Giro a la izquierda
El origen estatalista de las direcciones y el relativo abandono de la movilizaci¨®n en favor del institucionalismo contribuyeron a la volatilizaci¨®n del eurocomunismo, la corriente de renovaci¨®n del marxismo m¨¢s creativa surgida en decenios. Las condiciones que determinaron su nacimiento se mantienen, y la reconstrucci¨®n de la izquierda pasa, a juicio del autor, por una actualizaci¨®n de sus mensajes.
Desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, los partidos comunistas de los pa¨ªses industrializados afrontan la necesidad de modernizarse, ante el evidente agotamiento de la onda expansiva de la Revoluci¨®n de Octubre, en la que todos ellos tienen su ra¨ªz. Ahora, despu¨¦s de haber sido incapaces de dar una sola alternativa v¨¢lida a la crisis econ¨®mica, esta cuesti¨®n ha adquirido una urgencia inexcusable. Se ha llegado a este punto no por inacci¨®n o dilaci¨®n, sino por el fracaso de las v¨ªas intentadas. Ni el guevarismo, ni el mao¨ªsmo, ni las repetidas vueltas a la ortodoxia prosovi¨¦tica han propiciado otra cosa que grup¨²sculos sin peso real alguno.S¨®lo el eurocomunismo parec¨ªa en su inicio capaz de recuperar el m¨¦todo de an¨¢lisis marxista y la voluntad revolucionaria, secuestrados por el estalinismo, y facilitar as¨ª a los comunistas una reacci¨®n vigorosa de cr¨ªtica y reorientaci¨®n para encarar a un capitalismo que alcanzaba cotas de expansi¨®n y de consumo popular no conocidas antes; a la revoluci¨®n tecnol¨®gica en ciernes; a los conflictos pol¨ªticos y b¨¦licos de los pa¨ªses del socialismo real y a la evidencia de que en ellos hab¨ªa limitaciones graves de la democracia.
Pero el eurocomunismo eludi¨® afrontar de forma directa los problemas y present¨® sus an¨¢lisis como adecuaciones a las respectivas realidades nacionales, y neg¨® as¨ª validez universal a sus conclusiones sobre la democracia, la autoorganizaci¨®n social y sobre el aparato estatal. El resultado fue un h¨ªbrido que combin¨® los an¨¢lisis revolucionarios con las concesiones a la derecha y que mantuvo, sin apenas modificaci¨®n, una pr¨¢ctica pol¨ªtica y social de corto aliento, m¨¢s centrada en el institucionalismo que en la combinaci¨®n lucha-Gobierno. Asimismo mantuvo inalterados los tradicionales m¨¦todos de direcci¨®n.
Estalinismo
Quiz¨¢ influy¨® en ello el origen estalinista de las direcciones que lo hicieron nacer. Incluso sin el poderoso rev¨¦s de la crisis econ¨®mica, ante la que tampoco fue capaz de proponer nada, el eurocomunismo no hubiera tardado en estallar. En medio del vendaval se ha volatizado.
Pero las razones que le hicieron nacer siguen ah¨ª. Si los comunistas quieren desempe?ar un papel de vanguardia, del que se reclaman, deben abordar una reflexi¨®n cr¨ªtica profunda que, tras las experiencias anteriores, s¨®lo ser¨¢ v¨¢lida si supone una vuelta a la izquierda y la recuperaci¨®n, en las condiciones del final del siglo XX, de la frescura y la radicalidad del an¨¢lisis marxista. Ver la realidad tal cual es y aceptar de nuevo que la emancipaci¨®n social s¨®lo puede venir de la acci¨®n consciente de las mujeres y de los hombres explotados, oprimidos y discriminados, sin sustituci¨®n vicaria alguna.
A la luz de lo ocurrido en estos a?os, esto comporta:
1. Vinculaci¨®n de la acci¨®n de las organizaciones de izquierda de los pa¨ªses industrializados y de los movimientos progresistas de los pa¨ªses productores de materias primas. Desde 1937 hasta hoy, el proceso de internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa se ha acentuado. El peso de las grandes transnacionales crece, al tiempo que se aceleran sus procesos de fusi¨®n e interpenetraci¨®n. La cifra de negocio de las 200 mayores de ellas se aproxima ya a casi el 30% del PIB de los pa¨ªses industrializados. El deterioro de la relaci¨®n internacional de intercambio alcanza el protagonismo que expresa la cuant¨ªa de la deuda externa.
