Coloquios televisivos en la radio
Esta noche se emite el ¨²ltimo cap¨ªtulo del documental Espa?a en guerra, lo que unido a la desaparici¨®n de Vivir cada d¨ªa y a los pr¨®ximos cambios en el programa Debate, ha motivado que los directivos de la emisora p¨²blica Radiocadena Espa?ola cuestionen la continuaci¨®n de la serie de programas que, casi a diario, recib¨ªan a ' los telespectadores que deseaban opinar, ampliar o apostillar los temas expuestos en estos y otros espacios.La puesta en pr¨¢ctica de la antigua idea de complementar programas de televisi¨®n con programas de radio -practicada eventualmente en Radio 1 y Radio 3- ha sido desigual. El programa sobre Chile logr¨® sentar en un estudio de radio a un representante de la embajada chilena frente a los partidos de la oposici¨®n democr¨¢tica. Y el programa reciente sobre El carnicero de Lyon, Klaus Barbie, nos permiti¨® escuchar al ministro boliviano, que primero intentar¨ªa secuestrar al criminal nazi para m¨¢s tarde facilitar su extradici¨®n a Francia. Sin embargo, en otras ocasiones, el coloquio radiof¨®nico se limitaba a prolongar innecesariamente la falta de inter¨¦s del espacio televisivo o del debate pl¨²mbeo.
Programar estos espacios de radio condicion¨¢ndolos a los televisivos sin la suficiente coordinaci¨®n entre Radiocadena y RTVE es un riesgo que en este caso se ha visto compensado por la publicidad gratuita que la emisora ha obtenido de TVE, reforzando el esfuerzo del nuevo equipo directivo de Radiocadena -encabezado por Clara Isabel Francia- por mejorar la programaci¨®n de una emisora que se hallaba en estado ag¨®nico y cuyo progreso en los ¨²ltimos meses es evidente.
Una vez explotada esta ventaja publicitaria, y a la espera de conocer sus resultados objetivos en cantidad y calidad de la audiencia, la f¨®rmula s¨®lo puede ser respaldada parcialmente.
Inconvenientes
No siempre es posible realizar un buen programa de radio a partir de un programa de televisi¨®n y no es bueno que un oyente se vea obligado a ver un programa de televisi¨®n para encontrar interesante un programa de radio. A esto hay que a?adir el esfuerzo que se exige del telespectador para que tras una hora o m¨¢s de programa sobre un tema concreto prolongue otra hora o m¨¢s su inter¨¦s, en este caso como oyente.Radiocadena debe hallar un sistema lo suficientemente flexible como para no renunciar a una prolongaci¨®n amena e interesante respecto a un Documentos TV, un Informe Semanal o cualquier otro, sin hipotecar obligatoriamente su programaci¨®n. Otro asunto es que est¨¦ utilizando, con la consiguiente desventaja para otras emisoras de radio tambi¨¦n comerciales que pudieran tener el mismo deseo, su pertenencia a un ente p¨²blico cuya m¨¢quina locomotora, la televisi¨®n, es un monopolio que no dar¨ªa, a buen seguro, las mismas facilidades en otros casos.
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