El guerrero reposa y se explica
Ornette Coleman Original QuartetVIII Festival de Jazz de Madrid. Teatro Alb¨¦niz. Madrid, 19 de noviembre.
En cualquier caso, fue un concierto magn¨ªfico. Ornette, por fin en Madrid, con Don Cherry, su alma, gemela, aunque s¨®lo Don cumpliera a?os -51 - hace tres d¨ªas; con Charlie Haden, el contrabijista blanco tan capaz de hacer "gran m¨²sica negra", y Billy Higgins, un baterista de luminoso swing encargado de alumbrar la luz a golpe de confusi¨®n de tiniebla.Su colega Roy Haynes supo hacerlo: ser tan fino y tan dispuesto a la destrucci¨®n.
Cabeza abajo
Eran ellos los que hace 28 a?os pusieron cabeza abajo lo que nunca estuvo cabeza arriba. Karl Marx y hasta Hegel dijeron lo mismo hace ya tiempo.
El problema es que dejaran espacio para la impertinencia. Cuando se exalta la libertad, ¨¦sta no puede ser repetida, y si se entiende -como alg¨²n cl¨¢sico- la construcci¨®n de la barricada como ejemplo ¨²nico de actividad verdaderamente libre, nunca se alzar¨¢ la misma barricada. Coleman, a estas cosas, las Rama harmolod¨ªa, algo tan simple como que cada uno haga lo que quiera. Lo que va a otro grado de simpleza es que en su concierto hicieran exactamente, tema por tema, lo que acaban de grabar en un disco: In all languages.
Empezaron con Peace warriors (La paz de los guerreros) y a partir de ah¨ª todo fue desfilando como el disco que algunos hace unos d¨ªas escuchamos con obcecaci¨®n. Y es bonito y bello, desde luego, pero es dificil no sorprenderse cuando se nos convoca a la anarqu¨ªa desde tanto orden. ?Puede existir un dibujo repetido del caos? Parece dudoso, pero ellos lo hicieron, y muy bien.
O¨ªr a Coleman y Cherry tocando juntos es identificar el mejor de los entendimientos, algo con la sustantividad de invitarnos a seguir viviendo. Pero tal vez cueste reconocer en Coleman a un anarquista tan disciplinado como don Buenaventura Durruti. ?l, el m¨¢s libre, vino a interpretarnos un disco, algo que en este mundo del jazz no suele ni debe suceder.
Anarquista did¨¢ctico
Luego siguieron y le toc¨® el turno a Lonely woman, un tema de belleza sin convulsi¨®n, fruto del gran compositor que es Ornette, digno de las mujeres solitarias y de quienes las aman. Desde ese grito de libertad siguieron con together, y para quienes han seguido al ¨²ltimo Ornette el concierto apenas empez¨®.
Tal vez no se trate de seguir lo que est¨¢ haciendo, y nada mejor para el gozo que no haberle escuchado antes. Para quienes nos sucede lo contrario, tal vez tan s¨®lo podamos entender disfrutar si pensamos que Ornette, adem¨¢s de ser un anarquista de enorme disciplina, tiene un particular empe?o en ser did¨¢ctico.
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