Ley del NIF
Los pocos que en este pa¨ªs han aprendido algo de Carlos Marx saben que los an¨¢lisis que de la justicia hizo no han perdido vigencia. Las leyes -ven¨ªa a decir el odiado jud¨ªo, con los ciertos argumentos de los hechos hist¨®ricos son dictadas por los Estados una vez que las realidades nuevas, que se juzgar¨¢n por ellas, han fraguado s¨®lidamente en la sociedad.A nadie se le oculta, a no ser que nos enga?emos como los tontos s¨²bditos del rey que pase¨® su desnudez en p¨²blico, que desde el a?o 1976 no ha dejado de crecer en Espa?a la econom¨ªa subsumida. De los tres millones de parados, dos y medio chapotean en las cenagosas aguas del subsuelo, mientras s¨®lo medio mill¨®n cobra el seguro de desempleo. El Gobierno, los partidos, los sindicatos, las iglesias, los empresarios, los periodistas, los intelectuales..., nos siguen recordando en los medios de comunicaci¨®n que son m¨¢s de dos los millones de parados sin subsidio. Si fuera cierto lo que nos dicen, ya har¨ªa tiempo que estar¨ªan de verdad parados los presuntos, parados en el cementerio. Lo que ocurre es que hay un mont¨®n de millones de personas trabajando en la reaganiana econom¨ªa sumergida.
?Se entiende mejor ahora la ley del n¨²mero de identificaci¨®n fiscal? Con ella se penaliza a todos aquellos que no encuentran otro trabajo para sobrevivir que el que malamente tienen en los oscuros m¨¢rgenes. De aqu¨ª en adelante, un n¨²mero millonario de espa?oles, por la ¨²nica raz¨®n de carecer de n¨²mero de identificaci¨®n fiscal (NIF), se ver¨¢n perseguidos por la justicia.
Claro que, maldita sea nuestra mala suerte, con ello se dar¨¢ paso a la creaci¨®n de unos miles de nuevos puestos de trabajo en la polic¨ªa fiscal, y en la Polic¨ªa Nacional, y en la Polic¨ªa Judicial, y en la poIic¨ªa funcionarial, de m¨¢s prisiones y m¨¢s calabozos.
Si la sociedad civil acepta la ley del NIF, todos seremos responsables de que el Gobierno d¨¦ un paso de gigante en la constituci¨®n de un Estado m¨¢s represivo y m¨¢s policial, por m¨¢s injusto. No dudo de que una parte importante de la ciudadan¨ªa espa?ola no est¨¢ de acuerdo con esta ley, como no lo estuvo con la de integraci¨®n en la OTAN. S¨®lo si se vertebra esta decisiva parte de la opini¨®n p¨²blica que se opone a hacer de Espa?a un gendarme del gran capitalismo, la ley, aunque se apruebe, no se cumplir¨¢. A los que todav¨ªa son. de verdad. socialistas, comunistas, antiautoritarios, liberales, cristianos, ecologistas o libertarios se les ofrece una nueva oportunidad para unir sus fuerzas en una pac¨ªfica campa?a de oposici¨®n a una ley que convertir¨¢ en sospechosos a millones de compatriotas.
Jud¨ªos, masones, comunistas, sumergidos...-
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