La m¨²sica, por encima de la memoria
A Daniel Barenboim. no se le puede juzgar como a cualquier otro pianista. El argentino es una de las m¨¢s fascinantes personalidades musicales de nuestros d¨ªas, y ello se refleja en cuanto quehacer art¨ªstico aborda, incluidos naturalmente sus recitales de piano. A estos ¨²ltimos hay que acudir con la mentalidad de ir a escuchar a un gran maestro que, aunque no est¨¦ en uno de sus mejores d¨ªas, siempre mostrar¨¢ de alg¨²n modo la esencia de su arte. Barenboim es un artista irregular, como corresponde a una personalidad que recrea la m¨²sica en cada instante. Frente a la rutina de? mecanicismo, admiramos en ¨¦l la espontaneidad improvisadora, y por supuesto admitimos entonces sus posibles consecuencias negativas con la seguridad del inter¨¦s de cuanto haga. Sus dos recitales madrile?os han dado oportunidad de escuchar al Barenboim de d¨ªas soleados y el de d¨ªas lluviosos. Mozart fue el sol, Schubert las nubes y Liszt la lluvia.Los programas seleccionados abarcaban desde la afabilidad de un Mozart a la francesa hasta el virtuosismo m¨¢s espectacular de la Sonata en si menor de Liszt, que Brendel, otro gran artista actual, considera como la "m¨¢s importante, original, poderosa e inteligente sonata compuesta tras Beethoven y Schubert".
Recital de Daniel Barenboim
Obras de Mozart, 10 de enero. Obras de Schubert y Liszt, 11 de enero. Madrid. Teatro Real.
En todo este: recorrido hab¨ªa, sin embargo, un hilo com¨²n: la trascen¨¢encia de una m¨²sica muchas veces err¨®neamente interpretada. No es Mozart ese compositor f¨¢cil, intrascendente, que muchos nos han presentado, como tampoco es el de los atormentamientos que otros han querido ver. En Mozart destaca la profundidad de la m¨¢s concentrada esencia musical, de ah¨ª la extrema dificultad de su interpretaci¨®n.
Daniel Bareriboim es quiz¨¢ el pianista m¨¢s id¨®neo para ahondar en sus partituras, rescatando con sonidos vibrantes tanto los acentos m¨¢s cl¨¢sicamente sentimentales como aquellos m¨¢s tensos, dentro de un modelo de equilibrio en la serenidad de su planteamiento. Por eso pudimos escuchar un delicioso Andante cantabile en la Sonata en la menor y una emotiva versi¨®n de la Fantas¨ªa y sonata en do mayor tocada sin interrupci¨®n. Las cuatro propinas vinieron a redondear una sesi¨®n para el recuerdo.
Otro tanto cabe apuntar de la obra de Schubert. Su m¨²sica se ha trivializado con frecuencia, quiz¨¢ por su aparente ausencia de virtuosismo o brillantez externa.
Muchos pianistas no han sabido apreciar su poes¨ªa y su lirismo, plenos de melod¨ªas cantabiles, superficializando el envoltorio de inocencia y sin penetra en el vigor de un intimismo conmovedoramente dram¨¢tico. Quien dijo que en Schubert no existen los contrastes din¨¢micos tendr¨ªa que haber escuchado a Barenboim en el segundo tiempo de su Fantas¨ªa-sonata, fraseando matices que otros ni intuyen. No en vano el fraseo es una de sus caracter¨ªsticas m¨¢s personales y que dotan a su sonido de una. marca propia de inmediato reconocimiento.
Improvisaci¨®n
En Liszt, las cosas tomaron otro rumbo. Hubo fallos de memoria, ?das y venidas sobre los temas, buscando salidas y pasando por alto no pocos compases. Demasiada improvisaci¨®n, ocasionada probablemente por una falta de estudio t¨¦cnico previo. La obra que Liszt dedicara a Schumann presenta innumerables dificultades. Con ra¨ªces a veces mozartianas y bachianas, se entronca en muchos aspectos con la Fantas¨ªa Wanderer, de Schubert, aportando ese luminoso virtuosismo que Liszt consideraba como un elemento esencial de la m¨²sica. Hay en ella una total unidad, aunque, morfol¨®gicamente, su estructura se aleje de la forma cl¨¢sica de sonata, conseguida por la sabia utilizaci¨®n de unos temas n¨ªtidamente distinguibles, aunque var¨ªe su car¨¢cter y atm¨®sfera.Daniel Barenboim se recre¨® en el Cantando expresivo, y en ese Andante sostenuto, que parafrasea el climax del soberbio Grandioso, donde, por contraste, se inici¨® la falta de l¨ªmpieza en la ejecuci¨®n. A pesar de ello salimos con una sonrisa de satisfacci¨®n, ya que con Barenboim, a pesar de estas incidencias, se disfruta de la m¨²sica. Las tres propinas de Debussy nos la acentuaron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.