Jugar con juego
EL ESTATUTO catal¨¢n atribuy¨® a la Generalitat de Catalu?a plenas competencias para organizar loter¨ªas propias, y el Gobierno de Pujol decidi¨® utilizar esta facultad legal para obtener nuevos recursos econ¨®micos. Las voces que recordaban que, legalidad y negocio aparte, los juegos de azar son una de las f¨®rmulas impositivas m¨¢s injustas y peligrosas fueron deso¨ªdas con el argumento de que "la Administraci¨®n central tambi¨¦n lo hace". TV-3 inici¨® una intens¨ªsima campa?a de publicidad incitando a apostar, y la mayor¨ªa de los que consideran una inmoralidad estimular desde las instituciones p¨²blicas el juego se call¨®. Como el principal argumento que se daba a los catalanes era que en estos sorteos "nos toca a nosotros", quedaba ¨ªmpl¨ªcito que cualquier cr¨ªtica ser¨ªa merecedora de un etiquetaje de antinacionalista.En primer lugar entr¨® en funcionamiento una loter¨ªa instant¨¢nea, no sin algunas protestas por la dudosa ortodoxia higi¨¦nica del montaje, pues los boletos se venden en todo tipo de tiendas, pero especialmente en las del sector de la alimentaci¨®n. Hubiera podido organizarse una red a partir de desempleados, pero el Gobierno de la Generalitat prefiri¨® que la comisi¨®n econ¨®mica que corresponde a los distribuidores fuera para los tenderos, uno de los ramos ideol¨®gicamente m¨¢s afines a Converg¨¦ncia i Uni¨®. Se plante¨® un problema con los billetes, pues la Comisi¨®n Nacional del Juego, dependiente de la Administraci¨®n central, se reserv¨® la facultad de homologarlos, y el tema se encuentra pendiente de los tribunales.
La puesta en marcha de la segunda loter¨ªa, una variante de la primitiva pero que se juega desde unas m¨¢quinas tambi¨¦n ubicadas en los establecimientos comerciales, empez¨® con otra pol¨¦mica. Esas terminales est¨¢n enlazadas por radio con la instalaci¨®n central. Al llegar la fecha del primer sorteo no se hab¨ªan cumplimentado los tr¨¢mites para utilizar la frecuencia radiof¨®nica necesaria. Ante esa circunstancia, la instituci¨®n oficial dependiente de la Generalitat decidi¨® piratear una frecuencia ajena. Intervino la Administraci¨®n central, hubo un forcejeo y, dada la saturaci¨®n del dial, autoriz¨® la puesta en marcha y concedi¨® un plazo para resolver el problema por la v¨ªa m¨¢s convencional -y cara- de realizar el enlace a trav¨¦s de Telef¨®nica.
Toda la explicaci¨®n ofrecida por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, sobre este suceso fue que la pirater¨ªa de la frecuencia hab¨ªa sido un simple "error". No orden¨® la apertura de ninguna investigaci¨®n ni destituy¨® a los responsables.
La oposici¨®n critica ahora la impenetrable oscuridad existente sobre la empresa privada que gestiona esta nueva loter¨ªa, pues la Generalitat ha cedido la mayor parte de las responsabilidades a una compa?¨ªa de la que no ha dado a conocer los nombres de las personas que acabar¨¢n reparti¨¦ndose los beneficios. Y aunque en la promoci¨®n se airease tanto lo de que esta vez "nos toca a nosotros", ya ha trascendido que una sustanciosa parte de lo que produzcan estos catalan¨ªsimos sorteos ir¨¢ a bolsillos de extranjeros. Respecto a los locales que se ver¨¢n afortunados por los dividendos, la complejidad de la red del accionariado y las vinculaciones con otras compa?¨ªas en las que figuran algunas personas que ya desempe?aron papeles fiduciarios en la trama de Banca Catalana impiden que sean de conocimiento p¨²blico.
Todo esto es un montaje impresentable, como impresentable es el silencio de sectores de opini¨®n temerosos de que Pujol tambi¨¦n haga una cuesti¨®n nacional de la pasi¨®n por el juego. El resultado es que la otra Catalu?a, la del buen seny, se ve otra vez perjudicada.
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