Comer con la 'madre Alegr¨ªa'
M¨¢s de 500 personas acuden diariamente a un centro ben¨¦fico de Legan¨¦s para recibir alimentos
Unas 30 mujeres, amas de casa, se turnan voluntariamente desde hace 10 a?os para alimentar medio millar de bocas. Es el comedor ben¨¦fico Madres de la Alegr¨ªa, en Legan¨¦s, punto de encuentro de quienes no tienen con qu¨¦ combatir diariamente el hambre. Familias con escasos recursos del sur de Madrid son las beneficiarias de esta labor altruista que no cuenta con ayudas oficiales. Legan¨¦s y la vecina Fuenlabrada, que suman m¨¢s de 300.000 habitantes, superan la media de paro en la regi¨®n, con un nivel por encima del 18% de la poblaci¨®n activa.
Las mujeres de la Asociaci¨®n Madres de la Alegr¨ªa se alternan para acudir voluntariamente un d¨ªa a la semana. Cada d¨ªa se acercan al comedor ben¨¦fico, situado en pleno casco viejo de Legan¨¦s, unas 500 personas sin recursos econ¨®micos. La mitad son de Fuenlabrada; el resto llega desde Legan¨¦s, Getafe, Alcorc¨®n y Carabanchel.Hay familias enteras que tienen a recoger la comida y llev¨¢rsela a casa. Pasan tambi¨¦n los transe¨²ntes, personas sin techo y en su mayor¨ªa dedicados a la venta ambulante, que se despachan all¨ª mismo.
El 90% son emigrantes, de Andaluc¨ªa y Extremadura preferentemente. Tambi¨¦n acuden familias extranjeras, sobre todo guineanas y ¨¢rabes. ?ste ¨²ltimo es el caso de Hosain, un marroqu¨ª de 55 a?os, que se las ve y se la desea para mantener a sus nueve hijos.
'El comedor de Paquita'
El local de las Madres de la Alegr¨ªa es conocido popularmente como el comedor de Paquita en honor a la fundadora de la asociaci¨®n, Francisca Gallego. Paquita, como cari?osamente le llamaban todos, falleci¨® en octubre de 1986 de un c¨¢ncer cuando contaba 62 a?os de edad, informa Ana Rold¨¢n.Cuando el m¨¢s peque?o de sus hijos ten¨ªa cuatro a?os, Paquita comenz¨® a recoger en su casa a ni?os gitanos. Su piso se qued¨® peque?o y, con la ayuda de varias amigas alquil¨® una vivienda (la misma en la que hoy est¨¢ instalada el comedor), donde cre¨® una guarder¨ªa para hijos de mujeres trabajadoras.
Hace siete a?os, la madre Teresa de Calcuta, premio Nobel de la Paz, visit¨® el comedor. El pasado a?o intent¨® volver a ver a Paquita, pero ¨¦sta se encontraba ya al borde de la muerte. Antes de fallecer, la madre de la alegr¨ªa dej¨® bien claro lo que iban a encontrar quienes se acercasen al comedor: "Cari?o, comprensi¨®n, un rato de charla y un plato de humeante comida".
El comedor de Paquita es un hervidero de dramas personales. Es el caso de Juan Francisco, que sacrifica el trabajo para cuidar de su mujer, aquejada de un tumor cerebral, y a sus dos hijas. Tambi¨¦n se dan historias curiosas, como la de una empleada de hogar, de edad avanzada y enferma, que destina el dinero que la manda su familia a pagar la Seguridad Social hasta que se jubile.
Las Madres de la Alegr¨ªa procuran tambi¨¦n encontrar una salida a todo el que acude a ellas. Una bolsa de trabajo para empleadas de hogar y unos talleres de costura y cocina son otras de sus actividades. La asociaci¨®n presta ayudas econ¨®micas a las familias necesitadas e incluso se ha lanzado a la experiencia de un piso-hogar.
Las Madres de la Alegr¨ªa mueven al a?o ocho millones de pesetas que consiguen tras muchos sudores: desde la operaci¨®n Kilo, que consiste en una ronda por colegios y parroquias para que cada alumno o feligr¨¦s aporte un kilo de comida, hasta los donativos voluntarios y los festivales ben¨¦ficos. Las comercios vecinos tambi¨¦n contribuyen con precios especiales.
Este a?o, por primera vez, esperan una ayuda de la Comunidad de Madrid de unos cinco millones. Lo justo para comprar un veh¨ªculo y arreglar el comedor.
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