Contrataci¨®n de marroqu¨ªes en el cintur¨®n industrial de Barcelona
Casos de discriminaci¨®n racial se han producido tambi¨¦n en el cintur¨®n industrial de Barcelona con un colectivo de inmigrantes marroqu¨ªes, a los que se somete a unas condiciones de trabajo semejantes a las de los africanos. La contrataci¨®n de marroqu¨ªes comienza a las siete de la ma?ana. Los "moros", como se les llama habitualmente, llegan de madrugada a las cercan¨ªas del mercado municipal de la localidad de Viladecans, donde viven unos 600 magreb¨ªes, en su mayor¨ªa marroquies. Ahmed, de 24 a?os, nacido en T¨¢nger, es uno de los que aguardan la llegada de un pay¨¦s que en su jeep lo conduzca hasta los puestos de trabajo. "Lechugas y espinacas es lo que m¨¢s recogemos ahora; nos pagan unas 2.000 pesetas diarias y debemos llevar el pan nosotros, porque en caso contrario no comemos", explica.Para Ahmed, "los j¨®venes no son racistas, pero la gente mayor s¨ª". Asegura que en tres bares del pueblo, al menos, no sirven a los moros. "Una vez entr¨¦ en uno de ellos, ped¨ª una limonada y no me sirvieron, se hac¨ªan los sordos", cuenta. Sin embargo, nadie ha presentado ninguna denuncia contra estos establecimientos, porque la inmensa mayor¨ªa de los magreb¨ªes que viven en Viladecans han entrado de manera ilegal en Espa?a. Por 80.000 pesetas, hay embarcaciones que pasan inmigrantes ilegales desde el norte de ?frica hasta la costa andaluza, donde son desembarcados. ?l, sin embargo, es de los pocos que puede mostrar su pasaporte.
Despu¨¦s de las diez
Viladecans se ha convertido en un punto de referencia para los marroqu¨ªes que se encuentran en la provincl a de llarcelona. Entre ellos se ayudan. Ahmed conoce perfectamente el sur de Francia. Ha trabajado all¨ª y asegura que el racismo es palpable. Mientras espera en Viladecans su contrato de ese d¨ªa, un coche patrulla del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa se detiene en las cercan¨ªas del mercado. Un agente desciende para comprar un diario y, el coche sigue su camino. No pasa nada. "Aqu¨ª no hay problemas con la polic¨ªa, no son racistas como en Francia, a menos que te pasees por la Rambla de Barcelona despu¨¦s de las diez de la noche", dice Ahmed.Pero a esas horas los marroqu¨ªes duermen. En una de las pensiones donde se alojan pagan 1.300 pesetas por semana, que se convierten en 2.000 pesetas cuando se trata de reci¨¦n llegados. Si cualquier d¨ªa no hay suerte y se quedan sin trabajo, regresan a la habitaci¨®n, que ocupan hasta cinco personas. All¨ª comen y esperan al d¨ªa siguiente.
En Viladecans hay dos pensiones que alojan a los inmigrantes de Marruecos. En u?a de ellas, situada en la calle de Balmes, hubo una denuncia al Ayuntamiento por las malas condiciones sanitarias, explica Ismael, del centro de Informaci¨®n de Trabajadores Extranjeros de CC OO. "El Ayuntamiento quer¨ªa cerrar el local, pero entonces los magreb¨ªes no tendr¨ªan donde ir", explica, y agrega que con la colocaci¨®n de una ducha se arregl¨® "un poco" la situaci¨®n.
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