El huevo de la serpiente
La comunidad jud¨ªa de Buenos Aires, la mayor de Latinoam¨¦rica, se moviliza contra los resabios nazis
La reciente aparici¨®n de dos cad¨¢veres de empresarios jud¨ªos asesinados durante los a?os de la dictadura militar, las pintadas pronazis que pueden verse por las calles de Buenos Aires, la proliferaci¨®n de publicaciones de contenido nacionalsocialista y la evidencia de que en Argentina siguen viviendo todav¨ªa muchos criminales de guerra nazis est¨¢n revolucionando a la colonia jud¨ªa argentina, la mayor de Latinoam¨¦rica. El jueves pr¨®ximo, las organizaciones jud¨ªas, respaldadas por la mayor¨ªa de los grupos pol¨ªticos y sociales argentinos, realizar¨¢n en Buenos Aires una marcha de "repudio contra las manifestaciones antisemitas", la primera de su tipo en este pa¨ªs.
El acto, promovido por la Delegaci¨®n de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), es el primer intento conjunto de la sociedad democr¨¢tica para detener el avance de la ultraderecha -atentados contra sinagogas, pintadas, amenazas p¨²blicas-, que anida y se reproduce en las cuevas de nazis donde se refugian todav¨ªa varios acusados por cr¨ªmenes cometidos durante la II Guerra Mundial.En los ¨²ltimos 10 d¨ªas se desenterraron 10 cad¨¢veres de empresarios secuestrados en los a?os de la dictadura luego de que sus familias pagaran rescates por ellos. Dos de ellos, asesinados de un balazo en la cabeza, eran jud¨ªos. Los siete miembros de la banda detenidos hasta ahora -y un octavo que se suicid¨® en su celda, 12 horas despu¨¦s de ser apresado por ex compa?eros suyos- pertenec¨ªan a la polic¨ªa federal. Esos huesos recuperados y el uniforme que vest¨ªan los criminales indican d¨®nde ha puesto sus huevos la serpiente.
Entre los miles de testimonios recogidos por la Comisi¨®n Nacional sobre la Desaparici¨®n de Personas (CONADEP) se recuerda el de Daniel Eduardo Fern¨¢ndez, un sobreviviente del campo de concentraci¨®n conocido como club atl¨¦tico, que funcion¨® en Buenos Aires: "Durante las sesiones de tortura me preguntaban si conoc¨ªa a personas jud¨ªas. A los jud¨ªos los acusaban de subvencionar a la guerrilla y dec¨ªan que a ellos los apoyaba la organizaci¨®n Odessa. Eran especialmente feroces cuando torturaban jud¨ªos. Les aplicaban el rectoscopio, que consiste en un tubo introducido en el ano de la v¨ªctima o en la vagina de las mujeres. Dentro de ¨¦l se soltaba una peque?a rata que al intentar salir ro¨ªa los ¨®rganos internos...". Sobre unos 10.000 casos probados de personas secuestradas y desaparecidas durante la dictadura, m¨¢s de 1.350 eran jud¨ªas.
El pasado viernes 13 -en medio de los macabros desentierros- la justicia argentina cercen¨® una de las viejas cabezas de la serpiente. "Manso, abatido y con problemas circulatorios", fue detenido Josef Franz Leo Schwammberger, uno de los cinco nazis m¨¢s buscados del mundo. Desde 1966, al menos, resid¨ªa en Argentina con documentaci¨®n legal expedida por la polic¨ªa federal.
