La identidad del CAPC
Un original espacio para el arte contempor¨¢neo en Burdeos con vocaci¨®n de museo
El Centro de Artes Pl¨¢sticas Contempor¨¢neas de Burdeos (Francia), el CAPC, tiene un espacio impresionante. Se trata de un almac¨¦n portuario de principios del siglo XIX, de severas fachadas no exentas de grandeur, que a finales de 1978 fue reforma do por los arquitectos Jean Pische y Denis Valode. La decoraci¨®n interior estuvo a cargo de Andr¨¦e Putman, de la empresa de dise?o ?cart, de Par¨ªs: un estilo moderno, funcional y refinado a la vez, todo ello entonado en color gris y con la reedici¨®n de las espl¨¦ndidas sillas y sillones de Mallet-Stevens (1886-1945).
En la planta baja, una enorme nave de 1.300 metros cuadrados sirve para acoger intervenciones especiales de los artistas, as¨ª como para realizar conciertos y eventualmente conferencias. Esta gran nave ha sido utilizada por Anselm Kiefer, Janis Kounellis, Gilbert y George, Keith Haring o Mario Merz, entre otros. El pasado 4 de diciembre, por ejemplo, y con ocasi¨®n de la muestra de Gerard Garouste (un artista franc¨¦s cuya ¨²ltima obra se inspira en la Divina comedia, de Dante), la cantante Nella Anfuso deleit¨® a un p¨²blico entusiasta con un bell¨ªsimo recital de canciones italianas, desde una balada del siglo XIV hasta Claudio Monteverdi.Dos pisos superiores constituyen las salas de exposici¨®n propiamente dichas: su imponente estructura de piedra ha sido parcial e inteligentemente tapada para ofrecer una mejor exposici¨®n de las piezas de pintura y de escultura, mediante un pavimento gris claro y unos falsos muros cubiertos de tela color crudo. Pero ¨¦stos no son, tal vez, los servicios m¨¢s espectaculares del museo. El visitante percibe de inmediato que todo est¨¢ cuidado con la misma atenci¨®n: una librer¨ªa, un caf¨¦-restaurante, un taller did¨¢ctico para ni?os y un famoso artbus (una experiencia de arte itinerante puesta en pr¨¢ctica tambi¨¦n por otros museos franceses) son otras de las facetas del CAPC.
Este centro es, de hecho, la obra de una sola persona, Jean-Louis Froment, quien ha podido realizarlo gracias al apoyo incondicional del alcalde de Burdeos, Chaban Delmas, y, sobre todo, del de su esposa, que, seg¨²n todas las fuentes consultadas, es quien posee la mayor influencia en los asuntos culturales de la ciudad. Pero llegar hasta aqu¨ª no fue tan f¨¢cil. Antes de llegar a poseer la condici¨®n de museo, muy reciente (1984), Froment organiz¨® con anterioridad, e incluso en otros lugares, toda una serie de actividades y exposiciones. Las conferencias de Hubert Damisch o de Marcelyn Pleynet, la retrospectiva de Jim Dine, la selecci¨®n de obras de la colecci¨®n Ludwig o las muestras de Frank Stella y de Richard Tuttle nos dan la pauta de una l¨ªnea que se inscribe b¨¢sicamente en una rabiosa contemporaneidad, sin desde?ar del todo a las vanguardias cl¨¢sicas.
El CAPC est¨¢ subvencionado por la municipalidad de Burdeos aunque concierne al Estado el pago de un 40% de su mantenimiento. No posee un patronato, un fen¨®meno t¨ªpico de Francia, a diferencia de los pa¨ªses sajones, en donde esta modalidad es lo habitual. Jean-Louis Froment desear¨ªa, seg¨²n dijo en la entrevista concedida a EL PA?S, tener patrocinadores para actividades puntuales, siempre y cuando ¨¦stos no interfieran en los proyectos ni en su realizaci¨®n. El presupuesto es de dos millones de francos anuales (unos 40 millones de pesetas) para la programaci¨®n anual, y de 500.000 francos (unos 10 millones de pesetas), procedentes del Estado, para la adquisici¨®n de obras. Acaba de aceptarse, cuenta Froment, el que esta cifra sea doblada para a?os venideros, lo cual, para un presupuesto anual de compras de arte contempor¨¢neo, es ya algo muy correcto.
De hecho, lo que le depara el futuro al Capc es el paso de ser una simple (o no tan simple, claro est¨¢) Kunsthalle, es decir, un espacio para el arte contempor¨¢neo, a ser un verdadero museo.
Criterios
?Qu¨¦ criterios va a seguir para constituir su colecci¨®n? "Hoy d¨ªa", afirma Froment, "los museos de arte contempor¨¢neos tienen casi todos lo mismo: su Yves Klein, su Arman, su Barcel¨®... Son esencialmente museos inventarios, que recogen lo que se est¨¢ haciendo en la escena del arte contempor¨¢neo, pero que no proponen nada diferente, original. Y lo importante, especialmente para un lugar como Burdeos, que est¨¢ en la periferia, es encontrar una identidad que haga que la gente se desplace a ver esta colecci¨®n".
