Un dilema que esteriliza
?Confrontaci¨®n o pacto con el PSOE? Al hilo del pr¨®ximo congreso del PCE, el autor reflexiona sobre este dilema que surge a veces en los debates de los comunistas. Falso dilema, a su juicio, que responde m¨¢s a una inclinaci¨®n a la satelizaci¨®n que a una actitud de clarificaci¨®n de la propia teor¨ªa pol¨ªtica.
Julio Anguita es presidente de Izquierda Unida-Convocatoria por Andaluc¨ªa
BASTERRA,
Recientes art¨ªculos publicados en este medio y que se insertan en los debates colaterales al XII Congreso del PCE se sit¨²an, a mi juicio, en esa equ¨ªvoca tierra de nadie en la que suelen naufragar las personas y colectivos cuando se alejan de la teor¨ªa a la que dicen representar."Todo lo existente merece perecer", dec¨ªa Marx, refiri¨¦ndose a la necesidad de negar la situaci¨®n en la que se vive. Negaci¨®n que conlleva imperiosamente una actitud en la que, desde el conocimiento de la realidad, la voluntad de transformaci¨®n se reafirma; ¨¦se es el sentido de la tesis XI contra Feuerbach. ?Tiene la econom¨ªa unas leyes inexorables por encima mismo de la voluntad de los hombres?, ?es el paro una situaci¨®n sin alternativas?, ?es irremediable la sociedad de los famosos tres tercios?, ?ser¨¢ siempre el hombre, tal y como lo defini¨® Hobbes, hominis lupus?, ?puede concebirse una izquierda que confunde el realismo con la claudicaci¨®n o el posibilismo tacticista?
"El comunismo es un movimiento real que supera la contradicci¨®n actual", dec¨ªa Marx, indicando bien a las claras los dos ejes de una actuaci¨®n pol¨ªtica revolucionaria: utop¨ªa y concreci¨®n aqu¨ª y ahora de esa utop¨ªa. La praxis transformadora no puede desvincularse de utop¨ªa (?qu¨¦ ser¨ªa del comunismo como nostalgia de futuro sin la presencia constante del fin?), pero tampoco del trabajo concreto pensado, debatido, programado, pormenorizado, aplicado. Afirmar utop¨ªa sin mojarse en alternativas concretas es testimonialismo, discurso izquierdista, est¨¦ril e inoperante. La pr¨¢ctica pol¨ªtica sin utop¨ªa es practiconer¨ªa, gesti¨®n de lo irremediable. Una fuerza transformadora, y por ende revolucionaria, necesita definir el mundo que construye asumiendo ya a niveles de pr¨¢ctica personal y pol¨ªtica los valores que preconiza y tambi¨¦n la alternativa concreta, comprometida con el n¨²mero y las leyes. Es a la vez alternativa a la sociedad y al Gobierno. La revoluci¨®n (perd¨®n) s¨®lo es posible si se articula una mayor¨ªa capaz de llevarla a cabo. Una mayor¨ªa que objetivamente existe, pero que necesita de la objetividad del conocimiento y de la subjetividad de los valores por la v¨ªa de la pr¨¢ctica pol¨ªtica concreta y, consecuentemente, no s¨®lo en lo econ¨®mico, social y pol¨ªtico, sino tambi¨¦n en lo cultural e ideol¨®gico. La pol¨ªtica, y el ejercicio de la misma, deben desacralizarse. El discurso pol¨ªtico debe ser el mismo antes, en y despu¨¦s de una campa?a electoral. La mejor campa?a electoral es la que se inicia al d¨ªa siguiente de las elecciones con el trabajo consciente de los que aspiran a transformar la sociedad.
?Confrontaci¨®n o pacto?
Hablar de l¨ªnea pol¨ªtica coherente y consecuente no es en absoluto excluir los matices; ¨¦stos existen. La propia realidad, adem¨¢s de contradictoria, es rica en un amplio iris de matices, pero sin olvidar que ¨¦stos no son sino aspectos de una realidad definida. Cuando el matiz constituye el n¨²cleo de una actividad pol¨ªtica, el pasillo, el cen¨¢culo, el editorial de un peri¨®dico y el pacto entre moquetas se transforman en la ¨²nica imagen que un pueblo desencantado percibe por parte de la gremialista y corporativista clase pol¨ªtica. Una estrategia no es una suma de t¨¢cticas, ni mucho menos algo que permanezca al margen de la pr¨¢ctica pol¨ªtica diaria. La t¨¢ctica es a la estrategia como los matices a la realidad. La estrategia es invariante, la t¨¢ctica es la adecuaci¨®n de la estrategia a la coyuntura. Si se olvida lo anterior la coyuntura pasa a ser ciclo hist¨®rico, la t¨¢ctica se presenta como estrategia, y el an¨¢lisis de cada d¨ªa, un dato nuevo que sumar al caos. Por otra parte, ninguna estrategia puede basarse en la debilidad de los otros, sino en la fuerza propia. Una estrategia es la programaci¨®n de una ofensiva y, por tanto, una pr¨¢ctica sobre el propio esfuerzo, y nunca una esperanza puesta en la debilidad, los giros o las contradicciones de los otros.Y llegamos a la cuesti¨®n clave: ?confrontaci¨®n o pacto con el PSOE? ?ste es el dilema que subyace en muchos de los debates a los que hoy nos entregamos los comunistas. Y por mucho que el dilema se disfrace, bien por miedo a afrontarlo o bien por tacticismo, termina apareciendo siempre como el epicentro de la discusi¨®n. Los partidarios de la confrontaci¨®n suelen incurrir en una visceralidad y en un radicalismo verbal que, desgraciadamente, no suele resistir la prueba de la pr¨¢ctica. Memoricemos la cantidad de furibundos antipsoes que acabada la campa?a electoral no han dudado en pactar o aceptar delegaciones en los ayuntamientos que dirigen los que hasta ayer calificaban de socialfascistas. Muchas veces en estas actitudes se esconde el complejo de inferioridad y el sectarismo m¨¢s primitivo. Los partidarios del pacto se basan en la siguiente l¨ªnea argumental: el PSOE es un partido de izquierda, pero que tiene una c¨²pula dirigente completamente derechizada; basta, pues, con conseguir desgajar la base incontaminada de la direcci¨®n.
