La cota de los 100.000
Las cifras del ¨¦xito editorial son m¨¢s peque?as en Espa?a que en otros pa¨ªses
"Un best-seller [¨¦xito de ventas] es el libro que ha conseguido vender una barbaridad, aunque sea en tres a?os", dice un editor espa?ol. Mas no es sencillo determinar qu¨¦ es una barbaridad, pues ello depende del tipo de libro de que se trate -literatura o ensayo- y, por tanto, de su ambici¨®n comercial, del tiempo que dure la venta y de otros factores. No es f¨¢cil, adem¨¢s, porque editores, agentes y escritores no son propicios a revelar cifras de venta y de adelantos. Seg¨²n opiniones del sector, un ¨¦xito apreciable de venta en castellano es el que supera los 35.000 ejemplares, y un ¨¦xito indiscutible, el que llega a los 100.000: muy pocos.
La regla para medir el ¨¦xito de venta editorial es en Espa?a mucho m¨¢s corta que en Estados Unidos, donde los ¨¦xitos se miden, en plan conservador, a partir del medio mill¨®n de ejemplares. En la Rep¨²blica Federal de Alemania, Francia y Reino Unido el list¨®n se situar¨ªa en unos 300.000, y en Italia, algo menos.Sea como fuere, y sobre todo en un corto espacio de tiempo, no es f¨¢cil medir el ¨¦xito con exactitud, pues el dato desnudo de las ventas puede reflejar m¨¢s la eficacia de una campa?a publicitaria que la excelencia de un libro. De cuando en cuando se implantan nuevos m¨¦todos para medir el ¨¦xito mejor y m¨¢s justamente. El diario La Repubblica, informa Juan Arias desde Roma, acaba de seleccionar a 80 personas para que determinen cu¨¢l fue la mejor novela publicada en Italia en 1987. El concurso est¨¢ organizado como un partido de tenis: cada jurado recibe dos obras y ha de elegir la mejor.
En Espa?a el ¨¦xito de ventas dura m¨¢s, observa Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, editor de Alfaguara (literatura) y Taurus (ensayo), y ello se debe quiz¨¢ a una menor informaci¨®n y agresividad del mercado. Guelbenzu es de los que sit¨²an en 100.000 ejemplares de venta en un a?o el ¨¦xito indiscutible, "aunque yo, desde luego, me doy con un canto en los dientes con 40.000" dice. Jorge Herralde, de Anagrama, coincide con ¨¦l, aunque estima que una venta superior a 10.000 ejemplares es ya notable para una creaci¨®n de calidad.
Otro rasero es el de los clubes de lectores, que por sus especiales caracter¨ªsticas venden m¨¢s, y ello es un fen¨®meno mundial. Seg¨²n Pilar Daniel, del C¨ªrculo de Lectores espa?ol, los ¨¦xitos se concentraban antes en unos pocos t¨ªtulos que vend¨ªan m¨¢s de 200.000 ejemplares. Ahora, debido a la mayor oferta, hay m¨¢s t¨ªtulos de 40.000 y 50.000 ejemplares. El mayor ¨¦xito del C¨ªrculo de Lectores espa?ol es El padrino, de Mario Puzo, con 547.000 copias. El club ha vendido 509.000 ejemplares de Cien a?os de soledad (un fen¨®meno ¨²nico para muchas editoriales) y 385.0000 de La familia de Pascual Duarte. Una obra no muy conocida como El se?or de las moscas, de William Golding, ha alcanzado la cota de 294.000.
