El gran negocio de Galer¨ªas
LAS EXPLICACIONES aportadas por el ministro Solchaga en relaci¨®n a la venta de Galer¨ªas Preciados por parte del Grupo Cisneros a una sociedad brit¨¢nica cuya especialidad, hasta la fecha, ha consistido en el desguace de empresas, no han despejado las dudas que el asunto plantea. Esas dudas se proyectan sobre el conjunto de la arriesgada opci¨®n tomada en su d¨ªa al decidir la expropiaci¨®n de Rumasa. Los datos que han ido conoci¨¦ndose desde hace seis a?os hablan de la necesidad de intervenci¨®n del Gobierno para evitar que el embrollo montado por Ruiz-Mateos siguiera enred¨¢ndose hasta el infinito. Pero cada vez est¨¢ menos claro que la opci¨®n elegida, que no era la ¨²nica posible, fuera la mejor.Sin embargo, una vez producida la expropiaci¨®n y decidida la reprivatizaci¨®n del grupo, el criterio de celeridad en la venta a compradores privados era fundamental, si se quer¨ªa evitar una prolongaci¨®n sin l¨ªmite de la irregular situaci¨®n que hab¨ªa convertido al Estado en bodeguero, vendedor de art¨ªculos de regalo y gestor de grandes almacenes, entre otras especialidades. Es posible que se cometieran errores en las adjudicaciones, pero peor habr¨ªa sido que el Gobierno, a la espera de ofertas ideales, hubiera tenido que seguir asumiendo los efectos de gestionar empresas que, como dijo ayer Solchaga, eran "m¨¢quinas de producir p¨¦rdidas".
Dicho esto, merece la pena analizar algunas cuestiones. La comparaci¨®n entre el precio que pag¨® el Grupo Cisneros por Galer¨ªas Preciados hace tres a?os (750 millones de pesetas) y el precio de venta actual (30.000 millones de pesetas) resulta espectacular. Y eso, pese a que el Grupo Cisneros al adquirir la titularidad de la empresa arriesgara los 750 millones desembolsados y las p¨¦rdidas que, en la hip¨®tesis m¨¢s favorable, habr¨ªa de asumir hasta que el negocio comenzase a ser rentable. (Seg¨²n Solchaga, en los tres a?os transcurridos desde su adquisici¨®n, Galer¨ªas ha perdido unos 30.000 millones). Exist¨ªa, adem¨¢s, la prohibici¨®n de vender la propiedad en un plazo de al menos tres a?os, lo que reduc¨ªa los riesgos de operaciones especulativas, y tampoco esta prohibici¨®n ha sido verdaderamente respetada. (En este tiempo se ha producido una mete¨®rica revalorizaci¨®n de los inmuebles propiedad de Galer¨ªas, que es lo que ha inclinado al grupo Cisneros a deshacerse de ellos). Por lo dem¨¢s, se quiso justificar la elecci¨®n del adjudicatario aduciendo su solvencia financiera, lo que no ha impedido que los grandes almacenes hayan registrado bajo su direcci¨®n p¨¦rdidas cuantiosas y crecientes. Hechos as¨ª hacen concebir una duda razonable sobre la calidad de la gesti¨®n de los adquirentes.
La venta al grupo brit¨¢nico Mountleigh posee unas caracter¨ªsticas en cierto modo similares a las de la primera venta, pues esta sociedad no posee experiencia de gesti¨®n de grandes almacenes. El problema al que deber¨¢n hacer frente los nuevos propietarios es el de hacer funcionar una empresa que lleva registrando p¨¦rdidas desde hace muchos a?os. La forma c¨®mo piensan resolverlo es un misterio, ya que han declarado que desean mantener la actual direcci¨®n al frente de la empresa. Se trata de algo que concierne, en primer lugar, a la propia empresa, pero el hecho de que haya de por medio algunos miles de millones de dinero p¨²blico en ayudas y el hecho de que se halle en juego el empleo de m¨¢s de 9.000 trabajadores -cuya defensa fue un argumento decisivo para justificar el recurso a la expropiaci¨®n- demandan, cuando menos, una explicaci¨®n m¨¢s detallada, con toda clase de papeles y cifras sobre la mesa, como la que ha solicitado la oposici¨®n al exigir que se forme una comisi¨®n de investigaci¨®n del Congreso.
Los razonamientos de Solchaga no bastan para desvanecer la sospecha de que los nuevos propietarios, tras un tiempo prudencial, puedan intentar cerrar el ruinoso negocio, enviar a esos miles de trabajadores al fondo de protecci¨®n -cuyos subsidios pagar¨ªan los contribuyentes- y convertir los inmuebles de Galer¨ªas en fastuosos edificios de oficinas. Un negocio tan redondo que no se le hubiera ocurrido ni al mism¨ªsimo Ruiz-Mateos.
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