Asimismo, y continuando con la argumentaci¨®n, debemos entrar en contacto con los sectores y capas de la poblaci¨®n que siguen votando al PSOE, y la mejor manera es entenderse con el PSOE. Otras veces se utiliza la argumentaci¨®n de un aumento electoral del centro-derecha y, por consiguiente, nada mejor que frenarlo con el pacto al que hemos hecho referencia.
Satelizaci¨®n
A mi juicio, esta tesis tampoco se tiene en pie. Y ello por varias razones:- Un partido pol¨ªtico es una teor¨ªa pol¨ªtica, una estrategia pol¨ªtica explicitada en sus congresos, una composici¨®n social de sus militantes, una pr¨¢ctica pol¨ªtica y un camino m¨¢s o menos irreversible. ?De verdad que el problema del PSOE y la derechizaci¨®n del mismo no son nada m¨¢s que Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra? Si fuese as¨ª no asistir¨ªamos a la marcha de algunos y las tensiones producidas por las actitudes de quienes se han dado cuenta de que ya nada pueden hacer.
- Una estrategia de transformaci¨®n pasa, necesariamente, por entrar en contacto y articular a la inmensa mayor¨ªa de los que votaron PSOE, pero ?por qu¨¦ no hacerlo nosotros directamente a trav¨¦s de nuestro trabajo diario, de nuestra claridad ideol¨®gica y de nuestra organizaci¨®n en la sociedad? ?Es que el PSOE es el mediador exclusivo entre sus desencantados votantes y los que apostamos por la transformaci¨®n?
- Hace unos meses, el actual presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Rodr¨ªguez de la Borbolla, calificaba en televisi¨®n a su partido como de centro-izquierda; recientemente, Joaqu¨ªn Leguina ha propugnado que el PSOE debe articularse sobre dos alas: la centro-derecha y la centro-izquierda. Aparte de las autocalificaciones de significados dirigentes del PSOE, queda para la reflexi¨®n el contenido de su pol¨ªtica, el proceso de transformaci¨®n que sufre su teor¨ªa pol¨ªtica y la prueba suprema de su pr¨¢ctica de gobierno. ?Con este mimbre vamos a hacer el cesto de la transformaci¨®n? ?Cu¨¢l es la postura correcta? A mi juicio, nuestra actuaci¨®n consiste en escapar de la satelizaci¨®n a la que nos sentimos inclinados tantas veces. Clarifiquemos nuestra teor¨ªa pol¨ªtica, apostemos por un mundo distinto, prepar¨¦monos para ser alternativa de gobierno, y eso se hace volc¨¢ndose en la sociedad y construyendo constantemente alternativas parciales en ayuntamientos, comunidades aut¨®nomas y Gobierno central. Una pol¨ªtica de transformaci¨®n, en esta hora de Espa?a, no tiene m¨¢s sustento que el PCE y sus aliados en Izquierda Unida. Una Izquierda Unida constituida en frente pol¨ªtico que conjugue con m¨¦todo, elaboraci¨®n y voluntad pol¨ªtica la movilizaci¨®n y preparaci¨®n para ser gobierno de una mayor¨ªa que sepa, en su momento, lo que vota y lo que quiere. Cuando esto sea as¨ª, lo que quede de socialista en el PSOE vendr¨¢ con nosotros por la fuerza de la evidencia de la raz¨®n y por la fuerza de la evidencia de la articulaci¨®n. Asomarse cada ma?ana, con avidez carro?era, sobre Redondo, Sarac¨ªbar, Benegas, etc¨¦tera, es hacer pol¨ªtica desde la informaci¨®n de la Prensa diaria. Nuestro sitio est¨¢ en otra parte. ?Es tan dif¨ªcil esto?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.