Una situaci¨®n que tiene que terminar
En Espa?a ha habido siempre econom¨ªa sumergida: no es nuevo ni el fraude a la Seguridad Social ni el fiscal. El autor afirma a este respecto que la crisis econ¨®mica ha agudizado la cuesti¨®n y se han alcanzado proporciones insospechadas, aunque la recuperaci¨®n de la salud econ¨®mica espa?ola debe ser aprovechada para acabar con el trabajo clandestino, asentado en sectores de todos conocidos.
La caracter¨ªstica esencial del clandestinaje es estar al margen de la legalidad vigente. En la econom¨ªa sumergida entran el conjunto de operaciones econ¨®micas no contabilizadas oficialmente y abarca desde las actividades marginales no regularizadas hasta las directamente delictivas como el contrabando, tr¨¢fico de drogas o trata de blancas. No entraremos a considerar estas actividades delictivas, claramente tipificadas en el C¨®digo Penal, y cuya represi¨®n o sanci¨®n son funciones de la justicia ordinaria.Tampoco entra en nuestra preocupaci¨®n el trabajo ocasional, totalmente marginal, que se realiza sin relaci¨®n con las grandes l¨ªneas de comercializaci¨®n. No deben desviarnos del objetivo principal unas pocas prendas de vestir que el ama de casa confecciona en su hogar para vender entre sus familiares y amigos. Nos interesan, en cambio, Has actividades con trabajadores no registrados, que incluyen producciones clandestinas en gran escala y que son introducidas en el mercado nacional o extranjero.
Esas actividades son dirigidas, a veces, por empresas totalmente clandestinas y, en otros casos, por empresas aparentemente legales, que obtienen en forma oculta parte importante de su producci¨®n. Se trata, en definitiva, de una serie de actividades econ¨®micas irregulares con las que se hace competencia desleal a la econom¨ªa legal y que, poco a poco, la va reemplazando.
La pasividad de las autoridades ha abierto un ancho campo de ilegalidad. Las empresas, para hacer frente a la competencia de las clandestinas, han elegido el camino f¨¢cil de imitarlas e, incluso, aprovechar sus servicios. Es com¨²n el caso de empresas regularizadas que encargan parte de su producci¨®n a empresas o trabajadores clandestinos y, de esa manera, introducen en el mercado legal sus productos.
El objetivo del clandestinaje es ahorrar costes, llev¨¢ndose por delante las condiciones colectivas de trabajo, no s¨®lo en materia de salarios, sino tambi¨¦n en otros aspectos no menos importantes como la estabilidad del empleo, la jornada de trabajo, las vacaciones e, inclusive, las normas de seguridad e higiene, que son reiteradamente ignoradas, poniendo en grave riesgo la salud de los trabajadores, obligados a desempe?ar su trabajo en ambientes insalubres y manipulando productos nocivos sin las m¨ªnimas garant¨ªas de seguridad.
Por la v¨ªa de la econom¨ªa sumergida se lleva a los trabajadores a situaciones de sumisi¨®n y explotaci¨®n propias del siglo pasado y que son soportadas como precio a la desocupaci¨®n y la crisis, sin poder recurrir, por la propia condici¨®n de clandestinidad, a la protecci¨®n del sindicato o la Administraci¨®n.
Las mujeres y los j¨®venes son las v¨ªctimas ideales para ser atrapadas por la econom¨ªa sumergida, ya que el crecimiento del paro ha agudizado la situaci¨®n de discriminaci¨®n que sufren estos colectivos.
La opci¨®n sindical
Por todo ello, la opci¨®n sindical frente a este problema es clara: terminar con el trabajo clandestino, luchando por conseguir condiciones que hagan emerger a esos trabajadores y, coloc¨¢ndolos en la legalidad, los incorpore tambi¨¦n a la vida sindical. Es imprescindible lograr una mayor penetraci¨®n del sindicalismo en la peque?a y mediana empresa, lugar id¨®neo para el clandestinaje. La presencia sindical har¨¢ posible la protecci¨®n de los trabajadores afectados y la obtenci¨®n de medidas que permitan la legalizaci¨®n de las empresas sin p¨¦rdida de los puestos de trabajo.
La econom¨ªa subterr¨¢nea es un s¨ªntoma de la enfermedad que aqueja al sistema de econom¨ªa libre poniendo en evidencia sus fallos estructurales y su mayor injusticia social. Los baremos en los que se mueve son la injusticia, el ego¨ªsmo individualista y la insolidaridad social.
La Federaci¨®n Textil-Piel de UGT rechaza las f¨®rmulas propiciadas por el empresariado y la derecha de flexibilizar y desregular el mercado de trabajo sumergido desprotegiendo a los trabajadores legales. Es decir, se pretende aplicar la c¨®moda receta de igualar por abajo. Muchos a?os de lucha sindical, mucha sangre derramada le ha costado a la clase obrera alcanzar los actuales niveles de protecci¨®n social para hacer dejaci¨®n de sus derechos tan duramente conseguidos.
Reconociendo que el problema es complejo, la UGT Textil-Piel ha intentado huir de las improvisaciones y los esquemas y ha venido tratando la cuesti¨®n desde hace tiempo en sus congresos y en jornadas, lo que le permite formular algunas propuestas que son el fruto del esfuerzo y la experiencia de toda la organizaci¨®n y que pueden sintetizarse en lo siguiente:
1. Puesta en funcionamiento del Consejo Econ¨®mico y Social como foro para la formulaci¨®n de pol¨ªticas de empleo, protecci¨®n social y una fiscalidad m¨¢s equitativa.
2. Participaci¨®n sindical en todos los niveles, tanto institucionales como en el seno de la empresa, particularmente en el control de las contrataciones.
3. Cumplimiento de la legislaci¨®n laboral, con rigurosa persecuci¨®n del fraude, regulando la responsabilidad empresarial por los incumplimientos.
4. Apoyo a las pyme, con especial ¨¦nfasis en la promoci¨®n de la econom¨ªa social (cooperativas y an¨®nimas laborales).
5. Control sobre el comercio exterior e interior para impedir la introducci¨®n de productos provenientes de la industria sumergida.
6. Desarrollo de la normativa sobre trabajo a domicilio asegurando retribuciones dignas, jornada de trabajo y normas de seguridad e higiene, con instrumentos adecuados de inspecci¨®n y vigilancia. Este paquete de medidas no pretende ser exhaustivo, pero permitir¨ªa abrir el camino que nos lleve a terminar con la econom¨ªa clandestina y posibilite la creaci¨®n de empleo legal.
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