Gran comedia corta
No hay que confundir este reciente ?As¨ª es la vida! de Blake Edwards con el cl¨¢sico La vida es as¨ª de Victor Fleming. Est¨¢n en los ant¨ªpodas, como ponen en evidencia sus verdaderos t¨ªtulos, que son, en el primero, una traducci¨®n literal de Thats Lif¨¦!, y en el segundo, una disparatada forma de ocultarnos su procedencia de Tortilla Flat, de John Steinbeck.Ambas son comedias de muy distinto cariz. Es la comedia un estilo de composici¨®n cinematogr¨¢fica dif¨ªcil de dominar. Tuvo sus mejores frutos en los a?os veinte, treinta y cuarenta de Hollywood, y esto hizo prender en el cine norteamericano la semilla de tradiciones que se han mantenido con vida y a¨²n hoy, sin traicionar el pasado, pretenden incluso renovarse. Edwards es uno de los mantenedores de esta tradici¨®n y en su filmograf¨ªa hay buenas comedias, en las que algunas novedades no muy relevantes no impiden ver la aludida herencia. Es m¨¢s, sin tener presente su condici¨®n de derivaciones de esa tradici¨®n, ser¨ªan muchas las cosas que se nos escapar¨ªan de las comedia de Edwards, deudoras hasta la m¨¦dula de la obra de sus mayores.
?As¨ª es la vida!
Direcci¨®n: Blake Edwards. Gui¨®n: Milton WexIer y Blake Edwards. Fotografia: Anthony Richrnond. M¨²sica: Henry Mancini. Montaje: Lee Rhoads. Producci¨®n: Tony Adams. Estadounidense, 1986. Int¨¦rpretes: Jack Lernmon, Julie Andrews, Sally Kellerman, Robert Loggia, Jennifer Edwards, Rob Knepper, Matt Lattanzi, Cynthia Sikes, Danna Sparks, Ernma Walton. Estreno en Madrid: Palacio de la M¨²sica y (en versi¨®n original subtitulada) Renoir.
Hay, por ejemplo, una serie de secuencias en ?As¨ª es la vida! en las que Edwards desarrolla un gag que, con otras variantes y otros accesos a la hilaridad, ya emple¨® en su El guateque: aquellas en que Lemmon hace un n¨²mero de contorsionista, entre la dignidad f¨ªsica que sus actuaciones habitualmente observan y una de sus espor¨¢dicas incursiones en los alrededores del rid¨ªculo. En estas secuencias, Lemmon se ve forzado a leer, durante la celebraci¨®n de un oficio religioso, unos solemnes vers¨ªculos del Evangelio, mientras experimenta en la entrepierna la irrisoria picaz¨®n de un virulento ataque de ladillas.
Prueba de fuerza
Se trata de una prueba de fuerza, de la que s¨®lo puede salir airoso un gran comediante. Como en El guateque lo era para Peter Sellers tener que asistir, entre unas irrefrenables ganas de orinar, a una ceremonia mundana, intentando, en medio de un derroche de modales urbanos, aguantar la presi¨®n de su vejiga. Conviene recordar que esta famosa secuencia de El guateque, ahora retomada en ?As¨ª es la vida!, ya hab¨ªa sido explorada, con menos explicitud, pues sus tiempos eran otros, por Buster Keaton. Y el hilo se anuda."Lemmon, como Sellers entonces, hace aqu¨ª maravillas de equilibrada gracia sobre un ejercicio de contorsi¨®n de origen innombrable. La secuencia es magistral, pero casi la ¨²nica de esta altura que alcanza ?As¨ª es la vida! Hay otros instantes en el filme que se le acercan: por ejemplo, la escena de la confesi¨®n, que, sin embargo, no est¨¢ exprimida en todas sus posibilidades; la escena del ejercicio nocturno en bicicleta, que tiene dolor y humor en partes iguales; y algunas otras muestras adultas de coincidencia entre exageraci¨®n y comedimiento, en las que Edwards -sin llegar a las alturas de Billy Wilder- sabe c¨®mo abrir los accesos que hacen de la gracia y el patetismo vasos comunicantes.
El resto del filme tiene un buen tono medio; algunas otras chispas del talento de Lemmon; a eficaz uniformidad a que nos tiene acostumbrados Julie Andrews; algunos apuntes interesantes de acciones y personajes del tel¨®n de fondo, como son el cura, la vidente portadora de ladillas y su ¨²ltima v¨ªctima. Pero todo ello est¨¢ hilvanado y ordenado en un gui¨®n corto, de muy escasos vuelos, escaso de ingenio, al que s¨®lo la habilidad del director y el actor permite mantenerse en pie, a lo largo de este aceptable e insuficiente ejercicio, en la cuerda floja, del m¨¢s dif¨ªcil le los g¨¦neros.
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