El juicio de Sofico se inicia hoy, 13 a?os despu¨¦s de que se descubriera el esc¨¢ndalo
El juicio por el esc¨¢ndalo inmobiliario de Sofico, descubierto en 1974, se inicia esta ma?ana, despu¨¦s de 13 a?os y tres suspensiones. Los dos ¨²nicos procesados que se sentar¨¢n en el banquillo ser¨¢n Eugenio Peydr¨® Salmer¨®n y su hijo Eugenio Peydr¨® Brillas, para los que el fiscal pide penas de 12 a?os de prisi¨®n como autores de delito continuado de falsedad como medio para cometer estafa. El tribunal estar¨¢ formado por Roberto Hern¨¢ndez como presidente y los magistrados Jer¨®nimo Barnuevo y Alfredo V¨¢zquez Rivera. Otros dos magistrados que integraban el tribunal, Juan Manuel Orbe e Infante Merlo, se encuentran gravemente enfermos.
Las tres suspensiones anteriores que ha sufrido la vista han sido motivadas por el estado de salud de Eugenio Peydr¨® Salmer¨®n, octogenario que est¨¢ aquejado de una grav¨ªsima enfermedad. En la actualidad el estado de salud de este procesado no ha mejorado, pero el tribunal tiene la voluntad de celebrar el juicio, aunque sea s¨®lo para su hijo, por entender que el proceso ya se ha demorado demasiado.El juicio tiene una duraci¨®n prevista de una semana, ya que han sido citados 175 testigos. Sin embargo, debido al tiempo transcurrido desde la iniciaci¨®n del proceso, 13 a?os, varias de estas personas han fallecido, por lo que el tribunal espera que se simplifique este per¨ªodo de la vista.
Seg¨²n el escrito de conclusiones provisionales del fiscal, emitido en junio de 1984, Eugenio Peydr¨® Salmer¨®n, en colaboraci¨®n con otras personas ya fallecidas que le ayudaron a constituir los consejos de administraci¨®n, fundaron en 1962 y los a?os siguientes nueve empresas que formaron el denominado grupo Sofico.
Los ¨²nicos accionistas de estas sociedades eran Peydr¨® Salmer¨®n y su esposa, Mar¨ªa Teresa Brillas, excepto en Sofico Renta, donde tambi¨¦n era socio su hijo Eugenio Peydr¨® Brillas. Peydr¨® dirig¨ªa de modo personal las sociedades en su condici¨®n de director general y presidente de los consejos de administraci¨®n. Su hijo actuaba como consejero delegado e interven¨ªa en la direcci¨®n de acuerdo con su padre.
Las sociedades ten¨ªan como finalidad la compra, construcci¨®n y arrendamiento de viviendas, edificios, apartamentos y locales comerciales, as¨ª como la compra, parcelaci¨®n y urbanizaci¨®n de terrenos, especialmente en la Costa del Sol.
Al principio, la venta de los apartamentos se realizaba despu¨¦s de que estuvieran construidos totalmente, pero posteriormente la venta se hac¨ªa sobre planos y se cobraban cantidades a cuenta, y en ocasiones hasta la totalidad del precio, para que los futuros propietarios financiaran la construcci¨®n.
Como los fondos propios resultaban insuficientes para las necesidades de expansi¨®n de las empresas, los procesados captaron recursos econ¨®micos suscribiendo contratos de compraventa sobre supuestos apartamentos, terminados o en construcci¨®n, cuando la verdad es que en muchos casos no hab¨ªan comenzado las obras o no se hab¨ªa adquirido ni el solar, por lo que en la mayor¨ªa de los casos los apartamentos resultaron ser ficticios.
Para encubrir estas anomal¨ªas, Sofico, siempre seg¨²n el fiscal, busc¨® nuevos clientes, forz¨® las ventas e increment¨® los servicios sin hacer c¨¢lculo alguno de rentabilidad, al mismo tiempo que mont¨® una gran campa?a publicitaria en la que ofrec¨ªa ¨®ptimos beneficios, carentes de racionalidad econ¨®mica en una especie de sistema piramidal que funciona mientras se va ampliando la base, pero que cuando ¨¦sta falla todo se viene abajo.
Cuando se descubri¨® el esc¨¢ndalo, se pudo observar que m¨¢s de 3.000 peque?os ahorradores hab¨ªan resultado perjudicados por un importe superior a los 3.000 millones de pesetas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.