Los or¨ªgenes
En 1938 hab¨ªa 1.629 afiliados en Buenos Aires al Partido Nacional Socialista Alem¨¢n. El 27 de enero de 1944, el agregado militar de Estados Unidos en Chile advert¨ªa a la Divisi¨®n de Inteligencia Militar sobre "los fondos de altos dirigentes nazis que se est¨¢n depositando en los bancos de Buenos Aires". El 17 de octubre de 1945, un a?o y medio m¨¢s tarde, estalla en Argentina la movilizaci¨®n obrera que da origen al peronismo. Desde entonces la pol¨¦mica sobre la influencia nazi y fascista en la ideolog¨ªa del peronismo ha dado la vuelta a la historia y s¨®lo en los ¨²ltimos a?os parece superada.El propio Per¨®n admiti¨® poco antes de morir que estaba dispuesto, en su momento, a beber de todas las fuentes: "Mucho antes de que terminara la guerra nosotros nos hab¨ªamos preparado para las dos guerras. Alemania estaba derrotada y los vencedores quer¨ªan aprovechar el enorme esfuerzo tecnol¨®gico que hab¨ªa hecho ese pa¨ªs durante m¨¢s de 10 a?os. Aprovechar la maquinaria no se pod¨ªa, porque estaba destruida. Lo ¨²nico que pod¨ªamos usar eran los hombres. Le hicimos saber a los alemanes que les ¨ªbamos a declarar la guerra para salvar miles de vidas. Intercambiarnos mensajes con ellos a trav¨¦s de Salazar y de Franco. Espa?a entendi¨® de inmediato nuestra intenci¨®n y nos ayud¨®. Los alemanes tambi¨¦n estuvieron de acuerdo. Cuando termin¨® la guerra esos alemanes ¨²tiles nos ayudaron a levantar nuestras f¨¢bricas y a mejorar las que ya ten¨ªamos".
Pese a eso, Jacobo Tsur, el primer embajador de Israel en Buenos Aires, calific¨® en sus memorias en 1983, de "antojadizo" ese "prejuicio de sus opositores" sobre el supuesto antisemitismo de Per¨®n. Dice Tsur: "En la perspectiva simplista de Washington, Per¨®n s¨®lo pod¨ªa ser nazi o comunista".
De todos modos ah¨ª queda la lista: Edward Roschmann, oficial de las SS y comandante del gueto de Riga, donde le llamaban el Camicero. Martin Bormann, jefe de la canciller¨ªa y luego secretario personal de Hitler. Josef Menguele, el ¨¢ngel de la muerte. Walter Kuschmann, oficial de las SS, acusado por su responsabilidad en el asesinato de un mill¨®n y medio de jud¨ªos polacos. Klaus Barbie, jefe de las SS en Ly¨®n, donde se le juzg¨® tras su detenci¨®n en Bolivia. Gerhard Bone, ex funcionario del Programa T-4 (eliminaci¨®n de incapacitados f¨ªsicos y mentales), extraditado a Alemania en 1966. Hans Ulrich Rudel, el ex comandante de escuadrilla de aviones Stukas m¨¢s condecorado por Hitler y piloto de confianza del mariscal Hermann Goering. Hermann von Halvensleben, responsable de 5.000 muertes, fallecido en 1970 en la provincia de C¨®rdoba. Sus camaradas le despidieron, de acuerdo con las cr¨®nicas publicadas en los diarios locales, "con el brazo derecho en alto y al grito de ?sig heil!'.
Todos ellos y otros mil oficiales -entre ellos Adolf Eichmann, secuestrado en Buenos Aires por un comando israel¨ª que lo traslad¨® a Jerusal¨¦n, donde se le juzg¨® y conden¨® a muerte- de baja graduaci¨®n ingresaron en Argentina entre 1947 y 1950, durante el primer Gobierno constitucional del general Per¨®n.
En la actualidad existen seis organizaciones de ultraderecha dominadas por grupos nazis: el Partido Ario Nacionalista Integral (PANI), la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN), el Movimiento Nacional Social (MNS), el Frente Nacional Revolucionario (FNR) y Acci¨®n Nacional (AN). Y tienen siete publicaciones peri¨®dicas (Bastion, El Ataque, Historia NR, Ideario, Nuestra Lucha, Papeles y Waffen SS), con una venta promedio de 6.000 ejemplares en conjunto. La mayor¨ªa de ellas circula entre los mismos suscriptores. Cada semana llegan puntualmente en sus sobres con un huevo de serpiente dentro.
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