Fantasmada
Despu¨¦s del ¨¦xito internacional que obtuvo La historia interminable (inspirada en la novela hom¨®nima de Michael Ende), que era una producci¨®n alemana destinada a un p¨²blico mayoritariamente infantil y rodada en ingl¨¦s, una parte de los proyectos para ni?os pensados en la patria de Lang o Wenders intentan participar de esa obsesi¨®n angl¨®fona.En este caso no es ¨²nicamente el idioma, sino las localizaciones mismas del filme y, sobre todo, los referentes cinematogr¨¢ficos en los que se funda la ficci¨®n de los protagonistas de la pel¨ªcula: se trata de dos muchachos dedicados a realizar peque?as pel¨ªculas independientes y que a la vez son grandes aficionados al cine de terror, lo que convierte la pel¨ªcula en un telefilme t¨ªpicamente norteamericano.
El secreto de los fantasmas
Director y guionista: Roland Emmerich. Int¨¦rpretes: Jason Lively, Tim McDaniel y Jill Whitlow. M¨²sica: Hubert Bartholomae. Alemana, 1987. T¨ªtulo original: Hollywood monster. Estreno en Madrid en cines Alcala Palace, Minicines Pozuelo, Roxi A.
Poco ritmo
Su museo de los horrores cinematogr¨¢fico -y el de los chicos- est¨¢ poblado de bichitos salidos de la serie B del cine norteamericano, de un imaginario que es un cruce entre Viernes 13 y Elm street, y en ning¨²n caso hereda nada de la tradici¨®n expresionista alemana. A pesar de ello, los t¨ªtulos de cr¨¦dito de la pel¨ªcula van encabezados por una ilustre marca productora, nada m¨¢s y nada menos que la Filmverlag der autoren, empresa en la que se fund¨® todo el nuevo cine alem¨¢n.El secreto de los fantasmas no tiene nada de personal o nuevo. Se trata de una pel¨ªcula realizada sin ning¨²n sentido del ritmo y por un esp¨ªritu par¨¢sito, que le ha bastado con ver una vez E. T para considerarse con las dotes suficientes para plagiarla de forma parcial.
As¨ª, el protagonista ectoplasm¨¢tico de la funci¨®n es un mu?eco de caracter¨ªsticas id¨¦nticas al c¨¦lebre extraterrestre de Stephen Spielberg, un monstruo tierno y desvalido, inteligente pero necesitado de ayuda. ?l facilitar¨¢ que los dos adolescentes se hagan millonarios y se puedan dedicar a producir y realizar pel¨ªculas m¨¢s ambiciosas.
A t¨ªtulo anecd¨®tico, rese?emos que el joven que ambiciona dinero tambi¨¦n posee un notable apetito sexual, mientras su colega, que prefiere ocuparse ¨²nicamente de las cuestiones creativas, no demuestra el menor inter¨¦s por encarrilar sus impulsos hacia algo m¨¢s tangible que una calavera de pl¨¢stico.
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