La guerra cotidiana
La violencia pol¨ªtica en Colombia se ha cobrado 1.200 vidas en 1987
La violencia y la impunidad han sido en Colombia los protagonistas del a?o. Mil doscientas personas cayeron asesinadas por motivos pol¨ªticos. La violencia en este pa¨ªs de 27 millones de habitantes lleg¨® a l¨ªmites inimaginables en 1987. Cuesta trabajo creer que un grupo de hombres fuertemente armados acribillara a sangre fr¨ªa a cinco j¨®venes que trabajaban en la sede de la juventud comunista. Ocurri¨® en Medell¨ªn, la segunda ciudad del pa¨ªs, el 23 de noviembre. Y cuesta entender que un grupo guerrillero llegara a Guayabal, una peque?a poblaci¨®n de los llanos, y en pleno 24 de diciembre acribillara, tambi¨¦n a sangre fr¨ªa, a cuatro polic¨ªas.
Duele aceptar que en muchos fines de semana la cifra de muertes violentas en Medell¨ªn pasara de 35. Nadie duda que hoy esta ciudad industrial, la m¨¢s importante de Colombia, es tambi¨¦n la m¨¢s sangrienta del mundo. Y resulta absurdo, adem¨¢s, que en los 12 meses de 1987, en Uraba, una regi¨®n bananera del Caribe, fueran asesinadas 267 personas, la mayor¨ªa de ellas activistas sindicales.Adem¨¢s, existe una guerra sucia similar a la que vivieron los pa¨ªses del Cono Sur. Desde comienzos del a?o se empez¨® a hablar en voz baja de esta campa?a de exterminio. Pero a partir del 26 de agosto no qued¨® ninguna duda y se habl¨® en voz alta de que a Colombia le hab¨ªa invadido una guerra soterrada e impla able. Ese d¨ªa fueron asesinados en Medell¨ªn un dirigente de los educadores y dos comisionados de la oficina de los derechos humanos. Uno de ellos, H¨¦ctor Abad G¨®mez, era un m¨¦dico, catedr¨¢tico y dirigente del Partido Liberal muy apreciado. A su sucesor en la presidencia de la regional de los derechos humanos lo mataron cuatro meses despu¨¦s. Luis Fernando V¨¦lez era tambi¨¦n un hombre mayor, abogado, te¨®logo, antrop¨®logo y miembro del Partido Social Conservador. A partir de ese d¨ªa negro de agosto, las listas en las cuales se amenazaba de muerte fueron algo diario en Colombia. Periodistas, intelectuales, maestros, sindicalistas, l¨ªderes campesinos y estudiantiles, profesores universitarios, conocieron a trav¨¦s de cartas, llamadas, esquelas y coronas mortuorias su sentencia de muerte. Algunos salieron del pa¨ªs, pero la mayor¨ªa, como dijo el presidente del Colegio de Abogados de la provincia de Antioqu¨ªa, la ¨²nica salida fue esperar la muerte.
Matar las ideas
A finales de noviembre, al repasar el saldo de la violencia, el consejero presidencial para los derechos humanos, ?lvaro Tirado Mej¨ªas, afirm¨®: "En Colombia la inteligencia est¨¢ amenazada de muerte". Un dato basta y en los ¨²ltimos seis meses siete estudiantes y ocho profesores de la universidad de Antioqu¨ªa en Medell¨ªn fueron v¨ªctimas de esta guerra sucia. Los cr¨ªmenes para matar las ideas fueron los m¨¢s numerosos este a?o. Se cuentan desde el asesinato del m¨¢s importante l¨ªder de izquierda, Jaime Pardo Leal, presidente de la Uni¨®n Patri¨®tica, hasta el del m¨¢s conocido, fan¨¢tico y autopublicitado de los anticomunistas del pa¨ªs: el parlamentario liberal Pablo Emilio Guar¨ªn. El primer crimen ocurri¨® en octubre. El Gobierno acus¨® un mes despu¨¦s al narcotraficante Gonzalo Rodr¨ªguez Gacha. Dijo que el asesinato se explicaba como un ajuste de cuentas entre la anarcoguerrilla. La UP, sin embargo, dio su explicaci¨®n: desde hace un tiempo, en Colombia, la mafia y la ultraderecha est¨¢n aliadas. Esta uni¨®n, dicen muchos, alimenta las escuelas de sicarios y los 140 grupos paramilitares que seg¨²n afirmaci¨®n del propio ministro de Gobierno, C¨¦sar Gaviria, existen en Colombia. El crimen del anticomunista lo aclararon sus autores. Ante las c¨¢maras de televisi¨®n, un comandante de las FARC (el grupo guerrillero m¨¢s grande del pa¨ªs) admiti¨® para su movimiento la autor¨ªa del homicidio. Fueron tantos los muertos este a?o en Colombia que, como afirm¨® el presidente de la comisi¨®n nacional de derechos humanos, Alfredo V¨¢zquez Carrizosa, se habr¨ªa necesitado un bolet¨ªn diario en el caso de Medell¨ªn, uno cada hora, para registrarlos. Hubo muertos liberales, conservadores y de izquierda. Pero lo cierto es que los m¨¢s golpeados fueron los miembros de la UP (coalici¨®n de izquierda de la que forman parte las FARC y el Partido Comunista).El a?o termina y la suma de sus muertos, en dos a?os y medio de vida del movimiento, llega a los 540.
Un pa¨ªs de pla?ideras
Los muertos en enfrentamientos armados entre el Ej¨¦rcito y la guerrilla (en Colombia operan seis grupos alzados en armas) seg¨²n el ministro de Defensa fueron 137 militares y 568 guerrilleros. En m¨¢s de medio millar de combates murieron, entre dos fuegos, cerca de 1.000 campesinos e ind¨ªgenas. De todos los actos terroristas hubo dos especialmente graves. Uno, la emboscada de las FARC a un cami¨®n militar en el Caquet¨¢. Murieron 27 uniformados. De inmediato, la tregua en esa regi¨®n selv¨¢tica del sur qued¨® rota y el Caquet¨¢ se convirti¨® en zona de guerra. El otro asalto fue a una f¨¢brica de cemento y caus¨® p¨¦rdidas de 2.000 millones de pesos (unos 1.000 millones de pesetas). La incursi¨®n la realiz¨® la coordinadora guerrillera Sim¨®n Bol¨ªvar. A ella pertenecen seis grupos insurgentes y se cre¨® en septiembre pasado. El a?o 1987 fue un tiempo de muerte en Colombia y fue tambi¨¦n, como dijo Fernando Cano, hijo del asesinado director del diario El Espectador, "un pa¨ªs de pla?ideras". Cada vez que ca¨ªa una nueva v¨ªctima, los dirigentes pol¨ªticos se deshac¨ªan en lamentos y en promesas. Al d¨ªa siguiente las olvidaban. En el a?o que termina hubo, a pesar de las promesas, muchos cr¨ªmenes y ni un solo detenido. Es dif¨ªcil entonces ser optimista frente al a?o que comienza. Hay un hecho que hace prever que ser¨¢n 12 meses igualmente duros y sangrientos. El 13 de marzo se realizar¨¢ por primera vez una elecci¨®n popular de alcaldes. La UP ha dicho ya que en 25 poblaciones no podr¨¢n presentarse a la contienda electoral. En ellas, ser candidato por esta coalici¨®n de izquierda es firmar la propia sentencia de muerte.
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