Albert V. B¨¢ez
Padre de Joan B¨¢ez, un f¨ªsico que se ha hecho ecologista a los 60 a?os
Si no fuera porque es, junto con Paul Kirkpatrick, padre del microscopio de rayos X, principal investigador de la ¨®ptica de estos rayos y pionero en los a?os cincuenta de la holograf¨ªa, todos pensar¨ªan al o¨ªrle hablar, sin ning¨²n tipo de vericuetos del amor a la naturaleza y del peligro de las armas nucleares, que Albert V. B¨¢ez ha ejercido siempre como ecologista. Si no fuera porque su hija es la famosa cantante Joan B¨¢ez, quiz¨¢ no dijera en su conversaci¨®n que a ¨¦l tambi¨¦n le gusta tocar el piano y componer.
"Nac¨ª Alberto en M¨¦xico". Pero cuando ten¨ªa dos a?os su familia se traslad¨® a Estados Unidos. "Y he vivido siempre como Albert". Su casa queda en Greenbrae, en California. Y tiene todo el buen color de piel de vivir cerca de San Francisco. Esta semana ha viajado a Madrid para intervenir en la segunda semana monogr¨¢fica organizada por la Fundaci¨®n Santillana sobre la educaci¨®n frente a las innovaciones cient¨ªficas y tecnol¨®gicas, donde ha aportado como clave de la ense?anza la ecolog¨ªa, el respeto al ser vivo.Albert V. B¨¢ez propone, y lo ha practicado, la curiosidad y la creatividad como bases para incentivar a los alumnos, el entus¨ªasmo como acicate para el aprendizaje. Y si no fuera por sus instantes de profunda reflexi¨®n, se dir¨ªa que el entusiasmo es el norte de su vida. Entusiasmo por ir a Galicia hoy a dar una con ferencia en La Coru?a. Entusiasmo a m¨¢s largo plazo por investigar sobre el cultivo de hongos comestibles sobre la pulpa de caf¨¦. "Con lo que evitar¨ªamos el vertido de este desecho agr¨ªcola a los r¨ªos".
Le llega un momento de reflexi¨®n cuando habla de su esposa: "Tras 10 a?os de vivir separados empiezo a comprender el punto de vista de ella... Pienso que es bueno sufrir si de ello aprendes". Pero se le vuelve a hacer amplia la sonrisa cuando habla de sus tres hijas. "?Sabe que Joan acaba de editar un nuevo disco, Recently? ?Sabe que acaba de escribir un libro autobiogr¨¢fico llamado ... Y una voz para cantar?".
Albert B¨¢ez trabaj¨® seis a?os en la Unesco en Par¨ªs, entre 1961 y 1967, como director de la divisi¨®n de ense?anza de las ciencias. "Hasta entonces hab¨ªa sido fisico, ¨ªnvestigador de laboratorio. Entonces me convert¨ª en educador". Ha trabajado otros seis en la Uni¨®n Internacional para la Conservac¨ª¨®n de la Naturaleza y los Recursos Naturales, de cuyo comit¨¦ de educaci¨®n es presidente honorario. Y all¨ª se convirti¨® en ecologista que critica la extravagancia consumista norteamericana. Como educador y ecologista acaba de publicar El medio ambiente en la educaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica.
Art¨ªfice ¨¦l mismo del desarrollo de la tecnolog¨ªa, su cr¨ªtica es frontal: "Si no causante directa, la tecnolog¨ªa s¨ª est¨¢ muy relacionada con los cuatro grandes problemas de la humanidad: pobreza, poluci¨®n, poblaci¨®n y proliferaci¨®n de las armas nucleares".
?El siguiente paso? "?Hay tanto por aprender! Me gusta la m¨²sica, tocar el piano. Compongo piezas para divertimiento personal". Hace conscientemente vaga la respuesta. "Vivo en una casa que yo dise?¨¦, junto al mar. Con una reserva natural llena de p¨¢jaros al otro lado".
Si no fuera porque lo dice, sus 75 a?os pasar¨ªan inadvertidos. Aunque si no fuera porque el calendario se lo marca, Albert V. B¨¢ez no tendr¨ªa esa edad.
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