Zbigniew Rybuynski filma un 'remake' de 'El acorazado Potemkin'
A?o 1905, la escalinata que baja al puerto, en Odesa. Las fuerzas zaristas disparan indiscriminadamente contra la poblaci¨®n civil. Escenas de gran dramatismo filmadas por Sergei Eisenstein en 1925, en una pel¨ªcula, El acorazado Potemkin, que ha pasado a la historia del cine. Terribles y sobrecogedoras im¨¢genes en blanco y negro. La madre que muere intentando proteger a su hijo, los soldados disparando, pisoteando a los ca¨ªdos. Ahora, sobre esas mismas im¨¢genes, hombres, mujeres y ni?os muriendo, en blanco y negro, se superpone un sorprendido grupo de turistas norteamericanos, en color, que se pasea por la escalinata. Es Steps, un mediometraje de 24, minutos estrenado recientemente en Europa, concretamente en Roma, donde provoc¨® una aut¨¦ntica pol¨¦mica entre partidarios y detractores.
Su realizador es Zbigniew Rybczynski, un polaco afincado en Estados Unidos, de nombre impronunciable, al que los pragm¨¢ticos norteamericanos prefieren llamar Zbig. Un remake, no de El acorazado Potemkin, sino solamente de una secuencia de la pel¨ªcula, la de la escalinata de Odesa. Un remake realizado con cuatro grabaciones especiales y un elaborado trabajo de producci¨®n en estudio por procedimiento electr¨®nico (paleta gr¨¢fica electr¨®nica) mediante el cual Zbig ha incrustado en una copia de la pel¨ªcula original nuevos personajes, cancelando otros.?Homenaje a Eisenstein? ?,Deseo de experimentar nuevas t¨¦cnicas? Nada de eso. Simple deseo de cambiar la historia. "He utilizado un s¨ªmbolo conocido, reconocido, para cambiar el pasado", explica Zbig. "De la misma manera, podr¨ªa haber matado a Hitler en otra pel¨ªcula". Y, ,evidentemente, cambia la historia de El acorazado Potemkin: su secuencia de la escalinata de Odesa tiene un final feliz. Zbig salva a un ni?o. El beb¨¦ en blanco y negro que se estrella con su cochecito al pie de la escalinata; se convierte casi por arte de mapa, en la fracci¨®n de un segundo, en un robusto y saludable cr¨ªo en color. Su sonrisa, que cierra el filme, es la sonrisa de la esperanza. No todo es muerte y dolor en esta historia reinventada.
En la sala de Villa Medici, en Roma, donde se estren¨® en Europa Steps (Escalinata) hubo una apasionada divisi¨®n de opiniones. Expertos en v¨ªdeo saludaron el experimento como la quinta maravilla de las nuevas tecnolog¨ªas. Perfecto el ritmo de las im¨¢genes, sorprendente y ajustad¨ªsima la combinaci¨®n de las viejas escenas en blanco negro con las nuevas en color, consideraron. Mucha gente de cine, en cambio, opin¨® que Steps es un atentado a un cl¨¢sico. Ni conceptual ni formalmente, afirmaban, ten¨ªa derecho Zbig a cambiar la historia de Eisenstein. De lo que no hay duda es que el realizador polaco ha conseguido una mezcla que impacta por su brutalidad: los turistas fotografiando la masacre en la escalinata, como si de un souvenir se tratase; en el interior del cochecito que se precipita por la escalera aparece repentinamente el enorme radiocasete de uno de los turistas; una madre huye con su hijo en brazos intentando salvarle de la muerte y junto a ella, como si fuera su sombra, corre el turista de Zbig apretando entre sus brazos el radiocasete roto. El contraste, entre la mujer de Eisenstein y el turista de Rybczynski, entre el blanco y negro y el color, mezcl¨¢ndose, superponi¨¦ndose, es absolutamente impresionante.
Los turistas norteamericanos de Zbig aparecen terriblemente est¨²pidos, insultantemente fr¨ªvolos. Parte de la cr¨ªtica italiana ha querido ver en Steps una "denuncia feroz contra la imbecilidad del norteamericano medio". Zbig lo rechaza rotundamente. "No critico a Estados Unidos", asegur¨® a este diario. "Soy simplemente un observador, a veces sorprendido, de la sociedad norteamericana. Es una sociedad de contrastes, de muy diferente nivel econ¨®mico, con muy diferentes tipos de comportamientos". Y a?ade: "el resultado de la cultura americana es la libertad".
Algunas de las producciones de Rybczynsky fueron presentadas recientemente en Vitoria en el III Festival de V¨ªdeo Musical.
Una realidad por descubrir
"Mi objetivo", explica Zbigniew Rybczynski, "es analizar una realidad que no ha sido a¨²n descrita. ?Ayudar¨¢ las nueva tecnolog¨ªa, con la que experimenta continuamente, a captar esa realidad tal como ¨¦l la concibe? "Bueno, no olvidemos que todo est¨¢ en el cerebro y hay que transmitirlo, con un sistema u otro. Buscar nuevos m¨¦todos para transmitirlo es el futuro. Y en ese sentido", a?ade, "Steps es s¨®lo un paso m¨¢s en mi trabajo".Rybczynsky ha evolucionado desde la animaci¨®n tradicional a la electr¨®nica y trabaja actualmente en definici¨®n.
Zbig film¨® su primer trabajo (Plazmuz) en 1973. Tango, en 1982, una incre¨ªble secuencia de ocho minutos en la que 20 personajes entran, salen y se mueven en una peque?a habitaci¨®n sin encontrarse jam¨¢s, le dio fama internacional. Esta pieza, considerada un cl¨¢sico, le vali¨® el Acadamy Award de animaci¨®n. En Polonia film¨® tambi¨¦n peque?as obras maestras como Zupa (1974), Sweito (1975), Nowa Ksiazka (1976) o Media (1983). El reconocimiento obtenido en Estados Unidos le movi¨® a trasladarse a ese pa¨ªs, donde posee su propia productora, la Zbig Vision Ltd. En EE UU, y por procedimiento electr¨®nico, ha filmado videos como The day before, una divertida historia de un astronauta ruso que en pleno vuelo se emborracha con vodka; Discret charm of diplomacy, que narra una fiesta en una embajada sovi¨¦tica en la que los diplom¨¢ticos se van convirtiendo en animales de corral; Hell in paradise, rodado ¨ªntegramente en Wall Street, habla de la religi¨®n del dinero. No hay duda, todo va bien en el nuevo continente. Zbig ha descubierto las Am¨¦ricas y las Am¨¦ricas han descubierto a Zbig.
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