Mucha m¨²sica para poca gente
Muy poca gente acudi¨® a la actuaci¨®n de George Adams y Don Pullen en el San Juan. Es cierto que no representan ninguna novedad: se han editado aqu¨ª varios ciscos de ellos y han venido varias veces. Pero esto, si acaso, deber¨ªa impulsar a la hinchada a volver a verles, porque son buen¨ªsimos.Desde que han fichado por una compa?¨ªa discogr¨¢fica importante, George Adams y Don Pullen se han vuelto m¨¢s serios. Adams ha mejorado mucho con la flauta, que toca mientras canturrea, al estilo de Roland Kirk. De todas maneras, es mejor con el saxo que con la flauta, como casi todos los saxos que tocan la flauta, aunque hay excepciones: Bud Shank, Frank Wess, Lew Tabackin.
Con el saxo tenor, George Adams tiene el sonido exagerado y algo antiguo de otros gladiadores que lucharon junto a Charles Mingus, como Clifford Jordan o Bobby Jones. Caracter¨ªstica que comparte tambi¨¦n con otros mingusianos, George Adams tiene adem¨¢s un amplio repertorio de efectos especiales: bocinazos, rugidos, exclamaciones y un gran surtido de sonidos ornitol¨®gicos, no en el sentido figurado que alude a Charlie Parker, sino en el liberal: a veces suena como una pajarer¨ªa en la que se hubieran vuelto locos todos los periquitos. Aprovecha la menor oportunidad para cantar los blues; entones se pone como loco y est¨¢ a punto de perder el resuello.
Cuarteto de George Adams y Don Fullen
Colegio mayor San Juan Evangelista. Madrid, 15 de diciembre.
El lado fren¨¦tico
Don Pullen es un pianista sensacional. L¨¢stima que solucione casi todos sus solos por el lado fren¨¦tico, porque, cuando se controla, tiene un extraordinario poder de comunicaci¨®n y es capaz de tocar con mucho recogimiento. Pero qu¨¦ se le va a hacer: lo suyo es la fuerza, y adem¨¢s lo demuestra saliendo en camiseta y haciendo toda una exhibici¨®n de b¨ªceps.A Danny Richmond le presentaron con mucha ceremonia, y la verdad es que se lo merece todo. Con recordar su importancia en la obra de Charles Mingus casi no hay que decir nada m¨¢s. El concierto le sirvi¨® para hacer una demostraci¨®n completa de su estilo, en el que se equilibran ferocidad y control. M¨¢s que llevar el ritmo, Danny Richmond lo conduce a golpes: en vez de baquetas, parece que lleve la fusta de un jinete, o el l¨¢tigo de Ben-Hur. En el tema de regalo aprovech¨® las palmas del p¨²blico para dar una lecci¨®n de maestro.
Cameron Brown sorprendi¨® con un cambio de imagen radical. Menos mal que nos dijeron que era Cameron Brown, porque si no algunos no nos lo hubi¨¦ramos cre¨ªdo. Como estas cosas van siempre juntas, en lo musical tambi¨¦n ha cambiado: antes recordaba a Mingus y ahora recuerda a Mingus y a Gary Peacock, que no es mala mezcla. Junto a sus conocidas virtudes de solidez y resistencia, sumamente necesarias para tocar junto a Pullen y Richmond sin perecer en el empe?o, Cameron Brown ha desarrollado ¨²ltimamente un fraseo claro y relajado que resulta muy adecuado para los tiempos lentos.
El cuarteto de George Adams y Don Pullen interpret¨® en el San Juan el repertorio de su ¨²ltimo disco para Blue Note, Breakthrough. Hicieron mucha publicidad de esa grabaci¨®n, aunque ellos mismos -tal vez desanimados ante la poca asistencia- dudaban de que se hubiera publicado aqu¨ª. Y no se ha publicado, aunque tampoco es de los m¨¢s dif¨ªciles de encontrar.
Lo mejor de todo lo que tocaron George Adams y Don Pullen fue una composici¨®n en homenaje a Thelonious Monk que ya figuraba en un disco anterior, ¨¦ste s¨ª editado en Espa?a. En la interpretaci¨®n de ese tema, que ocup¨® casi tanto tiempo como el resto del concierto, George Adams record¨® el repertorio monkiano con afortunada irreverencia, despu¨¦s de que Don Pullen estuviera a punto de desencuadernar el piano, y antes de que Cameron Brown hiciera un solo muy gracioso, acelerando y rallentando a petici¨®n de los otros m¨²sicos.
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