La mayor matanza
El 25 de septiembre de 1985, pasadas las nueve de la noche, coincidiendo con la retransmisi¨®n del partido de f¨²tbol Espa?a-Islandia, dos hombres penetran, empu?ando pistolas autom¨¢ticas, en el bar del hotel Mombar, en el casco viejo de Bayona, y abren fuego contra un grupo de exiliados vascos. Los agresores act¨²an con precisi¨®n mort¨ªfera. Las balas destrozan el cr¨¢neo de tres de las v¨ªctimas y la cuarta es alcanzada en el coraz¨®n. Adem¨¢s de estas cuatro, muertes, se produjeron heridas leves a otros refugiados.Algunos testigos del atentado, el m¨¢s sangriento de la historia de los GAL, persiguen a los dos pistoleros por las calles de Bayona. Una patrulla policial detiene unos segundos despu¨¦s del atentado a Lucien Mattei y a Pierre Frugoli, que hu¨ªan corriendo, antes de que pudieran cruzar el puente de Saint Esprit, sobre el r¨ªo Adour.
Gracias a la, confesi¨®n de Frugoli, los buceadores de la polic¨ªa francesa encuentran al d¨ªa siguiente en las aguas, justo bajo el punto de la detenci¨®n, tres pistolas autom¨¢ticas. Dos hab¨ªan sido usadas en el tiroteo del Mombar, seg¨²n se demostr¨® pericialmente. En comisar¨ªa, Frugoli lo cuenta todo, aunque luego modifica su declaraci¨®n para exculpar a Mattei y ayer le sustituye en el relato, bajo amenazas, seg¨²n sospechan los acusadores, por un misterioso se?or X, del que no aporta dato alguno.
Teor¨ªa de las casualidades
Lucien Mattei, en cambio, nunca ha admitido su participaci¨®n y ha escogido la v¨ªa de lo incre¨ªble para explicar los testimonios y circunstancias, abrumadores, contra ¨¦l. Seg¨²n su versi¨®n, llev¨® a Espa?a en su autom¨®vil a Pierre Frugofi tres d¨ªas antes del atentado, pero ¨¦l iba para comprar m¨¢quinas tragaperras y no volvi¨® a ver al otro acusado, que viajaba por motivos diferentes, desde que cruzaron la frontera.Se alojaron en el mismo hotel de San Sebasti¨¢n por casualidad y fue tambi¨¦n el azar el que situ¨® a ambos en el mismo tren, camino de Bayona, horas antes del atentado. La casualidad quiso que ambos fueran detenidos juntos, corriendo por las calles de Bayona, seg¨²n Mattei, quien atribuye a la misma casualidad el haber pasado en el preciso momento del tiroteo delante del Mombar.
S¨®lo por azar la sangre de una de las v¨ªctimas salpic¨® sus zapatos y empap¨® sus calcetines. "Si nunca entr¨® al Mombar, ?c¨®mo explica que la sangre corresponda a un refugiado que cay¨® al fondo, en el interior del establecimiento?", interroga el presidente de la Audiencia, armado de infinita paciencia.
Mattei musita algo ininteligible y encoge los hombros, sin atreverse a decir, una vez m¨¢s, que ¨¦l est¨¢ sentado en el banquillo por mera casualidad.
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