La 'cumbre' de Copenhague se plantear¨¢ la reforma m¨¢s ambiciosa de la CE
Los ministros de Asuntos Exteriores de los doce iniciaron ayer, en la capital belga, una ¨²ltima reuni¨®n de preparaci¨®n de la pr¨®xima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Copenhague, en la que deber¨ªa ser decidida una de las m¨¢s ambiciosas reformas de la Comunidad Europea (CE). La discusi¨®n entre los jefes de la diplomacia comunitaria, entre los que figuraba el espa?ol Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, se centr¨® en un documento de compromiso que les fue remitido en v¨ªsperas del fin de semana por el primer ministro dan¨¦s, Poul Schl¨¹ter.
Schl¨¹ter, cuyo pa¨ªs preside actualmente la CE, recoge a grandes rasgos el plan de reforma elaborado por el presidente de la Comisi¨®n Europea, el franc¨¦s Jacques Delors, dejando algunos puntos en blanco para facilitar la discusi¨®n y modificando otros en un sentido menos favorable a los intereses de los pa¨ªses meridionales, empezando por Espa?a.Todos los Estados miembros est¨¢n, en principio, de acuerdo con los objetivos de un proyecto que pretende contener el enorme gasto agr¨ªcola e incrementar los recursos de la Comunidad Europea para entre otras cosas, aumentar la ayuda a sus miembros menos desarrollados para que resistan el choque que supondr¨¢ la creaci¨®n en enero de 1992 del mercado ¨²nico integrado.
Pero los doce, en cambio, est¨¢n a¨²n profundamente divididos sobre la envergadura y las modalidades de aplicaci¨®n de la reforma, hasta el punto de que numerosos observadores temen que ¨¦sta s¨®lo obtenga la unanimidad necesaria para ser aprobada en la cumbre que tendr¨¢ lugar en junio bajo la presidencia de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
A lo largo de los numerosos contactos diplom¨¢ticos a todos los niveles que han precedido la cumbre de Copenhague -el presidente Felipe Gonz¨¢lez se ha entrevistado, por ejemplo, con sus hom¨®logos franc¨¦s, portugu¨¦s y dan¨¦s- ha quedado puesta de manifiesto una cierta voluntad pol¨ªtica de lograr un acuerdo, pero est¨¢ a¨²n por ver si ser¨¢ suficiente para superar unas divergencias que no son s¨®lo t¨¦cnicas.
Dos motivos externos y uno interno deber¨ªan, sin embargo, incitar a los l¨ªderes europeos a esforzarse por forjar un compromiso en Copenhague. El primero es la inminencia de la cumbre entre el presidente Ronald Reagan y el secretario general Mijail Gorbachov, que puede estimularles a cerrar filas. La segunda raz¨®n es de ¨ªndole econ¨®mica, y pasa por la necesidad de restablecer la confianza en los mercados financieros despu¨¦s del lunes negro de octubre, que puede acarrear una reducci¨®n del crecimiento econ¨®mico en Europa "Si la cumbre de Copenhague" prosegu¨ªa el premier dan¨¦s, "no resuelve los problemas que le han sido sometidos transmitir¨¢ una se?al negativa que podr¨ªa tener malas consecuencias".
El tercer y ¨²ltimo motivo es el del tiempo que apremia, porque si no se modifica el sistema de financiaci¨®n de la CE parece dif¨ªcil que sus miembros se pongan de acuerdo sobre su presupuesto para el a?o pr¨®ximo, bloqueado hasta ahora por Espa?a, el Reino Unido y Grecia. "Estamos ahora con las espaldas contra la pared", comentaba el ministro de Exteriores dan¨¦s, Uffe Ellemann-Jensen, "porque las soluciones deben ser encontradas antes de finales de a?o".
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