Racionalizaci¨®n de la guerra
EL INFORME sobre la estrategia de Estados Unidos de cara al a?o 2000 preparado por encargo del Pent¨¢gono se ha convertido en centro de pol¨¦mica. El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, ha suspendido una conferencia de prensa -que iba a transmitirse a las Embajadas norteamericanas- por temor a la reacci¨®n en los pa¨ªses aliados de EE UU. Entre los aut¨®res,figuran altos funcionarios y profesores con experiencia en anteriores administraciones, como Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, y uno de los presidentes del grupo es el subsecretario del Pent¨¢gono Fred Ikle. Independientemente del valor que tengan los estudios de fondo que se publicar¨¢n m¨¢s tarde, las conclusiones pol¨ªticas entregadas a Reagan parecen centradas en otorgar una validez m¨¢s directa a las armas nucleares. Despu¨¦s de su empleo en 1945 para poner de rodillas a Jap¨®n, la eficacia de las armas nucleares ha sido de disuasi¨®n. Representan una amenaza tal que ninguno de sus poseedores ha vuelto a lanzarlas. El informe considera que esa etapa est¨¢ superada gracias a la precisi¨®n que pueden alcanzar los medios de lanzamiento. Hoy, ciertas armas nucleares deben considerarse, no ya disuasorias, sino aptas para hacer la guerra en determinados momentos, sin que ello suponga una hecatombe. Esta tesis no s¨®lo complica el debatido tema de la vigencia o no de la estrategia de la OTAN de "respuesta flexible", sino que introduce un elemento de suma gravedad para los europeos: el propio Brzezinski ha reconocido que "alg¨²n pasaje del informe puede ser interpretado en el sentido de que los autores del informe no descartan una confrontaci¨®n nuclear limitada al Viejo Continente". Sin comentario.El informe tiende a demostrar que la guerra, incluso nuclear, puede ser en el futuro un medio racional de la pol¨ªtica de EE UU. A la vez, constata que una invasi¨®n sovi¨¦tica de Europa central por la llanura alemana o una guerra total ya no ser¨¢n las principales amenazas. Prev¨¦ guerras en el Tercer Mundo, con intervenci¨®n posible de grandes potencias. En esta perspectiva, la estrategia de EE UU deber¨ªa ser m¨¢s ofensiva, dando apoyo activo a insurgencias contra Gobiernos comunistas. En resumen, extender -con l¨ªmites no especificados- lo que ha sido el apoyo a la contra en Nicaragua.
La concepci¨®n b¨¢sica de la OTAN (creada para hacer frente al peligro de un ataque sovi¨¦tico contra Europa occidental) ser¨ªa pues obsoleta, y el informe sit¨²a las relaciones con los aliados de EE UU en Europa en un plano que desborda a la Alianza Atl¨¢ntica. La utilidad de las bases de Estados Unidos en diversos pa¨ªses -tema que tanto nos af¨¦cta- se define no en funci¨®n de las tareas defensivas propias de la OTAN, sino de objetivos mucho m¨¢s extensos de la estrategia mundial de EE UU. Esta tesis difiere radicalmente de la empleada por representantes de Estados Unidos en las negociaciones con Espa?a sobre la base de Torrej¨®n, cuando alegan que es necesaria para la OTAN.
No se trata s¨®lo de contradicciones concretas. El informe choca con la idea que Reagan ha expuesto sobre la necesidad de avanzar hacia un mundo sin armas nucleares. El Pent¨¢gono ha sido el principal foco de oposici¨®n al tratado firmado en diciembre pasado por Reagan y Gorbachov, y todo parece indicar que esa actitud rebrota en el estudio entregado al presidente norteamericano. El intento de racionalizar la guerra es doblemente absurdo en el actual momento europeo. Incluso entre muchos dirigentes anticomunistas se considera que la nueva pol¨ªtica de la URSS permite progresar hacia la reducci¨®n de armamentos y la soluci¨®n de conflictos que hoy envenenan el clima mundial.
Cabe esperar que la reserva manifestada por George Shultz refleje una actitud extendida en Estados Unidos. En todo caso, desde Europa, esa prudencia de Shultz se entiende muy bien.
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