La 'pesca' del 'camello'
Un v¨ªdeo y un polic¨ªa que compr¨® droga, elementos acusadores contra tres presuntos traficantes
"Dame un talego de caballo y otro de burro". La mujer se levanta el mandil, saca sendas papelinas de hero¨ªna y coca¨ªna y, tras cobrar las 2.000 pesetas, se las da al cliente, que muestra el desali?o de cualquier yonqui: pantal¨®n vaquero, camisa de manga larga para tapar unos antebrazos que se suponen cosidos a pinchazos, barba de varios d¨ªas y un tatuaje en la mano que simboliza odio a la polic¨ªa; esto es, un punto por cada ingreso en prisi¨®n. El pu?o muestra cinco. La escena transcurre una ma?ana de agosto en el n¨²mero 30 de la calle del Beniferri, en Villaverde (Madrid). A primeros de septiembre, el cliente vuelve all¨ª con compa?eros de trabajo. Son polic¨ªas.
En la operaci¨®n caen Rosenda Mu?oz (34 a?os de edad), su hermana Mar¨ªa del Pilar Mu?oz (30 a?os) y el compa?ero de ¨¦sta, Mart¨ªn Montes (31 a?os). Atr¨¢s quedan decenas de horas de vigilancia, un v¨ªdeo en el que se graba el trapicheo y al menos cinco muertos por sobredosis en Getafe por un caballo excesivamente puro (58% frente al habitual 4% a 3%). Polic¨ªas que han seguido este caso elevan a una decena los yonquis que murieron en Madrid por esta droga, dado que, seg¨²n dicen, a este lugar acud¨ªan cliente, de muchos puntos de Madrid.La historia comenz¨® el pasado 12 de junio cuando fue hallado muerto por sobredosis en la escalera del n¨²mero 30 de la calle de, Burjasot, en Villaverde, Jos¨¦ Alzaide, de 28 a?os, domiciliado en Getafe. Una mujer dio el aviso telef¨®nicamente. Rosenda, que entonces viv¨ªa en ese inmueble, ha, reconocido que fue ella quien dio el aviso tras hallarlo all¨ª. Los polic¨ªas sospechan, m¨¢s bien, que Alcaide se inyect¨® la dosis y muri¨® en el piso de Rosenda y que ¨¦sta, con sus familiares, lo tendieron en la escalera y luego dieron aviso.
Comenzaba la estela asesina de un caballo de excesiva raza, aunque entonces se sospech¨® lo contrario: que estaba adulterado con estricnina. Ya hab¨ªa una primera pista que apuntaba a ese clan: Alcaide, tres d¨ªas antes de su muerte, fue detenido en la calle donde viv¨ªa Rosenda con tres papelinas que acababa de comprar. Y d¨ªas despu¨¦s una amiga del fallecido reconoci¨® que lo acompa?¨® a comprar droga al domicilio de esa mujer.
Mientras el c¨ªrculo policial se cerraba, cuatro j¨®venes m¨¢s mor¨ªan por sobredosis en Getafe. El fallecimiento de Pedro Reguillo, de 31 a?os, dio la pista definitiva sobre el origen de la droga asesina, Pedro y su hermano Marcelo la compraron y se la inyectaron. Armbos sintieron el latigazo de su extraordinaria pureza. Marcelo sobrepas¨® la crisis tras violentas convulsiones. Pero su hermano Pedro, deshabituado tras su estancia en prisi¨®n, de donde hab¨ªa salido d¨ªas antes, no lo soport¨® y muri¨® en una plaza getafe?a presa de violentos espasmos y vomitando espumarajos.
Al d¨ªa siguiente, Marce fue detenido junto a la calle de Burjasot. Llevaba un pistola cargada. La polic¨ªa no dud¨® que Marce propon¨ªa vengarse de quien, seg¨²n dijo, vendi¨® la droga que mat¨® a su hermano: Rosenda. El c¨ªrculo se hab¨ªa cerrado.
Vigilados, vigilantes
Para entonces esta familia hab¨ªa cambiado de domicilio. Ahora viv¨ªan en el n¨²mero 30 de la calle de Beniferri, tambi¨¦n en Villaverde. Los agentes iniciaron una paciente y discreta vigilancia. Tarea nada f¨¢cil. Los vigilados tambi¨¦n estaban ojo avizor. Un joven actuaba de portero y filtraba las visitas. Y otros dos tropezaban descaradamente con alg¨²n transe¨²nte que pasaba por segunda vez consecutiva ante el portal. "Perdona, perdona", dec¨ªan, pero entretanto palmeaban amistosamente todas las partes donde un secreta suele llevar su arma. Si el cacheo resultaba negativo, los j¨®venes segu¨ªan tranquilos su guardia.Un piso cercano y veh¨ªculos aparcados en las inmediaciones constituyeron los puntos desde donde los agentes espiaron pacientemente el interminable desfile de clientes a ese portal. El clan trabajaba de sol a sol. M¨¢s de 200 clientes diarios, m¨¢s de 200 dosis.
