El arte del olvido
Toda gran mentira oculta una gran verdad, y viceversa. Hay quien afirma que Ricardo Solfa es mentira y que ni siquiera se llama as¨ª. Algunos te susurran que no es que cante boleros, sino que el es un bolero, una sombra que engatusa con trolas, bolas, mentiras. Sea quien fuere y venga de donde viniere, lo cierto es que un espect¨¢culo tiene una belleza conmovedora; deja el coraz¨®n tembloroso a cuantos tengan el alma herida de amor y otras soledades.Solfa logra acallar la rumorosa barra del El¨ªgeme, atestada de curtidos tabernarios. Y lo consigue por la v¨ªa de la sobriedad, del arte: puro. S¨®lo le acompa?a un m¨²sico, el excelente pianista Jos¨¦ Manuel Yanes. El vocalista sale desamparado tras un estricto traje de terciopelo negro, leve pajarita, cabellos primorosamente asilvestrados, y esa cara tan dif¨ªcil de describir y tan f¨¢cil de amar.
Ricardo Solfa
Jos¨¦ Manuel Yanes, piano. Sala El¨ªgeme. Madrid. Hasta el 3 de enero.
Hay veces en que lo miras y te da la impresi¨®n de que es el mism¨ªsimo Einstein quien canta que no puede ser feliz por la sencilla raz¨®n de que "no te puedo olvidar". Esa pinta de profesor chiflado de amor, de Einstein con maracas, le da un aire de ternura, de entra?able hilaridad. Y as¨ª queda un poco compensada la desoladora soledad de este artista que sabe transformar las ausencias en belleza. Puede que sea un esp¨ªa a sueldo de estrafalarias potencias, puede que se haya olvidado de qui¨¦n es en realidad, puede que est¨¦ como una cabra, pero este hombre hace llorar mejor que Isabel Pantoja.
Sublimes mentiras
Con los boleros hay que tener cuidado porque si te dejas llevar demasiado por ellos quedas hecho polvo y te dan ansiedad, angustia y desesperaci¨®n, y la luna se quiebra sobre la tiniebla de la soledad. Pero como s¨®lo duran tres o cuatro minutos y son algo as¨ª como un sue?o imposible, se puede uno permitir la licencia de atiborrarse de melancol¨ªa, de crear fugaces ficciones, pel¨ªculas en tecnicolor donde los protagonistas son quienes cada uno sabe, sublimes mentiras."Hay mujeres que ni cuando mienten dicen la verdad". Las mujeres (?o s¨®lo una mujer?) traen a Ricardo Solfa por el camino de la dulzura. Da la impresi¨®n de que lo que busca este cantante es tener lunas de miel e con todas y cada una de ellas.
Quiz¨¢ cuando interpreta esa e canci¨®n, Luna de miel, est¨¢ homenajeando a su creadora, Gloria Lasso, que recientemente ha contra¨ªdo nupcias por novena vez. "Hay mujeres que sue?an , con trenes llenos de soldados". Le hacen perder la raz¨®n, pero no por eso llega a soltarlas. Y luego, para que no tengan celos unas de otras, en los bises se marca el Coraz¨®n loco como remate de la faena: se pueden querer, no ya dos, sino cien mujeres a la vez, y no estar loco. Este vocalista conseguir¨¢ que los libertinos le lleguen a dedicar el m¨¢s grande de los monumentos.
Hay veces en las que a Ricardo Solfa se le quiebra la voz y parece que todo ¨¦l se va a romper en cualquier momento; inicia un paso de tango; hace como que toca las maracas; sonr¨ªe, o acaso llora; dice algo a una sombra; saca un papelito y finge que se le ha olvidado no s¨¦ qu¨¦...
Emociones
Lo que est¨¢ claro es que este tipo sabe mucho de escenarios, aunque lo intente disimular. Lo sabe todo sobre; las farsas y las emociones. Por eso ha cuidado al detalle su espect¨¢culo, las luces, el sonido, los movimientos, las sugerencias. Es una puesta en escena mimada al detalle y los resultados se respiran por todas partes.?l pregona que se ha olvidado hasta de su nombre, pero confiesa sin pudor mil veces: "No te puedo olvidar". Estamos solos porque recordamos, pero ?qu¨¦ ser¨ªa de nosotros sin el recuerdo?
Tras escuchar a Solfa, s¨®lo quedan ganas de cenar un pepito de ternura.
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