El ministro de Justicia dice que Colombia sufre la acci¨®n de grupos de "justicia privada"
Las autoridades colombianas se muestran incapaces de encontrar a los asesinos del presidente de la comunista Uni¨®n Patri¨®tica, Jaime Pardo Leal, y cada d¨ªa desde la fecha del crimen, el pasado domingo, el ministro de Justicia, Enrique Low, aparece unos minutos ante las pantallas de televisi¨®n para reclamar la colaboraci¨®n ciudadana en la b¨²squeda de los sicarios que con su acci¨®n han puesto en jaque al pa¨ªs. En su ¨²ltima aparici¨®n televisiva, el ministro reconoci¨® que Colombia sufre "la existencia de grupos de justicia privada" y "la aplicaci¨®n de la ley del tali¨®n".
Low advirti¨® que "la responsabilidad de salvar al pa¨ªs en estos momentos dif¨ªciles es de todos", y ofreci¨® tres n¨²meros de tel¨¦fono con los que la poblaci¨®n puede ponerse en contacto para suministrar informaci¨®n sobre el caso de Jaime Pardo. Para preservar el anonimato de los denunciantes, el Gobierno est¨¢ dispuesto a facilitar gratuitamente operaciones de cirug¨ªa facial a aquellas personas que aporten datos especialmente comprometidos.El prop¨®sito del Gobierno se estrella, en cualquier caso, con la absoluta indiferencia de una poblaci¨®n tan resignada a la violencia como a la lluvia diaria de este invierno bogotano y al miedo comprensible de personas conscientes de que una vida vale en Colombia poco m¨¢s de 10.000 pesetas, el salario de un asesino a sueldo que se recluta f¨¢cilmente entre el 70% de poblaci¨®n marginada que se calcula tiene el pa¨ªs.
En el caso de Pardo, obviamente, la cantidad debi¨® de ser superior. Se hacen c¨¢lculos que rondan los 30 millones de pesos (unos 20 millones de pesetas), 10 millones m¨¢s de lo que esos grupos incontrolados que proliferan en Colombia tuvieron que pagar hace cuatro a?os por la muerte del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla.
El ¨²nico paso que se ha dado hasta ahora en la investigaci¨®n policial ha sido la detenci¨®n de un profesor que alquil¨® el coche desde el que dispararon contra Jaime Pardo. Seg¨²n la informaci¨®n oficial, los asesinos le robaron el coche al detenido cuando ¨¦ste se detuvo a satisfacer una necesidad fisiol¨®gica. El profesor, de nombre Humberto Correa, hab¨ªa presentado la correspondiente denuncia por robo.
Ayer, la situaci¨®n en Bogot¨¢ hab¨ªa vuelto a la normalidad, y algunos empleados del Ayuntamiento realizaban trabajos de restauraci¨®n en los comercios y locales da?ados durante los enfrentamientos del pasado martes. Las dos ¨²ltimas noches fueron, sin embargo, de gran tensi¨®n en la localidad de Barrancabermeja, de fuerte implantaci¨®n comunista, donde c¨¦lulas guerrilleras se enfrentaron al Ej¨¦rcito en pleno centro, con un saldo de un muerto y 12 heridos.
En otros puntos del pa¨ªs se han librado en las ¨²ltimas horas combates espor¨¢dicos entre unidades guerrilleras y fuerzas militares, pero la temida respuesta de la Coordinadora Guerrillera Sim¨®n Bolivar -agrupaci¨®n de los principales grupos alzados en armas- al asesinato de Jaime Pardo est¨¢ a¨²n pendiente.
Para analizar la situaci¨®n y tratar de evitar una reacci¨®n guerrillera, el presidente Virgilio Barco ten¨ªa previsto reunirse anoche con la nueva direcci¨®n de la Uni¨®n Patri¨®tica, fuerza pol¨ªtica constituida por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que abandonaron las armas tras los acuerdos de paz firmados con el anterior presidente, Belisario Betancur, en 1985.
?sta ser¨¢, en realidad, la primera actuaci¨®n del presidente en relaci¨®n con el asesinato de Pardo Leal. Su delicado estado de salud y su tradicional recelo por las apariciones p¨²blicas han hecho irrelevante el papel desempe?ado hasta ahora por Barco en esta crisis. As¨ª se lo han dicho ¨²ltimamente desde su propio partido y, todav¨ªa m¨¢s, desde el opositor Partido Conservador. El candidato conservador a la presidencia en 1986, ?lvaro G¨®mez, ha declarado que no vale la pena ser presidente de un pa¨ªs como Colombia y ha pedido que se acabe de una vez con el bipartidismo que asfixia las aspiraciones pol¨ªticas de los colombianos.
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