La angustia del paro
Soy un parado m¨¢s de los miles, millones, que existen en nuestra sociedad. Miembro de un colectivo de 140 compa?eros, hoy ex compa?eros, que un d¨ªa no muy lejano sufrimos en nuestra propia carne el terrible zarpazo de este fen¨®meno viejo -pero ahora muy en moda y generalizado- que llamamos paro. El que no ha estado nunca en ¨¦l no se lo imagina. Es como cuando oyes decir que a fulanico se le ha muerto un ser querido y te da pena, pero es una pena en dolor ajeno, no propia. Cuando a ti te alcanza esa desgracia es cuando de verdad sientes el dolor como tuyo.Cuando entro en lo que antes era la empresa donde trabaj¨¢bamo; siento la misma impresi¨®n que cuando vas a visitar al cementerio a un ser querido: me invade una amargura en una mezcla de pena y a?oranza por algo muy ¨ªntimo que se te fue para siempre y que nunca m¨¢s volver¨¢s a tenerlo. He o¨ªdo decir que a un compa?ero se le ha ca¨ªdo el pelo, y, seg¨²n el m¨¦dico, pudiera ser a causa del estr¨¦s que le ha supuesto el paro. Quiz¨¢ alguien lo tome a broma, pero, la verdad sea dicha, es terriblemente desesperante estar toda la vida trabajando y de golpe y porrazo verse desprovisto de la herramienta del trabajo. Es como estar metido en medio de un combate luchando a muerte, y de pronto, tras una honda explosi¨®n, verte desprovisto de tu fusil, con el cual te sent¨ªas seguro y fuerte, y ahora te ves solo e indefenso ante el enemigo que avanza hacia ti para destruirte y no sabes c¨®mo defenderte, c¨®mo hacerle frente. Te repliegas asustado, acobardado, pues lo que antes era avanzar, progresar, ganar, hoy es todo lo contrario; se te cambian las tornas de tal forma que te quedas como anonadado, atontado dir¨ªa yo.
Dicen que las desgracias no vienen solas; quiz¨¢ vengan porque tienen que venir. Se cierra la empresa y muere uno de los jefes; tambi¨¦n la hija de un compa?ero; a otro se le quema la vivienda, con riesgo de perecer ¨¦l y su familia en el incendio.
Tambi¨¦n se dice que de la desgracia surgir¨¢ la dicha y que tiempos mejores vendr¨¢n. Todo es posible. Lo cierto y verdad -si es que hay cierto y verdad algo- es que, lo mismo que en los campos de batalla, los supervivientes avanzan o retroceden sobre el terreno lleno de cad¨¢veres como aut¨®matas, sin darse cuenta tan siquiera; lo mismo pasa en nuestro mundo actual con el problema del paro. Tal vez porque nos hemos vuelto inmunes de asistir a tantas atrocidades y ya somos como el galeno, que por mucha sangre que vea no por ello se inmuta, y sigue su trabajo y su marcha. Posiblemente llegue un d¨ªa en que superemos este trance; algunos, a lo mejor, se quedar¨¢n en ¨¦l. De cualquier forma, siempre, en lo m¨¢s hondo de nuestro ser, quedar¨¢ la secuela de ese choque que nos produjo el accidente del paro.
Cuando un soldado ha estado combatiendo y deja de hacerlo se le llama, seg¨²n la gram¨¢tica, excombatiente. A nosotros, los obreros que un d¨ªa dejamos de serlo, pues se nos acab¨® la guerra, se nos llamar¨¢ ex obreros.
Que tomen buena nota nuestros gobernantes de este acuciante problema e intenten vivirlo como si en sus propias carnes lo padeciesen, a la par que se vayan creando las medidas correctoras tendentes a una erradicaci¨®n de esta verdadera peste del siglo XX llamada paro,-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.