V¨¢zquez Montalb¨¢n: "La patria de cada uno es la infancia, en el sentido moral"
El escritor publica simult¨¢neamente una novela y un libro sobre Barcelona
Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n acaba de publicar dos nuevos libros. El primero, Los alegres muchachos de Atzavara (Seix Barral), es una novela en la que se narran, desde cuatro perspectivas, los acontecimientos ocurridos en una poblaci¨®n de la costa, que da nombre a la obra, durante el verano de 1984. El segundo, Barcelonas (Emp¨²ries), del que han aparecido simult¨¢neamente la edici¨®n catalana y la castellana, es un recorrido por la historia y las calles de la ciudad del escritor, profusamente ilustrado. En ambos casos, la memoria es un elemento fundacional de la escritura. "La patria de cada uno es la infancia, en el sentido moral y cultural; en el sentido f¨ªsico, las cuatro esquinas en las que se ha meado", manifest¨® el escritor
.En ambos aparece un elemento com¨²n: la reconstrucci¨®n desde la memoria, dando la sensaci¨®n de que quiz¨¢ los dos libros convivieron en el tiempo de la creaci¨®n. "Convivieron", comenta el escritor, "durante la etapa de acumulaci¨®n de material y de obsesi¨®n, pero me met¨ª a escribir Barcelonas recien terminada Los alegres muchachos de Atzavara. Ahora, el tema de la memoria es com¨²n. En Barcelonas toda la memoria es m¨ªa y en el caso de Atzavara hay un juego de enfrentamiento de memorias".Los alegres muchachos de Atzavara, que narra los mismos acontecimientos pero desde la perspectiva de cuatro personajes diferentes, aunque todos hablan en primera persona, parece una novela oral. Para V¨¢zquez Montalb¨¢n "se trata de jugar a eso no si¨¦ndolo, de la misma manera que Garc¨ªa M¨¢rquez juega a hacer literatura oral no si¨¦ndolo. La gran gracia de Cien a?os de soledad es que todo est¨¢ preparado para que parezca y tenga la sencillez de la literatura oral. En el caso de Atzavara son cuatro confesiones, que aparentemente est¨¢n hechas al borde de la oreja, pero pasadas por la manipulaci¨®n literaria y la m¨¢s sencilla de todas, la m¨¢s naif, es la m¨¢s elaborada".
El escritor rechaza, por otra parte, que sea una novela autobiogr¨¢fica, como se ha insinuado: "M¨¢s que autobiogr¨¢fica, es la novela del temor de un escritor a ser ese personaje. Todo escritor, hay un momento que teme ser como el Mill¨¢s de la novela, tiene miedo de acabar como ¨¦l"
La historia de la ciudad
La t¨¦cnica de Barcelonas es muy diferente a la de la novela. "En este caso fue una cosa seguida, muy parecida a c¨®mo escrib¨ª Cr¨®nica sentimental de Espa?a o Cr¨®nica sentimental de la transici¨®n. Es decir, acumulaci¨®n de mucho material y, de pronto me entra una fiebre escritora y patapum, me pongo a redactar los cap¨ªtulos uno detr¨¢s de otro. Y los voy entregando por el mismo orden en que aparecen en el libro, y, adem¨¢s, con una idea muy clara de que hubiera una coherencia en esa linealidad, porque hay un hilo conductor, que es la historia lineal de Barcelona".Ambos libros reflejan un cierto hast¨ªo en el tratamiento del nacionalismo. El escritor considera que nunca ha sido especialmente nacionalista. "Lo que s¨ª creo es que hab¨ªa una reivindicaci¨®n que hab¨ªa que hacer y que a¨²n no est¨¢ ultimada, est¨¢ monopolizada y secuestrada, en cierto sentido, casi en una pol¨ªtica de bloques. Por un lado el pujolismo intenta llevarse la doncella al r¨ªo y, por otro, intenta lo mismo el felipismo. De lo que estoy bastante asqueado es de la pol¨ªtica de doble verdad, de la doble conciencia con la que se juega tanto en un sentido como en otro. En el fondo lo que se est¨¢ dirimiendo es una simple batalla por una hegemon¨ªa de poderes. Y la cuesti¨®n de fondo no interesa tanto como parece. En este sentido puedo descubrir un territorio moral, sentimental y de la memoria que s¨ª que me parece real y sin el cual yo no existo, que es el de la ciudad. Y, sobre todo, dentro de la ciudad, algunos lugares Por eso en el ¨²ltimo cap¨ªtulo, en el que me saco la m¨¢scara, digo el itinerario que hay que hacer en esta ciudad. A d¨®nde hay que ir. Y les digo que vayan a la plaza Padr¨®. Vayan a la plaza Padr¨®, porque ah¨ª pueden ver toda la ciudad". Ese lugar del que tanto habla V¨¢zquez tiene para ¨¦l un significado especial. Es la plaza de su infancia y quiz¨¢ con ellose llegue a la conclusi¨®n de que la verdadera patria, en el fondo, es siempre la propia infancia. "La patria de cada uno es la infancia en el sentido moral y cultural. En el sentido f¨ªsico, las cuatros esquinas en las que se ha meado".
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