Riesgos
Para utilizar la regla de medir ¨¦xitos, ciertos editores distinguen entre literatura de calidad y popular, pero estas categor¨ªas valorativas son resbaladizas. Guelbenzu propone el criterio de mayor o menor accesibilidad. Seg¨²n Josefina Ib¨¢?ez, de Ediciones B, esta editorial elige sus libros entre los que son "asequibles al 80% del p¨²blico lector".Ciertos te¨®ricos han llegado a hablar del g¨¦nero best-seller: obras que re¨²nen las constantes de la mayor parte de los ¨¦xitos de venta en determinado mercado, notablemente el de Estados Unidos; ni que decir tiene que no es ni mucho menos una apuesta segura. Para Jos¨¦ Mar¨ªa Moya, de Plaza Jan¨¦s, el editor s¨®lo utiliza su olfato para detectar el posible ¨¦xito en los autores nuevos, pues en los consagrados el riesgo es mucho menor. Caben las sorpresas: seg¨²n confiesa, esperaba una buena recepci¨®n de La casa de los esp¨ªritus, de Isabel Allende, pero no los 170.000 ejemplares que lleva vendidos. La editorial apost¨® en cambio sobre Belver Yin, el primer manuscrito de Jes¨²s Ferrero, a partir exclusivamente del texto.
El editorial es un mercado sumamente competitivo y alguna casa se ha tambaleado por arriesgar demasiado en la compra de unos derechos. Ah¨ª es donde la informaci¨®n escasea, pues las subastas, as¨ª se las llama, no se hacen en p¨²blico, sino en corrillos y restaurantes en las ferias del sector o por tel¨¦fono. Por lo general, los editores de importancia tienen scouts o exploradores en los grandes centros editoriales -Nueva York, Londres, Mil¨¢n, Francfort...- que les avisan de las novedades y de lo que est¨¢ en marcha, y llegan a las ferias, notablemente la de Francfort, con ciertas ideas de lo que quieren y hasta d¨®nde est¨¢n dispuestos a pujar.
Algunas de las editoriales espa?olas (Plaza Jan¨¦s, Mondadori) son parte de grupos multinacionales, pero en general funcionan de forma m¨¢s bien aut¨®noma. Seg¨²n Florentino Garc¨ªa de la Noceda, de Mondadori Espa?a, se produce una informaci¨®n continuada para aprovechar experiencias, pero los contratos se hacen para cada pa¨ªs.
La larga vida de los cl¨¢sicos
El tiempo es un factor a tener en cuenta, pues ofrece sorpresas. Seg¨²n fuentes de estas editoriales, Planeta ha vendido cuatro millones de ejemplares de Los cipreses creen en Dios, de Jos¨¦ Mar¨ªa Grironella, probablemente el ¨¦xito por excelencia de la narrativa espa?ola desde la guerra, y Plaza Jan¨¦s, 750.000 de Papill¨®n, de Henri Charri¨¨re, y 450.000 de Un mundo feliz, de Huxley, y de Sinuh¨¦ el egipcio, de Waltari.Llega un momento en que cierto libro se convierte en un cl¨¢sico, y su reedici¨®n queda garantizada durante a?os e incluso d¨¦cadas, y ello, con frecuencia, al incluirlo los profesores en las listas de libros que les piden a sus alumnos. El R¨¦quiem por un campesino espa?ol, de Ram¨®n J. Sender, vendi¨® 65.000 copias en 1987. La misma editorial, Destino, vendi¨® de El camino, de Miguel Delibes, 110.000 ejemplares el a?o reciente, y de La familia de Pascual Duarte, de Camilo Jos¨¦ Cela, otro de los grandes ¨¦xitos de la posguerra, 50.000.
Una parte de la vida editorial espa?ola se mueve en torno a los premios; los ¨¦xitos de algunos son hasta tal punto previsibles que el monto de los premios es en muchos casos un adelanto de los derechos de autor por unas ventas que el editor est¨¢ seguro de realizar. ?se es el caso del Premio Planeta, apoyado por la tradici¨®n y por una formidable campa?a de publicidad. No me digas que fue un sue?o, de Terenci Moix, ganador del Planeta en 1986, ha superado el mill¨®n de ejemplares; de ellos, 300.000 fueron adquiridos por La Caixa para regalar a sus clientes. La editorial ha organizado la comercializaci¨®n de colecciones del premio que incrementan las tiradas.
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