Cautiva del mal
En Pasi¨®n lejana, Patricia Adriani es una cantante que pierde la voz o su deseo de cantar, eso no queda muy claro. A partir de ah¨ª, de su desaparici¨®n o retiro, se teje una serie de hip¨®tesis, mientras ella es perseguida u observada desde tres ¨¢ngulos distintos: por un realizador de v¨ªdeo que cree encontrar en su rostro la imagen so?ada para una pel¨ªcula, por un periodista que investiga contra la voluntad de sus jefes y por una banda de hampones dirigida por una tal Marga -Rosa Novell, travestida de Gloria Grahame-, que pretende de ella el convertirla en la hero¨ªna de una snuff movie.En realidad, tras esas excusas oficiales se ocultan otras razones, nunca formuladas y sin duda oscuras, que tienen connotaciones de fetichismo sexual y que quiz¨¢ cuentan con la aquiescencia de Irene, la misteriosa cantante.
Pasi¨®n lejana
Director: Jes¨²s Garay. Int¨¦rpretes: Patricia Adriani, Juanjo Puigcorb¨¦, ?ngel Jov¨¦, Rosa Novell, Reme? Barrio y Arnau Vilardeb¨®. Gui¨®n: J. Garay. Fotografia: Carles Gusi. M¨²sica: Leo Mari?o. Montador: Ernest Blasi. Espa?ola, 1986. Estreno en cine Bogart.
Como puede verse de este resumen argumental, la claridad de la historia no es demasiado importante en Pasi¨®n lejana, un t¨ªtulo que contrapone un t¨¦rmino que expresa un deseo o impulso obsesionante a un adjetivo que lo relativiza al marcar una distancia que puede ser f¨ªsica, pero tambi¨¦n de inter¨¦s. En Pasi¨®n lejana lo que cuenta es el clima, la capacidad del cineasta para inventarse una ciudad crepuscular, en la que el alba semeja la llegada del fin del mundo. La Barcelona, de Garay es nuestra primera villa de ficci¨®n cient¨ªfica, el Blade runner o Los ?ngeles del pobre.
Rostro y cuerpo
En ese lugar transcurre Pasi¨®n lejana, que es tambi¨¦n un documental sobre su protagonista, Patricia Adriani, sobre lo que nos sugiere su rostro o su cuerpo. En manos de la c¨¢mara ella es, al mismo tiempo, la sacerdotisa de un culto s¨¢dico y la principal v¨ªctima del mismo, objeto del deseo y personaje que se desdobla y se sue?a como tal. De su naturaleza doble queda constancia a trav¨¦s de fotocopias de distintas partes de su cuerpo.La pel¨ªcula juega con la fascinaci¨®n visual y la ambig¨²edad y poca concreci¨®n del relato, de la trama. A veces los silencios u ocultaciones del cineasta son excesivos, porque no es tan complicado o extra?o lo que sucede, entre otras cosas, porque bastar¨ªa con que se incluyera un plano escamoteado -la crucifixi¨®n-penetraci¨®n- y no se nos enga?ara con un cambio de narrador y punto de vista -de ?ngel Jov¨¦ a Puigcorb¨¦- para que el filme ganase en claridad sin perder ni magia ni misterio.
Pero la apuesta es arriesgada y Garay ha buscado una cierta protecci¨®n a base de cortinas de humo que tambi¨¦n son el, filme, sin duda uno de los formalmente m¨¢s atractivos de entre la producci¨®n reciente rodada en Espa?a, ahora tan dependiente de conseguir aprobados en academicismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.