Miguel Angel Gonz¨¢lez
Director de la Casa de Espa?a en Utrecht, intenta difundir una nueva imagen de nuestro pa¨ªs en Holanda
Miguel ?ngel Gonz¨¢lez se hizo cargo hace poco m¨¢s de dos a?os de la Casa de Espa?a en Utrecht, una hermosa ciudad holandesa de 250.000 habitantes a menos de 40 kil¨®metros de Amsterdam. Lleg¨® a Holanda en 1979 como profesor de hijos de emigrantes, y se acostumbr¨® al pa¨ªs hasta tal punto que no parece con ganas de dejarlo. Le preocupa que el nombre de Casa de Espa?a siga teniendo resonancias de gueto de folclor para emigrantes. A Gonz¨¢lez le quema especialmente que Espa?a no aproveche su red de instituciones en Europa para mejorar su imagen exterior.
"La imagen que muchas veces ofrecen las instituciones culturales espa?olas en el extranjero es folcl¨®rica y chabacana. La Casa de Espa?a en Utrecht", dice Miguel ?ngel Gonz¨¢lez, "no trata de patrocinar la jota y la pandereta. A eso no nos dedicamos". A Gonz¨¢lez le quita el sue?o que se infrautilice la red de edificios e instituciones diversas que Espa?a posee en el exterior.Desde que se hizo cargo de la Casa de Espa?a se han celebrado 200 actividades s¨®lo en Utrecht, y 80 fuera de la ciudad. El momento que despert¨® una mayor curiosidad hacia Espa?a fue la celebraci¨®n en la Nieuwe Kerk (la iglesia de Ainsterdain donde han, sido coronadas las reinas, reconvertido por el esp¨ªritu pr¨¢ctico holand¨¦s en sala de grandes exposiciones) de siete exposiciones simult¨¢neas sobre Espa?a. En tres semanas, 40.000 personas desfilaron bajo las b¨®vedas del templo.
Amsterdam es una verdadera obsesi¨®n para el infatigable Gonz¨¢lez, que ha sabido adaptarse a la mentalidad holandesa sin perder la picard¨ªa espa?ola, que le lleva a sortear las dificultades del complicado trazado de la ciudad haciendo lo que raramente har¨ªa un holand¨¦s: entrar con su autom¨®vil por calles de direcci¨®n prohibida.
Gonz¨¢lez se lamenta de que la Casa de Espa?a tenga su sede en Utrecht, a diferencia del Instituto Italiano de Cultura o el Instituto Goethe, ubicados en la capital holandesa. "Es una cuesti¨®n de influencia", apunta Gonz¨¢lez, que pretende como nueva sede el antiguo edificio de la Compa?¨ªa de las Indias Orientales, hoy dedicado a sal¨®n de bodas civiles.
Nacido hace 33 a?os, en Ponferrada (Le¨®n), estudi¨® Historia en la universidad Aut¨®noma de Madrid. Tras pasar alg¨²n tiempo trabajando en la facultad madrile?a, aprovech¨® una oportunidad del Ministerio de Educaci¨®n para desplazarse a Holanda como profesor de hijos de emigrantes. Lleg¨® en 1979, y all¨ª sigue desde entonces. Comparte su vida con una holandesa, aunque para ser espa?ol se muestra extraordinariamente discreto al referirse a su vida privada. Habla holand¨¦s a la perfecci¨®n. ?l es una prueba palpable de la hospitalidad de los holandeses: se mueve entre ellos como un pez aclimatado, aunque se lamente por la persistencia de la lluvia que empapa las carreteras del pa¨ªs.
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