Menores en el prost¨ªbulo
LAS LARGAS sesiones del juicio que se celebra en Valencia contra los implicados en una red de prostituci¨®n infantil est¨¢n sirviendo para que salga a la luz algo de la miseria moral y social que habita en ese mundo. En este tipo de casos es donde brilla con m¨¢s fuerza la funci¨®n socialmente reparadora, al margen de la propiamente penal, que, tiene la publicidad de las actuaciones judiciales. Eso es lo que ha llevado a algunos de los implicados en el juicio a iniciar una ofensiva en toda regla para que los medios de comunicaci¨®n silenciaran tan graves y repugnantes sucesos.La desarticulaci¨®n de la red de prostituci¨®n infantil que ha operado en Valencia, tanto por el n¨²mero de implicados como por la decisi¨®n del juez encargado del caso de llevar hasta el final la investigaci¨®n, ha sido un revulsivo para la opini¨®n p¨²blica, que sospecha que casos as¨ª son frecuentes porque los poderes p¨²blicos no toman las medidas necesarias para erradicarlos o, al menos, evitarlos. El juez instructor del caso ha dicho que la red de prostituci¨®n investigada "no es un hecho aislado".
La utilizaci¨®n sexual de menores, con fines comerciales es tan vieja como lo son la miseria y la ignorancia que la hacen posible. La complicidad de los poderes pol¨ªticos y econ¨®micos ha impedido que se haya puesto un remedio radical a esta grave tara. Ese caldo de cultivo encuentra en los ni?os a las v¨ªctimas m¨¢s propicias para la explotaci¨®n sexual con objetivos econ¨®micos. A mediados de los a?os setenta, el fiscal norteamericano Robert Kendall afirmaba, refiri¨¦ndose a las novedades de la industria "de lo sexual": "Ahora estamos viviendo una moda especialmente grave: los ni?os", de los que la mayor parte pertenece a comunidades marginadas por el color de la piel o por su condici¨®n de inmigrantes. Aunque la estad¨ªstica apenas ha podido aventurarse en las sombras de este comercio innoble, los datos apuntan a un crecimiento espectacular durante la ¨²ltima d¨¦cada.
A ello ha contribuido la expansi¨®n mundial del turismo, que en zonas de subdesarrollo no duda en utilizar el comercio sexual con menores para su promoci¨®n, o las necesidades de la creciente industria pornogr¨¢fica, que para sobrevivir necesita ofrecer novedades de continuo. Detr¨¢s de todo ello, siempre el mismo fondo: el hambre, la pobreza y la marginaci¨®n. Y con frecuencia, la pasividad de los poderes p¨²blicos y la complicidad y la corrupci¨®n administrativa y policial.
En Espa?a, fuentes policiales han estimado que un 60% de las mujeres que se dedican a la prostituci¨®n comenz¨® a ejercer este oficio antes de alcanzar la mayor¨ªa de edad. De tiempo en tiempo, los medios de comunicaci¨®n dan la noticia de la desarticulaci¨®n de un red de prostituci¨®n infantil en tal o cual lugar. En muchos casos, los menores que mediante enga?o y amenazas han ca¨ªdo en estas redes hab¨ªan huido de sus casas por problemas familiares y se encontraban necesitados de ayuda. En el caso de la red de Valencia, siete menores pudieron ser rescatadas y devueltas a sus hogares.
La protecci¨®n penal de la que gozan los menores en Espa?a frente a quienes les utilizan sexualmente en su provecho es muy peque?a: la pena prevista llega a un m¨¢ximo de seis a?os de c¨¢rcel. La legislaci¨®n existente para amparar los derechos del menor est¨¢ desfasada y exige una revisi¨®n de acuerdo con las nuevas pautas sociales. Espa?a debe asumir los convenios internacionales, que contienen una minuciosa legislaci¨®n. Pero, como en otros aspectos de la actividad humana, la legislaci¨®n -con ser necesaria, y cuanto m¨¢s perfecta, mejor- de poco sirve para evitar la explotaci¨®n del menor, sea sexual, laboral o de otro tipo, si no existe una pol¨ªtica que ataque las bolsas de marginaci¨®n social o de incultura.
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