Jean-Louis Froment no quiere desvelarnos el secreto de la suya, que ser¨¢ anunciada y parcialmente mostrada -una colecci¨®n, ya se sabe, no se hace en dos o tres a?os- en 1989; conjuntamente, el Capc inaugurar¨¢ tambi¨¦n una gran mediateca sobre los artistas que han expuesto en el museo y los temas relacionados con ellos.
La tan ansiada originalidad se manifiesta a su vez en los criterios museogr¨¢ficos, algunos de los cuales ya ha podido mostrar en actividades anteriores. La asociaci¨®n de ideas, la subjetividad de la mirada, la comparaci¨®n tem¨¢tica o formal m¨¢s all¨¢ de una estricta demarcaci¨®n cronol¨®gica son aspectos que interesan a Froment: "No existe una ¨²nica historia del arte, codificada de una vez por todas: un objeto puede evocar a otro; un objeto puede evocar una sensibilidad que est¨¢ en la base de un trabajo creativo".
As¨ª, por ejemplo, en la exposici¨®n L¨¦gendes (Leyendas), Froment uni¨® tres nombres tan raramente puestos juntos como Sol le Witt, Giacometti y Richard Long: la muestra giraba en torno a la relaci¨®n de estos tres artistas con Italia; en Amar el museo, reun¨ªa piezas del arte cl¨¢sico y piezas de artistas j¨®venes alrededor de cinco temas: la narraci¨®n, la secuencia, el encuadre, el reflejo y la mezcla. Delacroix y Combas, Gu¨¦rin y Herv¨¦ di Rosa... La heterodoxia de tal propuesta no mermaba su gran capacidad de mostrar c¨®mo ciertos principios constitutivos de una obra de arte se mantienen intactos en el arte contempor¨¢neo.
Interes por Espa?a
Uno de los atractivos de la exposici¨®n Barcel¨®-Barcelona es la originalidad en el montaje. Dejando de lado las pol¨¦micas internas que esta muestra ha suscitado, preguntarnos a Froment acerca de su manifiesto inter¨¦s por Espa?a. El CAPC, en efecto, ha mostrado durante este a?o 1987 las obras de: Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia, Susana Solano, Cristina Iglesias y Juan Mu?oz, adem¨¢s de organizar la de Barcel¨® en Barcelona y de colaborar en proyectos con dos instituciones art¨ªsticas espa?olas, como La Caixa y la Direcci¨®n de Exposiciones del Ministerio de Cultura."Me interesa Espa?a por varios motivos", dice Froment. "Uno es el de su historia contempor¨¢nea, la gran energ¨ªa que se advierte en el plano intelectual. Otro es el de constatar que la gran pintura espa?ola, la del Siglo de Oro o la de Goya, no ha sido valorada justamente en sus aspectos modernos. Otro motivo es el de estar interesado en ofrecer una alternativa mediterr¨¢nea al poder cultural del Norte, tan potente y a veces tan invasor. En este sentido, Espa?a aport¨¢ una vitalidad y una frescura extraordinarias, y no s¨®lo eso: coloca a su cultura por delante; hay una voluntad de afirmaci¨®n a trav¨¦s de la cultura, y esto es magn¨ªfico".
No me atrev¨ª en aquellos momentos a decir que no me extra?aba su inter¨¦s por nuestro pa¨ªs en el terreno de las artes pl¨¢sticas. Francia es, se?al¨¦moslo, un pa¨ªs donde florecen la literatura o la filosof¨ªa, pero donde todo el apoyo de estos ¨²ltimos a?os no ha conseguido, h¨¦las!, hacer surgir promesas en el terreno de la pintura o de la escultura. La calidad, en este sentido, no es directamente proporcional a las subvenciones.
.?Qu¨¦ se dice de Froment y del Capc en Francia?", aprovech¨¦ para preguntar a mi vecino de mesa, experto conocedor del arte contempor¨¢neo internacional. "Que es pura dinamita, tanta es la energ¨ªa que despliega. Y, por otro lado, con un Centro Pompidou que posee todas las r¨¦moras de un gran engranaje, y salvo los ejemplos de Marsella y Saint-?tienne, junto a las mucho m¨¢s modestas iniciativas de Nimes o Toulouse, esto es todo lo que hay en cuanto a arte contempor¨¢neo en Francia".
Los detractores de Froment le acusan de utilizar para ¨¦l solo gran parte del presupuesto cultural de la ciudad. Y, sin embargo, vamos a Burdeos no s¨®lo por sus vinos o por su espl¨¦ndida arquitectura, sino tambi¨¦n por el Capc, que a¨²n habr¨¢ de depararnos aut¨¦nticas sorpresas.
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