Del juego de palabras a los agujeros negros
Alianza Universidad llega al n¨²mero 500
La colecci¨®n Alianza Universidad acaba de llegar al n¨²mero 500 con la publicaci¨®n de El libro de Marco Polo, anotado por Crist¨®bal Col¨®n. Alianza Universidad, a lo largo de su historia, ha reunido una serie de libros que recogen una panor¨¢mica del pensamiento y de la creaci¨®n contempor¨¢neas. La colecci¨®n engloba desde Tractatus l¨®gico-phdos¨®phicus, de Wittgenstein, uno de los primeros y m¨¢s vendidos textos de la serie, hasta las ¨²ltimas investigaciones sobre los agujeros negros.
Entre las muchas c¨¢balas que hoy se hacen sobre el futuro del litro circula la especie de que pronto ser¨¢ suplantado por otros medios y soportes, como, por ejemplo, la cinta de v¨ªdeo. Puede que as¨ª sea, aunque esto tendr¨ªa el doble inconveniente -apuntado por alg¨²n que otro ilustre usuario de la galaxia de Gutemberg- de que la cinta de v¨ªdeo no s¨®lo depende de aparatos el¨¦ctricos, sino que para buscar algo en ella hay que recorrerla de cabo a rabo, aunque sea a toda velocidad.Tal vez llegue un d¨ªa en que dispongamos de cintas que est¨¦n libres de ambas limitaciones. Mientras tanto, lo m¨¢s probable es que el libro siga cumpliendo con el formato actual sus seculares tareas comunicativas, que son, entre otras muchas -y muy particularmente cuando el p¨²blico al que se dirige es universitario-, las de servir de veh¨ªculo de creaci¨®n filos¨®fica, cient¨ªfica y literaria, de dep¨®sito de saberes eruditos y de herramienta educativa.
Aires de cambio
Gialquiera de los productos editoriales espa?oles de orientaci¨®n universitaria actualmente existentes persigue estos objetivos. Pero quiz¨¢ el que de modo m¨¢s ejemplar los cubre hoy sea la colecci¨®n Alianza Universidad, que acaba de superar la barrera de lo; 500 t¨ªtulos.El nombre de Alianza Editorial est¨¢ unido a la memoria de aquel latido cultural emanado de la sociedad civil que tuvo lugar en Espa?a cuando empezaron a respirarse aires de cambio. Los j¨®venes consum¨ªan los libros de bolsillo de Alianza con la voracidad con que debieron consumirse d¨¦cadas antes los de Revista de Occidente o Espa?a-Calpe.
La colecci¨®n Alianza Universidad, consolidada en los setenta, tiene, obviamente, otro cariz, aunque su p¨²blico sea en buena parte el mismo. La simple lectura del cat¨¢logo puede dar idea de su magnitud y variedad, pero no de su significado para el desarrollo de la cultura en la Universidad espa?ola. Tal vez sirva de ayuda para esta intenci¨®n el procedimiento de elegir como centro o eje imaginario un t¨ªtulo en torno al cual pueda desplegarse con alguna coherencia el abanico de los cinco centenares de obras de la colecci¨®n. Ese libro podr¨ªa ser el Tractatus l¨®gico-philos¨®phicus, de Wittgenstein, uno de los primeros y m¨¢s vendidos de la serie. La genialidad de su autor y su enigm¨¢tico contenido le confieren, desde luego, un car¨¢cter singular. Pero no menos singular es la peripecia de su difusi¨®n en Espa?a. Hace ya tiempo que Alianza Editorial lo ha convertido en obra de gran p¨²blico. Pero cuando la versi¨®n castellana de Tierno se public¨® aqu¨ª por primera vez fue en 1957 y con el pie de imprenta de Revista de Occidente.
A la inmensa mayor¨ªa de la comunidad filos¨®fica espa?ola se le antoj¨® aquello entonces una visita tan ins¨®lita como la de un yanqui en la corte del rey Arturo. Y no deja de ser afortunado el hecho de que la editorial que hab¨ªa sido esfera de influencia del hombre que marc¨® el rumbo del pensamiento espa?ol antes de 1936 se adelantase a acoger la obra de quien iba a cambiar para el resto del siglo el modo de hacer filosof¨ªa en el mundo.
