Ideas de Galbraith
En su excelente art¨ªculo aparecido en The New York Times y publicado a su vez por este diario el 2 de septiembre, el profesor Galbraith desvelaba el secreto de la estrecha correlaci¨®n existente entre prosperidad econ¨®mica y democracia. As¨ª, propone que la consecuci¨®n de una implica la aparici¨®n de la otra, en l¨ªneas generales, para todos los pa¨ªses Liera del ¨¢mbito socialista. De esta manera, afirma que la democracia es inevitable, como r¨¦gimen pol¨ªtico, para una naci¨®n que tras un proceso de desarrollo aIcance un nivel econ¨®mico de terminado. Posteriormente pasa aconsejar a los norteamericanos que no defiendan las causas (te los dictadores, pues ello supondr¨ªa ir contra la corriente hist¨®rica.Es curioso constatar c¨®mo el profesor Galbraith se detiene un la primera secuencia de su razonamiento y no avanza hasta la conclusi¨®n final, pues si la prosperidad conlleva democracia, y si realmente el objetivo de la pol¨ªtica exterior norteamericana es conseguir un entorno geogr¨¢fico estable que no suponga amenaza contra su sistema econ¨®mico, el consejo no debe ser abandonar a los dictadores -¨²nicamente-, sino apoyar decididamente el progreso econ¨®mico de esos pa¨ªses le su entorno.
Al proponer esta ley hist¨®rica, el profesor Galbraith se nos presenta como una persona con gran decisi¨®n, teniendo en cuenta que los investigadores que se aventuran en el campo de la predicci¨®n hist¨®rica se encuentran potencialmente sometidos a multitud de cr¨ªticas. Tal le ocurri¨® a Carlos Marx por su famoso error al predecir el futuro, error que tantas cr¨ªticas le ha reportado. Marx previ¨®, de forma tambi¨¦n inevitable, el advenimiento del socialismo en todas las sociedades capitalistas de su ¨¦poca. Curiosamente, afirm¨® que en pa¨ªses fuertemente retrasados, como la Rusia o la Espa?a de entonces, el socialismo no ocurrir¨ªa como proceso hist¨®rico, sino despu¨¦s de superada la fase de capitalismo.
El devenir nos ha mostrado que Marx se equivoc¨®, pues la aparici¨®n del comunismo s¨®lo ha tenido lugar en aquellas sociedades con un estado inicial tan lamentable que en ellas la probabilidad que tendr¨ªa la poblaci¨®n de no ser o¨ªda en el nuevo r¨¦gimen era superada con creces por la posibilidad de dejar atr¨¢s un sistema econ¨®mico inhumano.
Los reg¨ªmenes comunistas que conocemos son per se dictatoriales e incompatibles con la econom¨ªa de libre mercado. Por otro lado, las dictaduras antimarxistas, tal vez m¨¢s represivas, m¨¢s inhumanas, ofrecen, por contra, la esperanza (a largo o muy largo plazo) de transformaci¨®n en un sistema democr¨¢tico.
Sin embargo, Estados Unidos, con su pol¨ªtica exterior de apoyo a los dictadores (que perpet¨²an en sus pa¨ªses el status quo de atraso econ¨®mico), provoca un efecto opuesto a sus objetivos te¨®ricos, pues no consigue otra cosa que empujar a parcelas del globo hacia el comunismo monol¨ªtico, al condenarlas a un subdesarrollo aparentemente sin otra escapatoria.
Esta proposici¨®n del profesor Galbraith es, por lo general, generalizable a todas las sociedades. Y de ella habr¨ªan de tomar buena nota todos aquellos pa¨ªses que cuenten entre sus vecinos pa¨ªses subdesarrollados que puedan caer en manos de Gobiernos radicalizados que tomen, por tanto, decisiones radicales. Si la ley que nos descubre el profesor Galbraith es, como parece, acertada, pues no deja de ser razonablemente sensata, la mejor receta para evitar situaciones desagradables es fomentar el desarrollo econ¨®mico del entorno, si es el caso que un pa¨ªs valora m¨¢s la armon¨ªa internacional a largo plazo que los intereses comerciales coyunturales-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.