Alvin Ailey: "Quiero mostrar la negritud a trav¨¦s de la danza"
Alvini Ailey, de 56 a?os, core¨®grafo estadounidense, ha presentado por primera vez en Madrid varias de las piezas de repertorio que su compa?¨ªa, Alvin Ailey American Dance Theater, viene creando desde hace 30 a?os. Uno de los nombres m¨¢s significativos de la danza contempor¨¢nes, Ailey, que no baila desde 1965, pretende con su grupo recuperar las ra¨ªces y los rituales de su raza. "Quiero mostrar a trav¨¦s de la danza la negritud".
Su labor se desarrolla no s¨®lo al frente de su compa?¨ªa sino de la fundaci¨®n-escuela, en la que, bajo su direcci¨®n, se forman unos 3.000 alumnos al a?o y que es la ¨²nica cantera de bailarines para sus dos compa?¨ªas.Aunque desconoce cu¨¢les son sus or¨ªgenes raciales, que intuye provienen de Ghana, quiso, desde que pudo estar al frente de una compa?¨ªa, centrar el foco de atenci¨®n de sus coreograf¨ªas en la danza negra: "Hab¨ªa que hacerlo con un cuidado y atenci¨®n especiales, ya que en ning¨²n caso se pretendia hacer una compa?¨ªa folckl¨®rica. Lo que siempre me ha preocupado, junto con este aspecto, era el hecho de que la compa?¨ªa fuera de repertorio, que los montajes no desaparecieran al poco tiempo de ser estrenados y que en mi compa?¨ªa hubiera un espacio donde otros core¨®grafos pudieran presentar sus trabajos. Ambas cosas las llevamos a cabo".
A Alvin Ailey le gustar¨ªa que se creasen nombres cl¨¢sicos en la danza moderna al igual que existen en la danza cl¨¢sica. "Es en este siglo cuando surge la danza moderna, y ser¨ªa un desperdicio imperdonable que esto se perdiera, por lo que la ¨²nica forma de mantenerlo es tener una escuela", a?ade.
?l no tuvo escuela, pero se prepar¨® con el core¨®grafo Lester Horton, de cuya compa?¨ªa se hizo cargo cuando muri¨® en 1951 "A Horton le debo todo. Yo era un gimnasta y aparec¨ª por puro accidente en su escuela a mis 18 a?os, acompa?ando a una chica muy guapa". Despu¨¦s de estar un mes all¨ª, Horton le dijo que ya deb¨ªa comenzar a trabajar: "Me puse absolutamente nervioso. Me ense?¨® a exigirme siempre el nivel m¨¢s alto, y trato de seguir pidi¨¦ndomelo. Me dio la seguridad de sentirme alguien, algo que no pod¨ªa ocurrir a un ni?o negrito de California, del gueto de Los ?ngeles".
M¨¢ximo reconocimiento
Desde entonces, Ailey ha recibido el m¨¢ximo reconocimiento internacional, y sus trabajos no se han limitado a la creaci¨®n de coreograf¨ªas para su compa?¨ªa, sino otras colaboraciones con Bernsteir, y centros m¨ªticos como el American Ballet Theatre, el Lincol Center, la Fundaci¨®n Kennedy, el Ballet de la ¨®pera de Par¨ªs o el Royal Danish Ballet, sin olvidar que en los duros inicios tambi¨¦n trabaj¨® para salas de fiesta de Cudosa calidad, o musicales de Broadway, que proprocionaban m¨¢s dinero que prestigio. Sieripre como core¨®grafo, ya que dej¨® de bailar hace 22 a?os: "Nunca me senti bailar¨ªn, yo proven¨ªa del atletismo, y lo que m¨¢s llamaba la atenci¨®n de m¨ª era lo guapo que era. Claro que ahora no se me reconoce".Aunque, como ¨¦l comenta, procura trabajar "a trav¨¦s de la piel', le preocupa especialmente que los bailarines no s¨®lo cuenten con una rigurosa t¨¦cnica sino que tambi¨¦n experimenten con la m¨²sica: "En mis coreograf¨ªa alterno m¨²sica tradicional con cualquier otra clase de m¨²sica que podamos traducir en movimientos", apunta Ailey.
Pero a Ailey le resulta imposible explicar con palabras cualquiera de sus creaciones: "Pero tambi¨¦n es cierto que si necesito bailar para expresarme, m¨¢s necesario a¨²n me es el p¨²blico. Necesito a un espectador relajado que reciba esos gestos del bailar¨ªn que est¨¢ en escena".
Por encima de todo, Alvin Ailey quiere llenar el espacio de sentimientos, "ese feeling, dif¨ªcil de traducir al castellano, es el que quiero que transmitan mis bailarines al p¨²blico". Un castellano que Ailey chapurrea y que le ha servido para poder admirar a Garc¨ªa Lorca: "Me hizo comprender muchas cosas sobre mi familia y mis or¨ªgenes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.