Reticencias entre los democristianos de la RFA al acuerdo sobre los euromisiles

El Gobierno de Alemania Occidental se ha apresurado a mostrar su satisfacci¨®n por el acuerdo entre las superpotencias para la eliminaci¨®n de los misiles de alcance intermedio (INF). Es, sin embargo, un secreto a voces que esta satisfacci¨®n no es del todo sincera en los partidos cristianodem¨®cratas (CDU y CSU) de la coalici¨®n. En cuanto a los liberales (FDP) del ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, han apoyado desde un principio la opci¨®n doble cero como logro directo de la doble decisi¨®n de la OTAN de 1979. Su apoyo a aquella iniciativa del entonces canciller, el socialdem¨®crata Helmut Schmidt, provoc¨® tres a?os m¨¢s tarde la ruptura de la coalici¨®n social-liberal y la llegada al poder de Kohl.

En medios conservadores han sido muchos los dirigentes que se alzaron directamente contra este acuerdo, y hasta ¨²ltima hora se han intentado poner trabas a su consecuci¨®n. El siempre tard¨ªo cambio de actitud de Helmut Kohl en este proceso de negociaci¨®n, inevitable al saberse ante hechos consumados, le ha costado severas p¨¦rdidas electorales en comicios regionales y una grave crisis en el partido por los enfrentamientos entre quienes quer¨ªan bloquear este acuerdo a toda costa y quienes se resignaron a su conclusi¨®n.Kohl tuvo primero que acceder a la opci¨®n doble cero, con inclusi¨®n de los misiles de menor radio (SRINF), a la que hasta entonces se negaba. Finalmente, en septiembre, tuvo que dejar caer su ¨²ltima condici¨®n, el mantenimiento de los 72 misiles Pershing 1A.

Las reticencias alemanas son comprensibles. Con el acuerdo sobre misiles INF queda de hecho roto un eslab¨®n de la respuesta flexible en la que se ha basado desde hace d¨¦cadas la estrategia de defensa del continente. Las ¨²nicas armas nucleares no estrat¨¦gicas (LRBM) que permanecen en Europa son las de corto alcance, cuyos objetivos est¨¢n todos en territorio alem¨¢n, a ambos lados de la frontera interalemana.

El temor de la RFA a verse sometida a presiones sovi¨¦ticas ha aumentado varios enteros. Paralelamente se considera que este acuerdo supone una grieta en la comunidad de defensa de Europa con Estados Unidos. Cierto es que los 320.000 soldados norteamericanos estacionados con sus familias en la RFA garantizan a¨²n esta comunidad. Muchos son, sin embargo, los que piensan que esta permanencia estar¨¢ mucho menos garantizada en el futuro tras este acuerdo, sobre todo en base a presiones internas en EE UU. Esta tendencia se acelerar¨ªa, temen los expertos en defensa democristianos, si a medio plazo Washington logra ¨¦xitos con su Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), conocida como guerra de las galaxias.

Estrategia y pol¨ªtica

Para la OTAN, el acuerdo entre las superpotencias crea la necesidad de un replanteamiento global de la estrategia y pol¨ªtica armamentistas. La RFA ser¨¢, con seguridad, quien m¨¢s presi¨®n ejerza para que este debate sea acelerado. Las dificultades ser¨¢n muy grandes, se se?ala en Bonn. En plena euforia por el primer acuerdo efectivo de reducci¨®n armamentista de la historia, la OTAN va a plantear un considerable incremento de los gastos militares de sus miembros para tapar el hueco de los misiles INF con un rearme convencional.