?Qu¨¦ ser¨¢ lo que tiene el negro!

Hace un par de a?os, Eddie Murphy, lanzado previamente al estrellato internacional en Entre pillos anda el juego y L¨ªmite: 48 horas, rompi¨® taquillas con Superdetective en Hollywood (o Beverly Hifis Cop), un producto a la medida de su histrionismo sin fin. No es de extra?ar, pues, en una ¨¦poca en que los ¨¦xitos multitudinarios se exprimen hasta la ¨²ltima gota, la aparici¨®n ahora de este Superdetective en Hollywood II, igualmente supercampeona en sus recaudaciones.La trama de la presente entrega es enrevesada, gira en torno a una misteriosa organizaci¨®n criminal llamada La Banda del Abecedario y hasta se permite homenajear al Kubrick de Atraco perfecto metiendo por medio un robo en el hip¨®dromo.

Pero todo esto, al fin y al cabo, carece de importancia, como en el buen cine negro de toda la vida, aunque por distintas razones: no es un recorrido moral interno lo que prima sobre el argumento, sino la payasada de nuestro h¨¦roe. Hay que reconocer que sus gracias son de una superficialidad abrumadora. Y no es cosa del actor, que tiene ma?as y, en el original, una voz personal¨ªsima de gran c¨®mico (se?alemos que el doblaje a que ha sido expuesto aqu¨ª anula completamente al personaje), sino del gui¨®n, carente de todo lo que deber¨ªa entenderse por comedia, llano y tosco, servido con profesionalidad por el hermano de Ridley Scott (Tony, de quien ya hab¨ªamos visto El ansia y Top gun), pero sin ¨¢ngel. Como en su anterior visita, las excentricidades de Axel hacen temer por la supervivencia, m¨¢s all¨¢ del chascarrillo palurdo, de la comedia.