La difusi¨®n del Tractatus en Espa?a es un s¨ªmbolo de la acci¨®n cultural de esta colecci¨®n. Frente a la opci¨®n -exclusivamente cient¨ªfica de Tierno en Tecnos, Alianza apost¨® por las dos culturas. El rescate de fondos de Revista de Occidente la surt¨ªa del venero humanista. La Filosof¨ªa de la historia, de Hegel; la Introducci¨®n a las ciencias del esp¨ªritu, de Dilthey; El burgu¨¦s, de Sombart, o la Sociolog¨ªa, de Simmel, son ejemplos ilustrativos. A ello debe a?adirse la recuperaci¨®n de la obra del gran Pareto.
En el plantel de cl¨¢sicos de la cultura cient¨ªfica sobresale abrumadoramente el monumental volumen de las Obras completas de G?del -el castellano fue el primer idioma del mundo en que ¨¦stas fueron recopiladas-, aunque no le van muy a la zaga el libro de Gruber sobre textos filos¨®ficos y cient¨ªficos del joven Darwin, la Carta de Galileo a Cristina de Lorena -calificada por Koestler de "soberbio manifiesto de la libertad de pensamiento"- o las reci¨¦n publicadas Observacioney sobre los fundamentos de la matem¨¢tica, de Wittgenstein.
Pero un universitario no vive, s¨®lo de cl¨¢sicos. Debe leer prioritariamente lo actual. Su apetito intelectual puede verse aqu¨ª solicitado, entre otras muchas opciones, por la teor¨ªa de sistemas de Von Bertalanffy, el sistema social de Parson, las reflexiones de Bell sobre la sociedad posindustrial, el materialismo cultural de Marvin Harris, la historia revisionista de los marxismos de Kolakowski, el nuevo modo foucaultiano de hacer la historia de Veyne o el liberalismo de Gary Beeker. La constelaci¨®n de obras y autores actuales de l¨®gica, filosof¨ªa, historia y sociolog¨ªa de la ciencia constituye quiz¨¢ el pilar m¨¢s s¨®lido de la colecci¨®n. Junto a los dos breves y magistrales libros de Quine y Hempel sobre filosof¨ªa de la l¨®gica), de la ciencia natural destaca la aventura de editar la obra completa de Montagae y Lakatos.
La mayor¨ªa de los nombres propios de estas ¨¢reas -Kuhn, Merton, Toulmin, Fleck, Grattan-Guinnes, Crombie- figura en cat¨¢logos. En f¨ªsica y cosmolog¨ªa ser¨ªa forzoso consignar La nueva alianza, de Prigogine, y el espl¨¦ndido libro del premio Nobel Weinberg Los tres primeros minutos del universo, una de las mejores obras de alta divulgaci¨®n publicadas en el campo de la cosmolog¨ªa. El Big Bang, los agujeros negros, supernovas, pulsares y cuasares protagonizan el reciente volumen de Narlikar sobre fen¨®menos violentos del universo.
Autobiograf¨ªa de Cajal
El grupo de autores espa?oles estar¨ªa presidido por el nombre de Cajal, cuya autobiograf¨ªa debiera ser materia de reflexi¨®n para todo espa?ol de nuestro tiempo. Y puede sintetizarse mencionando figuras relevantes de la generaci¨®n del 36, como por ejemplo Ferrater o Mar¨ªas, y de generaciones ulteriores, como el psic¨®logo Pinillos, los fil¨®logos Lapesa, Adrados y Gil, los economistas Rojo y Tamames o el fil¨®sofo Moster¨ªn.Una mayor dosis de inform¨¢tica, inteligencia artificial, psicolog¨ªa cognitiva y pensamiento continental vivo -Habermas, por ejemplo-, y una m¨¢s discreta presencia de autores nativos m¨¢s o menos sacrosantos, cuyo halo es intelectual pero cuya peana es pol¨ªtica, har¨ªan algo m¨¢s admirable esta excelente colecci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.