La l¨ªnea verde
El 31 de enero de 1985, la Comisi¨®n Internacional de Juristas public¨® un informe elaborado por Law in the Serv¨ªce of Man (LSM), su organizaci¨®n afiliada en los territorios ocupados por Israel de la ribera occidental del Jord¨¢n. Dicho informe llevaba por t¨ªtulo: Torturas e intimidaci¨®n -en los territorios ocupados: el caso de la prisi¨®n de Al-Faraa. Se trataba de una recopilaci¨®n de declaraciones juradas efectuadas por personas que hab¨ªan estado detenidas en ese campo de detenci¨®n, que sirve adem¨¢s como centro de interrogatorios, describiendo las torturas y los malos tratos a los que afirmaban haber sido sometidas en ese lugar. Las declaraciones juradas fueron recogidas por abogados de LSM que "tomaron todas las precauciones para ajustarse a los procedimientos que se observan en los tribunales de justicia".La prisi¨®n en cuesti¨®n, que entr¨® en funcionamiento en el a?o 1982, era y creo que sigue siendo un centro utilizado para interrogar y recluir a j¨®venes palestinos sospechosos de haber arrojado piedras o c¨®cteles molotov, u organizado manifestaciones y des¨®rdenes p¨²blicos en la ribera occidental del Jord¨¢n.
En el 41? per¨ªodo de sesiones de las Naciones Unidas que se inici¨® en Ginebra cuatro d¨ªas despu¨¦s de la publicaci¨®n del informe, el embajador de Israel, Ephraim Dowek, de la misi¨®n permanente de Israel ante las Naciones Unidas en Ginebra, efectu¨® dos declaraciones. El embajador atac¨® a la LSM diciendo que se trataba "notoriamente de una organizaci¨®n pantalla creada por simpatizantes locales de la OLP con el abierto prop¨®sito de desprestigiar a Israel, manchando su reputaci¨®n de pa¨ªs ¨ªntegro que act¨²a con las manos limpias, buscando atraer la atenci¨®n mundial, inflando incidentes menores hasta grados desproporcionados, dando una apariencia de credibilidad y de respetabilidad a acusaciones carentes de todo fundamento".
La historia se repite. Suele decirse que cuando alguien no est¨¢ convencido de tener raz¨®n puede reaccionar injuriando a quienes la tienen. El mismo d¨ªa en que pon¨ªamos pie en el aeropuerto de Tel Aviv supimos que la Embajada de Israel en Espa?a pon¨ªa en cuesti¨®n la objetividad de los componentes de la delegaci¨®n que recientemente hemos viajado a los territorios ocupados.
Nos pareci¨® ins¨®lita una actuaci¨®n tan poco diplom¨¢tica por parte de quien tiene por profesi¨®n la diplomacia. Y a m¨ª me pareci¨® particularmente torpe porque tachar, en Espa?a, donde todos nos conocemos, de parcialidad al presidente Belloch o al magistrado Andr¨¦s Ib¨¢?ez, que tienen precisamente por oficio ser justos y hacer justicia; censurar de falta de objetividad al fiscal Mena, uno de los mejores fiscales de la carrera, o menospreciar la trayectoria profesional y humana de mis compa?eros los abogados Nart y Palm¨¦s no s¨®lo constituye una injuria gratuita, sino el riesgo evidente e innecesario de ponerse en rid¨ªculo ante la opini¨®n p¨²blica espa?ola.
Ahora nos damos cuenta de que, desde su particular punto de vista, ten¨ªa raz¨®n la embajada. No conviene que nadie vea lo que pasa en la Palestina ocupada militarmente por el Ej¨¦rcito israel¨ª. A nadie que presuma de limpio le gustar¨ªa que el vecino echara un vistazo a esa habitaci¨®n llena de basura que tiene en casa. Es mejor anunciar de antemano que el vecino es ciego o por lo menos tuerto o estr¨¢bico.
Ni ciegos, ni tuertos
Pero los que fuimos a Palestina no somos ni ciegos, ni tuertos, ni estr¨¢bicos. Durante cinco d¨ªas hemos visto con nuestros ojos, hemos escuchado con nuestros o¨ªdos y hemos contrastado noticias estremecedoras. Y vamos a ser objetivos. Y por ello vamos a tener que ser extraordinariamente duros.
Hemos penetrado en los campos de refugiados para comprobar las indescriptibles condiciones de vida de los palestinos internados. Hemos esperado en las puertas de las c¨¢rceles mezclados con familiares y abogados, si es que se pueden llamar c¨¢rceles a campos embarrados en los que se levantan tiendas de campa?a donde se hacinan de 150 en 150 muchachos de entre 13 y 18 a?os. Hemos visto ignorado el principio de publicidad de los juicios y, a pesar de las dificultades, hemos presenciado con estupor todas las audiencias de una ma?ana en una parodia de juicios en los que en nueve minutos y 18 segundos exactamente se condena a un ni?o de 14 a?os -ten¨ªa 13 cuando tir¨® una piedra contra un autom¨®vil militar- a 14 meses de prisi¨®n, de los cuales dos en prisi¨®n cerrada y el resto en suspensi¨®n durante cinco a?os y multa del equivalente a 24.000 pesetas o 20 d¨ªas de arresto sustitutorio.
Hemos visto el horror de una ocupaci¨®n militar en la que todo est¨¢ permitido porque, como nos asegur¨® el propio general Maati Pellet, antes h¨¦roe del Gol¨¢n y ahor a diputado pacifista, en Israel disfrutan de una situaci¨®n democr¨¢tica ¨¢rabes e israel¨ªes, pero la democracia se detiene en la l¨ªnea verde. M¨¢s all¨¢, en los territorios ocupados, para los ciudadanos palestinos no hay "ning¨²n derecho pol¨ªtico, ning¨²n derecho ciudadano".
Los que amamos al pueblo israel¨ª y al pueblo palestino estamos en la obligaci¨®n de avivar la memoria hist¨®rica del primero. Ha sido el pueblo que ha sufrido la m¨¢s atroz persecuci¨®n. Tiene por ello nuestra admiraci¨®n y nuestro respeto. Pero ahora se ha convertido en perseguidor. Que recuerde que ning¨²n pueblo es cabalmente libre cuando se convierte en verdugo de su hermano. Isaac e Ismael fueron hermanos. Ya basta para fratricidios con Ca¨ªn. Ahora urge la inmediata reconciliaci¨®n.
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