Ceaucescu afirma que Ruman¨ªa atraviesa "complejas circunstancias internas"
El m¨¢ximo dirigente rumano, Nicolae Ceaucescu, habl¨® ayer de las "complejas circunstancias internas e internacionales" en las que se encuentra Ruman¨ªa al clausurar en Bucarest la conferencia del partido comunista. Ceaucescu, en un gesto que fue genuinamente aplaudido -frente a los impresionantes aplausos y v¨ªtores de aut¨®matas que puntuaron su intervenci¨®n-, anunci¨® que el a?o pr¨®ximo se sacrificar¨¢n 300.000 reses m¨¢s de bovino para el consumo de la poblaci¨®n. Todo ello ocurr¨ªa despu¨¦s de conocerse que en la noche del lunes se hab¨ªa declarado un incendio en los locales del ¨®rgano oficial del partido, Scinteia.
La edici¨®n que llevaba el discurso inaugural de la conferencia sali¨® del martes, y de nuevo ayer, con retraso, as¨ª como otros diarios que se tiran en el mismo lugar. Seg¨²n algunas fuentes rumanas, el incendio se declar¨® por medio de unas balas de papel, que destruyeron parte de la edici¨®n. Las versiones oficiales negaron este hecho y se?alaron que el retraso en la edici¨®n se hab¨ªa debido al esmero y cuidado con que hubo de ser preparada.Este enviado especial no ha podido confirmar otras noticias que circulan en Bucarest, seg¨²n las cuales entre cinco y siete oficiales del Ej¨¦rcito fueron recientemente detenidos en Arad, junto a la frontera h¨²ngara, supuestamente por sospechas de atentar contra la seguridad del Estado. Seg¨²n otras noticias, tampoco -onfirmadas, algunos morteros y una docena de cargas fueron recientemente robadas de una f¨¢brica en la provincia de Sigiu. filial de la f¨¢brica de camiones Steagul Rusu de Brasov, cuna de los incidentes del 15 de noviembre, aparecieron hace unos d¨ªas pintadas en los muros de la sede del partido contra Ceaucescu.
El presidente de Ruman¨ªa parece, sin embargo, estar tomando medidas para aplacar a la poblaci¨®n. Si ayer habl¨® de "circunstancias complejas" y de la necesidad de reducir el consumo de materiales y de productos energ¨¦ticos, tambi¨¦n insisti¨® en que hay que asegurar el abastecimiento de todos.
As¨ª, anunci¨® que en 1988 se sacrificar¨¢n, para el consumo interno, un mill¨®n de bovinos, es decir, 300.000 m¨¢s que el a?o pasado. Asegur¨® que cada habitante podr¨¢ contar con 15 kilos anuales de carne de ave y con la matanza de 7,5 millones de cerdos, a lo que hay que sumar, seg¨²n Ceaucescu, otros cinco millones de estos animales y ocho millones m¨¢s de cabezas de ovino, sacrificados anualmente por los propios agricultores. Tambi¨¦n se?al¨® que el a?o que viene hay que aplicar justamente el reparto de estos alimentos, para distribuirlos seg¨²n la poblaci¨®n de cada departamento.
"El aumento es muy poco", comentaron algunos de los extranjeros presentes. Ruman¨ªa tiene 23 millones de habitantes, pero los aplausos, en este caso a Ceaucescu, muestran sin duda que hay efectivamente penuria alimenticia en Ruman¨ªa.
Un a?o clave
Ceaucescu se mostr¨® convencido de que en Ruman¨ªa los principios socialistas triunfar¨¢n plenamente hacia el a?o 2000, y su intervenci¨®n concluy¨® con los presentes dese¨¢ndole muchos a?os m¨¢s de vida. Pero Ceaucescu tambi¨¦n avis¨® de que 1988 es un a?o clave para el cumplimiento del actual plan quinquenal (1986-1990). "Hay que cumplir el plan para 1988 desde el primer d¨ªa para salvar el plan quinquenal".
Como un aviso, tambi¨¦n afirm¨® que, aunque Ruman¨ªa ha reducido sus gastos de defensa, "nuestro Ej¨¦rcito est¨¢ preparado y dotado para que pueda cumplir su papel de defensa de la patria y del socialismo".
Como el lunes, la intervenci¨®n de Ceaucescu fue r¨ªtmicamente interrumpida con aplausos, v¨ªtores y lemas coreados. Durante estas interrupciones, el presidente y secretario general, de 69 a?os, parec¨ªa recuperar el aliento perdido mientras se secaba el sudor con un pa?uelo; las c¨¢maras de la televisi¨®n rumana no le enfocaban en ese momento.
Antes de tomar la palabra Ceaucescu, uno de los presentes le agradeci¨® la anunciada paga extraordinaria en diciembre y la subida de un 10% en los salarios para 1988-1989. Tambi¨¦n se lo agradeci¨® a la primera viceprimera ministra y esposa del presidente, Elena. Los aplausos fueron menos comedidos. Al acabar la conferencia sali¨® primero Nicolae Ceaucescu; segundos despu¨¦s, su esposa, y luego, los dem¨¢s.
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