J?rgensen se despide entre aplausos y l¨¢grimas de los socialdem¨®cratas daneses
Anker J?rgensen, el legendario l¨ªder del partido socialdem¨®crata dan¨¦s, interrumpido a veces por los aplausos, otras para secarse unas l¨¢grimas, se ha despedido de su cargo ante 800 delegados reunidos en un congreso extraordinario, inusualmente emotivo, en el que al mismo tiempo fue elegido Svend Auken para sucederle. El relevo de J?rgensen, aunque anunciado e impuesto como consecuencia de una sucesi¨®n de elecciones poco afortunadas, la ¨²ltima de ellas hace apenas un mes, fue una sensata decisi¨®n personal y no una exigencia del partido.
Nacido en 1922, en el seno de una familia de trabajadores de Copenhage (su padre era cochero y su madre limpiadora), Anker J?rgensen qued¨® hu¨¦rfano cuando a¨²n no ten¨ªa cinco a?os, creci¨® en un hogar para ni?os desamparados, curs¨® solamente estudios primarios y, apenas alcanzada la adolescencia, se enrol¨® en el movimiento sindical, donde pronto destac¨®.En los a?os sesenta ingres¨® en el Parlamento pero fue en la d¨¦cada de los setenta cuando su nombre salt¨® al primer plano de la pol¨ªtica danesa. El refer¨¦ndum que decidi¨® por escaso margen el ingreso de Dinamarca en la Comunidad Europea determin¨® que Jens Otto Krag, l¨ªder en esa ¨¦poca, decidiera renunciar. Se?al¨® como sucesor al hasta entonces poco conocido Anker J?rgensen. Durante ocho a?os consecutivos, desempe?¨® el cargo de primer ministro. Las discrepancias internas del partido condujeron a escisiones que J?rgensen no pudo evitar.
En 1982, cuando vio cerrados los caminos para lograr una mayor¨ªa que le permitiera aprobar un presupuesto de austeridad para un pa¨ªs en crisis, renunci¨® a su cargo, que fue ocupado por el conservador Poul Schl¨¹ter, quien se ha mantenido hasta ahora, aunque en condici¨®n de Gobierno en minor¨ªa y con pocas posibilidades de terminar el per¨ªodo que acaba de iniciar. Tres objetivos fundamentales tuvo la carrera pol¨ªtica de J?rgensen: la lucha por la paz, por el desarrollo econ¨®mico y la justicia social, y la defensa de los valores humanos. En su discurso de despedida, reiter¨® la validez de esos postulados.
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