un producto cultural, una tipograf¨ªa del pintor Soren Kroyen, quien, por cierto, particip¨® en una de las primeras ediciones de la bienal de Venecia.
En la sovi¨¦tica Pljumbum recay¨® el premio m¨¢s pol¨ªtico, el que otorga el Senado de la Rep¨²blica italiana. No ha sorprendido a nadie. Para David Mamet, un premio de consolaci¨®n demasiado obvio, ya que es un comedi¨®grafo c¨¦lebre pero un cineasta (debutante. Se ha valorado su pasado como escritor.
El gran invitado de la Mostra, el cineasta americano Joseph Leo Mankiewicz, protagonista ayer de una entrevista ante el p¨²blico con la que se cerraba la retrospectiva y homenaje que le ha (dedicado el festival, lo dijo bien (claro: "El mejor de los filmes que yo he visto aqu¨ª es Au revoir les infants, de Louis Malle. Me parece una pel¨ªcula muy emocionante y bien construida, escrita de manera inteligente. Guardarse hasta el final el peque?o secreto de que todo lo que hemos visto est¨¢ basado en hechos reales da a¨²n m¨¢s fuerza a la historia. Dudo que en Estados Unidos una pel¨ªcula como la de Malle, que habla de personas y de sus problemas, sentimientos y anhelos, llegue a estrenarse, pero es excelente". El filme ha sido el vencedor.
Este elogio, dedicado a la gran favorita de los espectadores y de la Prensa internacional, pronunciado por un director c¨¦lebre por su condici¨®n de extraordinario guionista y dialoguista, tiene un especial significado. Adem¨¢s, Mankiewicz se despach¨® a gusto contra la televisi¨®n convencional, contra las pel¨ªculas pensadas para la peque?a pantalla y la explotaci¨®n de obras cinematogr¨¢ficas en condiciones que no respetan ni su integridad ni su ritmo, interrumpido por pausas publicitarias. Esto, dicho en un contexto dominado por la RAI y por la campa?a patri¨®tica en favor de Lunga vita a la signora, de Oermanno Olmi, tuvo algo de aut¨¦ntica provocaci¨®n.
Mankiewicz pas¨® revista a su carrera y a la evoluci¨®n de la industria, afirmando que "los productores de hoy, que no son otra cosa que g¨¢nsteres y porn¨®grafos, convierten a Mayer o Zamick en personajes parecidos a los M¨¦dicis", y afirm¨® su condici¨®n de autor al establecer una divertida comparaci¨®n con Fellini: "?l es un genio que sabe encontrar lo que busca en el rostro de la gente, es un inventor de mundos. Fellini crea algo que s¨®lo existe en su cabeza y en su mirada, una realidad distinta y propia; yo me limito a mostrar la realidad y a comentarla".
Factores extraart¨ªsticos
Para el jurado internacional, los argumentos y gustos del autor de Eva al desnudo no eran suficientes, porque se tomaban en consideraci¨®n factores extraart¨ªsticos. Por ejemplo, Irene Papas, la presidenta del jurado, no quer¨ªa premiar la cinta de Olmi porque no cree en su viabilidad comercial fuera de Italia y se niega a que un festival de primera fila se juegue su prestigio y su poder como plataforma de promoci¨®n cinematogr¨¢fica dando galardones a cintas que no han de verse en todas partes. Por su parte, el director italiano Carlo Lizzani, no se recataba de decir en p¨²blico que Venecia supon¨ªa para el cine italiano la mejor oportunidad de vengarse de la marginaci¨®n de que fue objeto en el palmar¨¦s del ¨²ltimo festival de Cannes, donde tambi¨¦n, por motivos bastardos, se prefiri¨® una pel¨ªcula de Pialat -Sous le soleil de Satan- a cualquiera de las excelentes obras italianas que inclu¨ªa la selecci¨®n oficial.Para despedirse, el festival ha elegido un filme de clausura de compromiso. No pudiendo tener el deseado The last emperor, de Bertolucci, y no deseando plegarse a las exigencias perfeccionistas de un Kubrick, la Mostra se ha cerrado con una comedia americana, Las brujas de Eastwick, del australiano George Miller, y con Jack Nicholson, Cher, Michelle Pfeiffer y Susan Sarandon como protagonistas. Despu¨¦s de un arranque muy brillante, la pel¨ªcula queda en manos de los efectos especiales, que tambi¨¦n generan momentos divertidos, pero acaban por trivializar la f¨¢bula y hacerle perder ritmo, hasta el punto que ya nada tiene que ver con la novela de John Updike en que se inspira.
Esperemos que tampoco tenga nada que ver con la pel¨ªcula de Bertolucci el documental Nostalgia de un colosal, que pretende contar la aventura china del director de El ¨²ltimo tango en Par¨ªs. Se trata de un producto pobr¨ªsimo y pedante, que carece de valor informativo y que tampoco sirve como promoci¨®n publicitaria de El ¨²ltimo emperador. Su inclusi¨®n dentro de la selecci¨®n oficial ha contribuido poderosamente a reforzar la sensaci¨®n de que al festival se le hab¨ªa acabado la cuerda, sensaci¨®n que desde hace tres d¨ªas es mayoritariamente compartida.
La clausura tuvo tambi¨¦n otros protagonistas al margen de los disparates de los galardones. Se trat¨® de tres presencias femeninas: Susan Sarandon, Virna Lisi y Ava Gardner. Las dos primeras intervinieron en la ceremonia de clausura; la tercera, reci¨¦n salida de una grave enfermedad, envi¨® un mensaje para Joseph L. Mankiewicz, que la dirigiera en la c¨¦lebre Condesa descalza. Las palabras de Ava recordaron precisamente aquella colaboraci¨®n: "Lamento no poder estar en Venecia... Si hubiese venido lo habr¨ªa hecho descalza, como la condesa que me une a Mankiewicz".
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