Che¨ªsmo
Me contaron que Fernando Savater habl¨® cr¨ªticamente en un coloquio sobre El Che, y que el enfebrecido personal casi le capa. Luego, anteayer, le¨ª el art¨ªculo que el propio Savater public¨® sobre el tema. Era un escrito espl¨¦ndido, una reflexi¨®n sobre El Che muy rnatizada. Claro que, para el caso, hubiera dado igual que desbarrara. Porque por mucho que se exceda uno atacando a El Che, m¨¢s se exceden aquellos que consideran que hay ches de sacralidad indiscutible. Aquellos que no admiten el m¨¢s m¨ªnimo ara?azo en la purpurina de sus santos patronos y que est¨¢n siempre dispuestos a liarse a mamporros en defensa (u ofensa) de su fe. De esa fe desprovista de l¨®gica que parece nacida de un encefalograma mas plano que las estepas de Castilla.Yo sigo opinando que la izquierda existe. Vivimos tiempos de corrimientos ideol¨®gicos en los que las gentes dicen no saber en qu¨¦ mano pol¨ªtica se encuentran. Pero para m¨ª est¨¢ claro en qu¨¦ consiste ser de izquierdas: en no rendir la vigilancia cr¨ªtica y no buscar consuelo en las f¨®rmulas hechas. Por eso me aterra que haya izquierdistas tan ansiosos de crear dioses inmensos e inmutables. ?Qu¨¦ diferencia a esos feroces constructores de ches de los fans m¨¢s hist¨¦ricamente admirativos de Madonna? Probablemente, el que los seguidores de la cantante americana no aspiran a que su adorada estrella sea una explicaci¨®n total del universo. En definitiva, los mit¨®manos musicales son mucho mas sensatos que los mit¨®manos pol¨ªticos.
No estoy hablando de El Che: estoy hablando de los guardianes de lo oscuro, de esos seres que no s¨®lo han hecho dejaci¨®n de su capacidad pensante, sino que adem¨¢s est¨¢n empe?ados en impedir que pensemos los dem¨¢s. Esto, la esclavitud al dogma, es un mal general, pero quiz¨¢ en Espa?a sea a¨²n peor. Porque el franquismo se paga y el miedo a la libertad deja sus huellas. En este mundo no hay nada que no sea susceptible de cr¨ªtica. Y hasta que no aprendamos esto seguiremos expuestos al che¨ªsmo-chi¨ªsmo o a cualquier otra turbaci¨®n fan¨¢tica del alma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.