El Caja de Ronda rozo el bochorno ante el Estudiantes de Vicente Gil
LUIS G?MEZEl Caja de Ronda permiti¨® lo que un equipo nunca debe consentir: la sorna del p¨²blico, que cuando se transforma en Demencia ya se sabe que es cruel. En un minuto, reci¨¦n comenzada la segunda parte, el Estudiantes hab¨ªa obtenido un 12-0, y pasado de una diferencia de 20 tantos a otra de algo m¨¢s de 30. Al equipo malague?o le robaban los balones nada m¨¢s sacar de fondo, le robaban en casa como quien dice, y las canastas entraban con una frecuencia fren¨¦tica en una s¨®la direcci¨®n. Y el p¨²blico, y la Demencia, emborrachados, ped¨ªan la entrada de Alex, un jovencito del Estudiantes. Y Alex termin¨® saliendo, aunque demasiado nervioso.
Un poco antes, en plena org¨ªa, Gil hab¨ªa decidido ofrecer espect¨¢culo en su m¨¢s pura esencia, es decir, provocar jugadas m¨¢s por su belleza que por su eficacia. ?De qu¨¦ val¨ªa ser eficaz si el Caja de Ronda estaba a 35 tantos de distancia!. En una jugada de sal¨®n, con un pase largu¨ªsimo, bombeado, Rementer¨ªa atrap¨® el bal¨®n debajo del aro, se escurri¨® y se rompi¨® los ligamentos de la rodilla. En esa euforia, el Estudiantes pag¨® una factura muy cara, porque pierde a Rementer¨ªa para varios meses.
Y lo que sucedi¨®, esa amplia diferencia, tuvo clara explicaci¨®n no s¨®lo en la flojedad del rival, sino en la forma de atender el partido. Sali¨® el Caja de Ronda con zona 2-1-2, que ocasionalmente se ajustaba en un 3-2, pero sin justificaci¨®n posible: primero, porque el Estudiantes apenas ten¨ªa problemas para mover el bal¨®n y, luego, porque se hac¨ªa con los rebotes ofensivos. De esa forma, en 12 acciones de ataque, el Estudiantes s¨®lo desperdici¨® una oportunidad porque cuatro tiros fallados fueron rectificados con los correspondientes rebotes ofensivos. Eso significaba jugar casi al 100% de posibilidades. Eso significaba que se anunciaba el desastre para el Caja de Ronda.
Y el desastre lleg¨® en un s¨®lo minuto, porque los partidos se caen as¨ª, de golpe; porque equipos que van perdiendo se resquebrajan en segundos de pronto, se rompen sus l¨ªneas, se pierde la comunicaci¨®n y comienza la retirada en desbandada. ?S¨¢lvese quien pueda! era el criterio a seguir, mientras Gil enviaba balones aqu¨ª y all¨¢, de 20 en 20 metros.
Pero al equipo malague?o le salv¨® del rid¨ªculo la decisi¨®n del t¨¦cnico Garrido de emplear hombres de banquillo. Sent¨® a Gil, sent¨® a Pinone, sent¨® a Russell y sent¨® a Montes. Si llega a permitir que Gil diera todo el espect¨¢culo que estaba dispuesto a ofrecer, la diferencia habr¨ªa sido bochornosa. Eso que se perdi¨® el p¨²blico por opinar, eso que se perdi¨® la Demencia por querer ver a sus amiguetes en el parqu¨¦. Porque Alex, muy joven a¨²n, estuvo verde.
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