Un grupo de arquitectos presenta en Kassel sus sue?os de museos ideales e imaginarios
La octava edici¨®n de Documenta, la muestra de artes pl¨¢sticas y representativas que se celebra cada cinco a?os en Kassel (RFA), lleg¨® a su fin el 20 de septiembre. La orientaci¨®n y los criterios de selecci¨®n art¨ªstica del equipo organizador del certamen han recibido este a?o acerbas cr¨ªticas, aunque de hecho parecen corresponder a un momento de indefinici¨®n y comp¨¢s de espera en las tendencias del arte contempor¨¢neo.
El espectador se encuentra, efectivamente, ante un museo imaginario: Piero della Francesca, Bronzino, Leonardo da Vinci, Peter Paul Rubens, Vel¨¢zquez y un contempor¨¢neo, Gerhard Richter, unidos en una misma sala... pero hay algo todav¨ªa m¨¢s inusual en este atisbo de un museo imaginario ideado por el arquitecto vien¨¦s Hans Hollein: los cuadros propiamente dichos (Las hilanderas de Vel¨¢zquez, La Gioconda de Leonardo...) no son m¨¢s que peque?as estampas indicativas al pie de enormes telas de color blanco (de las mismas dimensiones que el cuadro original) sobre las que hay escrito el nombre del pintor, la fecha de su nacimiento y muerte, su nacionalidad y la fecha de realizaci¨®n del cuadro, as¨ª como sus dimensiones.?Una boutade de Hollein? ?Una mordiente iron¨ªa contra la mitificaci¨®n de los grandes maestros? Seg¨²n el propio Hollein, "la instalaci¨®n es un comentario a la forma de recepci¨®n de los cuadros por parte del p¨²blico en nuestros museos. Muchas veces, se trata simplemente de reconocer y de identificar un objeto famoso y se emplea m¨¢s tiempo en la lectura del t¨ªtulo de la obra y los dem¨¢s datos, que en la misma contemplaci¨®n de la obra de arte. Tal como he planteado la instalaci¨®n, la identificaci¨®n del objeto famoso resulta inmediata".
Pero no todo es iron¨ªa en la instalaci¨®n de Hollein, tal vez la m¨¢s representativa del modo en que los arquitectos invitados por la Documenta a plasmar su museo imaginario o ideal han apurado el sentido del humor para compensar las carencias de un espacio y un presupuesto a todas luces exiguos.
Los museos ideales o imaginarios son una de las ideas mas sugestivas de la presente Documenta de Kassel. El colectivo arquitect¨®nico Haus-Rucker Co., con sedes en Viena, D¨¹sseldorf y Nueva York y compuesto por G¨¹nter Zamp-Kelp y los hermanos Manfred y Laurids Ortner, present¨® un museo imaginario que asemeja un tren de contenedores de hormig¨®n de grandes dimensiones (21 X 19 x 17 metros) que configuran las distintas salas del museo, unidas por un puente transversal que las atraviesa a una altura de 3,5 metros.
El arquitecto japon¨¦s Arata Isozaki, autor de una parte de las futuras instalaciones ol¨ªmpicas de Barcelona, present¨® un elegante proyecto muse¨ªstico, en la que la exhibici¨®n de las obras y el museo mismo se articulan en torno a la idea del vac¨ªo. "Actualmente", afirma Isozaki, "podemos definir un museo como un espacio de exhibici¨®n temporal de obras de arte condenadas a viajar de un lado a otro, seg¨²n las exigencias del mercado de la cultura; por ello, la caracter¨ªstica mas importante de los espacios de exhibici¨®n es el vac¨ªo; la sutil diferenciaci¨®n de este vac¨ªo configura la personalidad arquitect¨®nica del espacio".
Para el arquitecto norteamericano Charles W. Moore "el museo puede poner de manifiesto lo lejano, lo parcialmente descubierto, lo difuso o lo fant¨¢stico; un nuevo mundo aparece como met¨¢fora que puede sugerir algo de mucho mayor alcance o como metonimia que, desde un fragmento, remite a un todo". Con arreglo a esta premisa, Moore se basa en una antigua leyenda de los indios Zu?i de Nuevo M¨¦xico (EE UU) para recrear mediante dibujos y estructuras de madera pintada las siete ciudades de Cibola, una instalaci¨®n que es en s¨ª misma una met¨¢fora.
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