De militares cuerdos y militares locos
D¨ªa triste para Galicia y Asturias. A las 24 horas de declarar que un militar de sangre gallega y asturiana no se rinde, el teniente coronel Aldo Rico (conocido como el loco rico) se rindi¨® sin disparar un tiro. Ni siquiera el tiro en la sien que el c¨®digo de honor imponen a un oficial y caballero.No fue la ¨²nica invocaci¨®n en vano. Sus principales colaboradores en la rebeli¨®n que agobi¨¦ a Argentina el fin de semana, el teniente coronel H¨¦ctor ?lvarez Igarz¨¢bal y el mayor Jorge Janula, afirmaron: "Si es necesario, moriremos abrazados a una cruz". La cruz no tuvo m¨¢s suerte que Galicia y Asturias. Al rendirse, los dos golpistas se abrazaron a dos oficiales leales, con un t¨ªpico argentinismo de quienes son amigos desde tiempo atr¨¢s: "Che, ?qu¨¦ hac¨¦s por aqu¨ª?".
Las crisis militares que ha soportado el presidente Alfons¨ªn han tenido una misma caracter¨ªstica: enfrentaron a locos contra cuerdos. Ambos tienen los mismos objetivos: terminar con la democracia e imponer un r¨¦gimen totalitario. A esto llaman integrar las fuerzas armadas al quehacer nacional. En ¨²ltima instancia, aceptar¨ªan una democracia que acatara, disciplinadamente, las ¨®rdenes de los altos mandos.
Cuerdos y locos tambi¨¦n tienen una misma idea de sus destinos: est¨¢n llamados a salvar la patria, primero; el mundo, despu¨¦s. Una voluntad mesi¨¢nicaotorgada por el diploma con que ingresan en las academias militares argentinas.
Cuerdos y locos saben que ellos son decentes, honestos, cat¨®licos, higi¨¦nicos y, generalmente, llevan bigote. Coinciden en que el enemigo -los civiles- son indecentes, deshonestos, jud¨ªos-comunistas-masones, no se ba?an y llevan barba tupida, adem¨¢s de lentes. Los ¨²nicos civiles admisibles son las esposas de los militares.
Los dos bandos, que no pelearon en el enfrentamiento que los militares anunciaron como una batalla que ser¨ªa "a sangre y fuego" son nacionalistas y fascistas. Los dos aspiran a que en las plazas sean instaladas estatuas celebrando a los torturadores de la guerra sucia. La diferencia es que los cuerdos saben que es necesario elaborar una estrategia para alcanzar esos objetivos en un pa¨ªs donde civiles desarmados se atreven a insultar a comandos que muestran las caras pintadas, casco y metralleta. Los locos quieren apretar el gatillo ya mismo.
Cuerdos
Los cuerdos son mejores poroteros. Reunidos en su comando, suman los porotos con que cuentan: cu¨¢ntos regimientos son adictos, cu¨¢ntos enemigos y cu¨¢ntos esperar¨¢n una definici¨®n antes de pronunciarse a favor del ganador. Estos ¨²ltimos son la inmensa mayor¨ªa. Rico demostr¨® ser el peor porotero del Ej¨¦rcito: cuando se lanz¨® a la lucha, en la cual jur¨® vencer omorir, coloc¨® un poroto en el lugar equivocado. El decisivo regimiento de infanter¨ªa de la guarnici¨®n de C¨®rdoba prefiri¨® aguardar una definici¨®n de la crisis antes de inclinarse a sangre y fuego por el vencedor. Rico acept¨® su derrota cuando le informaron que "fall¨® C¨®rdoba".
Sin embargo, Argentina no es rid¨ªcula. Es pat¨¦tica. Rid¨ªculos son sus militares. Y quiz¨¢ tambi¨¦n son peligrosos. Pero menos que los civiles de derechas que aspiran a ocupar los ministerios, directorios de bancos oficiales y gerencias de empresas p¨²blicas que los militares les entregan cada vez que se alzan con el poder.
Pocas horas despu¨¦s de que los locos quedaron encerrados en guarniciones o c¨¢rceles, y los cuerdos s¨®lo hablaban de recomponer la disciplina, la jerarqu¨ªa, la cadena de mandos, ya los pol¨ªticos y comentaristas de derecha anunciaban que el Gobierno democr¨¢tico no sab¨ªa tratar con las fuerzas armadas.
El Gobierno de Alfons¨ªn, afirmaron, conflictuaba y angustiaba a las fuerzas armadas. Los hombres de armas llevar tienen una delicada psicolog¨ªa y ansiedad emotiva.
La derecha civil es peligrosa porque intentar¨¢ impedir que un momento hist¨®rico favorable a la sociedad civil se consolide en un hecho definitivo. Ya est¨¢ trabajando para que lo ocurrido no vaya m¨¢s all¨¢ de una situaci¨®n pasajera. Se ocupar¨¢ de que los cuerdos no olviden que los locos sonhermanos en la misma causa.
El 10 de diciembre de 1989 Ra¨²l Alfons¨ªn entregar¨¢ el mando a otro presidente. Ser¨¢ civil. La ¨²ltima vez que tuvo lugar una ceremonia similar fue el 12 de octubre de 1928. Los cuerdos se han resignado a que esto ocurra. La derecha instrumentar¨¢ esa resignaci¨®n, en un sentido o en otro, en una especie de chantaje al Gobierno democr¨¢tico. Impedir ciertas reformas impositivas, impedir la libre competencia en los contratos para modernizar los sistemas de comunicaciones y las explotaciones de energ¨ªa.
Pero es posible afirmar seriamente que habr¨¢ ceremonia civil el 10 de diciembre de 1989. Ra¨²l Alfons¨ªn ha logrado obtener el m¨¢ximo de las precarias condiciones en que se le entreg¨® el poder en 1983. No tuvieron lugar todos los juicios por violaci¨®n de derechos humanos que uno hubiera deseado, pero hubo juicios. No fueron sancionados todos los militares locos que crearon situaciones de crisis, pero hubo sanciones y relevos. No fue disuelto el batall¨®n 601 -inteligencia militar-, pero muchos de sus colaboradores, dedicados a secuestros extorsivos, est¨¢n presos y ser¨¢n condenados. Alfons¨ªn ha creado una coalici¨®n civil -incorporando plenamente al peronismo el juego democr¨¢tico-, como no ha existido en la Argentina en lo que va del siglo:
Podr¨ªa ocurrir, incluso, que Argentina ingrese en el siglo XXI con un r¨¦gimen democr¨¢tico, civil, pac¨ªfico.
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