El calor estuvo a punto de reventar la operaci¨®n. Un agente, tras cinco horas de observar oculto desde un veh¨ªculo en una ma?ana de agosto, sufri¨® un principio de deshidrataci¨®n. Hubo de permanecer all¨ª hasta que otro agente se hizo pasar por conductor del veh¨ªculo y lo retir¨® del lugar, con su recalentado compa?ero dentro. Los vigilados habr¨ªan sospechado si de un veh¨ªculo que se supon¨ªa vac¨ªo desde horas antes hubiera salido de pronto, sudoroso y mareado, un individuo. De hecho, un d¨ªa antes de la redada los guardianes de Rosenda la emprendieron a patadas con un coche sospechoso aparcado en las cercan¨ªas. Y daban en el blanco, pero no lo supieron.
Los agentes grabaron en v¨ªdeo -la pareja protagonista es Mart¨ªn y Mar¨ªa del Pilar- la operaci¨®n de venta de droga que a partir de las ocho de la tarde se realizaba en el propio portal. Era la primera vez que se empleaba en Madrid, y quiz¨¢ en Espa?a, este sistema en la lucha antidroga. En la cinta se recogi¨® incluso una discusi¨®n violenta entre vendedores y clientes. Los autores de la investigaci¨®n saben que el v¨ªdeo no tiene valor probatorio, pero "es un indicio important¨ªsmo". Ya s¨®lo faltaba comprobar la calidad de la droga.
Un agente, disfrazado y tatuado, se present¨® ante Rosenda y le pidi¨® "un talego de caballo y otro de burro". Rosenda no lo dud¨®, se levant¨® su mandil y se los dio. Las papelinas fueron analizadas y se revelaron de extraordinaria calidad. La hero¨ªna ten¨ªa un 58 %de pureza, y la coca¨ªna un 39%. Se acab¨® el fantasma de la estricnina. La culpa de las muertes era la propia pureza del caballo.
D¨ªas m¨¢s tarde, este cliente, con varios agentes m¨¢s, llegaba de nuevo al n¨²mero 30 de Beniferri. Se detuvo a Mar¨ªa del Pilar Mu?oz y a su compa?ero, Mart¨ªn Montes. Rosenda fue detenida en Murcia, adonde hab¨ªa acudido a ra¨ªz del funeral por un hermano muerto en prisi¨®n por sobredosis. Tanto Rosenda como Mar¨ªa del Pilar, seg¨²n la polic¨ªa, esnifan hero¨ªna. Los dem¨¢s hermanos tambi¨¦n est¨¢n enganchados, y el marido de Rosenda muri¨® por sobredosis.
En los dos pisos del clan de Rosenda se hall¨® un rev¨®lver Astra robado del domicilio de un polic¨ªa, 35 proyectiles de distintos calibres, una bolsita con droga, casi dos millones de pesetas en efectivo, tres libretas de ahorro con saldo de 350.000 pesetas, numerosas joyas, paquetes de moneda, varios abrigos de piel y una balanza de precisi¨®n, sustancias para el corte y 22 papelinas. En las cuatro horas, que dur¨® el registro acudieron 16 yonquis a estos domicilios a comprar.
Una familia singular
Rosenda tiene 26 antecedentes policiales y una orden de busca y captura; su hermana ha sido detenida 38 veces, y tambi¨¦n est¨¢ reclamada judicialmente, y el cu?ado, tiene 16 antecedentes. Los tres no s¨®lo niegan que vendan droga; rechazan siquiera que vivieran all¨ª. Un v¨ªdeo y los testimonios de varios agentes, incluido el del falso cliente, intentar¨¢n convencer al juez de lo contrario.De haber actuado de un modo m¨¢s intempestivo, m¨¢s cl¨¢sico, un suponer, patada en la puerta a bote: pronto y pistola en mano, los polic¨ªas, seg¨²n reconocen, se habr¨ªan arriesgado a no encontrar nada o unas pocas papelinas. A los pocos d¨ªas los traficantes estar¨ªan en la calle. Les ha faltado lograr que los yonquis declaren que compraban la droga a Rosenda, pero esto es casi imposible. "Ser¨ªa matar la gallina de los huevos de oro. Ning¨²n yonqui delatar¨¢ d¨®nde se vende una droga tan buena", explica un agente. La otra lamentaci¨®n policial es que no se ha podido llegar al eslab¨®n superior de la cadena de venta, por m¨¢s que ¨¦ste ya era muy alto. Desde la detenci¨®n de esta familia, la polic¨ªa s¨®lo tiene constancia de una muerte por sobredosis en el sur de de Madrid, aunque en la capital en este mes ya rondan la decena los muertos por este motivo.
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