Tanto la idea de las supuestas v¨ªas nacionales al socialismo en los pa¨ªses metropolitanos -incluso en la dimensi¨®n m¨¢s amplia, e imprescindible en nuestro caso, de la euroizquierda- como la teor¨ªa del cerco de la ciudad por el campo han visto comprometida su validez por el curso de los acontecimientos, al igual que la predicci¨®n jruzcheviana del adelantamiento econ¨®mico del capitalismo por el socialismo real. Se abre camino la evidencia de que tan s¨®lo con el esfuerzo combinado desde el interior del centro con la periferia puede articularse una alternativa real.
S¨®lo una pol¨ªtica de cooperaci¨®n entre metr¨®polis y productores de materias primas permite a la izquierda una perspectiva de transformaciones sociales capaces de garantizar, con la aplicaci¨®n sin restricciones del avance tecnol¨®gico, la recuperaci¨®n de los niveles de actividad y empleo, de la capacidad adquisitiva y la cobertura social en las matr¨®polis y la suficiencia alimentaria, la industrializaci¨®n y la urbanizaci¨®n y la elevaci¨®n progresiva del nivel de calidad de vida en los pa¨ªses productores de materias primas.
2. Asunci¨®n plena de la democracia. Lo que hoy se conoce como sistema democr¨¢tico es un conjunto de libertades y derechos que en su pr¨¢ctica totalidad han sido arrancados a la burgues¨ªa por el movimiento obrero y sus aliados en los ¨²ltimos 200 a?os. La democracia es un sistema din¨¢mico en que la incorporaci¨®n de nuevos derechos, que ahora ser¨ªan los participativos, no contradice a ninguno de los anteriores y fortalece a todos.
As¨ª concebida, la democracia no es un adjetivo del socialismo, sino un componente esencial del mismo sin el cual es imposible establecer relaciones de producci¨®n socialistas. El socialismo es, pues, la ampliaci¨®n de la democracia a la totalidad de las relaciones pol¨ªticas, econ¨®micas, sociales y familiares de los seres humanos, sin renunciar a ninguna de las formas y libertades democr¨¢ticas ya conquistadas con anterioridad.
3. Articulaci¨®n del bloque social de progreso que englobe a todos los agentes posibles del cambio social. La pluralidad pol¨ªtica, sindical y filos¨®fica de los trabajadores asalariados es evidente, y comporta la idea de la colaboraci¨®n necesaria entre comunistas, socialistas y otros. Pero adem¨¢s, en la sociedad actual, a la contradicci¨®n entre vendedores de fuerza de trabajo y propietarios de medios de producci¨®n y cambio hay que sumar todas aquellas otras que surgen de la opresi¨®n y discriminaci¨®n sexista, ¨¦tnica o nacional, o del productivismo que arrasa los recursos naturales, o del militarismo.
Una sociedad socialista que lo sea de verdad, adem¨¢s de abolir el capitalismo ha de ser feminista, ecologista, debe disolver sus bloques militares y debe comenzar a sustituir las estructuras estatales por formas de autoorganizaci¨®n social.
4. Eliminaci¨®n de los vestigios estalinistas que permanecen en el funcionamiento partidario. La experiencia indica que, para los partidos comunistas, tan vital como el mantenimiento de la unidad de acci¨®n es la recuperaci¨®n de la discusi¨®n permanente sobre las apreciaciones de la realidad y la lucha continua contra el surgimiento y consolidaci¨®n de las castas burocr¨¢ticas. La democratizaci¨®n del poder y de sus ¨®rganos de direcci¨®n y expresi¨®n, la limitaci¨®n temporal en las responsabilidades y la readquisici¨®n de una cultura iconoclasta y vitri¨®lica son inexcusables. A pesar del car¨¢cter instrumental que tiene el partido, la eliminaci¨®n real del estalinismo residual puede considerarse, sin exageraci¨®n, condicionante de todo lo anterior.
Trasladados al terreno espa?ol, estos presupuestos suponen abordar la reconstrucci¨®n de la izquierda real, con especial advertencia de que Espa?a es un Estado multinacional, as¨ª como que para ello es preciso retomar la concepci¨®n pol¨ªtica y organizativa de la actividad preferente en el seno de los movimientos sociales y sectoriales. Tambi¨¦n la participaci¨®n en la construcci¨®n de la euroizquierda, con rechazo expl¨ªcito de la inclinaci¨®n al eurocentrismo.
En esas condiciones, las relaciones con el Gobierno socialista vendr¨¢n determinadas s¨®lo por las exigencias que en cada caso imponga la obtenci¨®n de los objetivos propuestos. Y as¨ª, con el Gobierno del PSOE, al igual que con cualquier otro y con toda seguridad mejor que con cualquier otro, habr¨¢ que desarrollar la din¨¢mica de movilizaci¨®n y negociaci¨®n, disenso y acuerdo, confrontaci¨®n y pacto, que caracteriza la vida democr¨¢tica.
es miembro del Comit¨¦ Ejecutivo del Partido Comunista de Espa?a.
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