El joven viajero que arrastraba un pie
Lord Byron:
Georg Gordon Byron (descendiente de una rama de los Buron, una antigua familia normanda) naci¨® el 22 (le enero de 1788 en Londres. Hijo del capit¨¢n John Byron, llamado Mad Jack (el Loco Jack) por su vida irregular y disipada, y de Catherine Gordon of Gicht, una mujer definida por unos como recatada, parca y vulgar, y como extra?a y pasional por otros. El futuro sexto lord de Byron (t¨ªtulo que ostent¨® desde 1798, a la muerte de su t¨ªo abuelo William) pas¨® la infancia en Aberdeen, en la desembocadura de los r¨ªos Don y Dee, en la costa escocesa del mar del Norte. La pobreza, la inmensidad de aquellos paisajes, el sombr¨ªo calvinismo de sus vecinos, un defecto f¨ªsico (la contracci¨®n del tal¨®n de Aquiles del pie derecho) y una criada proclive a los desafueros er¨®ticos contribuyeron sin duda a formar el car¨¢cter melanc¨®lico y transgresor del joven Georg. Ingresa en Harrow en 1801. Durante los pr¨®ximos a?os aparecen. en Gran Breta?a los primeros telares mec¨¢nicos, Napole¨®n renuncia at sue?o americano (vende Luisiana a Estados Unidos en 1803, tras haberla recibido de Espa?a en virtud del segundo tratado de San lldefonso, por 15 millones de d¨®lares) y Georg Gordon Byron pierde la primera batalla de amor de su vida contra la se?orita Mary Ann Chawuoth. Pr¨¢cticamente al mismo tiempo, las tropas napole¨®nicas han vencido en Austerlitz, Nelson ha barrido en Trafalgar- a la armada franco-espa?ola y Byron ha ingresado en Cambridge. La guerra en Europa no cesar¨ªa hasta 1815. Para entonces, el nuevo lord ya ha tomado posesi¨®n de la imponente mansi¨®n de sus antepasados en Newstead Abbey y ha publicado Horas de ociosidad, libro primerizo, pero en el que ya podemos encontrar los s¨ªntomas del outlaw, el forajido, el proscrito que Byron lleva dentro y que, de momento, se manifiesta s¨®lo en las imposturas del dandismo y la intuici¨®n de un destino pr¨®ximo y fatal, pero que constituir¨¢ una imagen recurrente en toda su obra posterior. Por entonces conocer¨¢ a su hermanastra Augusta Leigh. A su regreso del tradicional grand tour o viaje de estudios de los j¨®venes nobles (Portugal, Espa?a, Malta, Grecia, Turqu¨ªa), que se prolong¨® desde 1809 hasta 1911, Byron pierde a su madre, pronuncia su primer discurso en la C¨¢mara de los Lores y publica los primeros cantos de su Peregrinaci¨®n de Childe Harold. Harold es un peregrino que vaga por el mundo en busca de consuelo para su alma cansada de mundanidad. H¨¦roe rom¨¢ntico por excelencia, Harold va describiendo los lugares que recorre al tiempo que evoca acontecimientos hist¨®ricos vinculados con ellos. Ahora, y s¨®lo ahora, comienza verdaderamente la leyenda viva, el mito Byron. Es el a?o de L'Allemagne, de madame de St¨¢el; de los cuentos de Grim, de la entrada victoriosa de Wellington en Ciudad Rodrigo y de la liberaci¨®n de Madrid.Los primeros cantos de Childe Harold valieron a su autor la admiraci¨®n de la sociedad aristocr¨¢tica a la que pertenec¨ªa y tal vez motivaron en parte la turbulenta pasi¨®n (no correspondida) que lady Caroline Lamb, esposa del futuro lord Melbourne, sentir¨ªa por ¨¦l y que ella contar¨¢ en una novela autobiogr¨¢fica, rencorosa y malintencionada, llamada Glenarvon. Lo cierto es que lady Caroline persegu¨ªa, hostigaba y amenazaba al poeta, pero ¨¦ste respond¨ªa: "Dec¨ªs que me destruir¨¦is; quiz¨¢ tan s¨®lo me ahorr¨¦is la molestia". Sab¨ªa lo que se dec¨ªa.
Org¨ªas
En su mansi¨®n de Newstead se organizan org¨ªas y se bebe en calaveras vac¨ªas. Byron reconoce su propia belleza, se esmera en su delgadez, bebe vinagre para mantenerse p¨¢lido y asegura aliment¨¢rse s¨®lo de bizcochos y agua de soda (la bebida que inventara Priestley, miembro de la conocida Sociedad Lunar de Birmingham y famoso por sus estudios sobre la "generaci¨®n de aire a partir de agua", a finales del siglo anterior y que triunf¨® r¨¢pida mente en la sociedad europea) alienta su propio mito: el que anida en la mente de los lectores dispuestos a confundir, no sin raz¨®n, al poeta con sus personajes (entre junio de 1813 y febrero de 1816 se publican sus narraciones en verso: Giaur, La novia de Abidos, El corsario, Lara, El sitio de Corinto y Parisiense). Sus m¨²ltiples amor¨ªos le acercan cada vez m¨¢s a la figura de Don Juan.
El 2 de enero de 1815 contrae matrimonio con Anne Isabella Milbanke. La misma miss Milbanke, a la que escribiera en 1813: "El gran objeto de la vida es la sensaci¨®n. Sentir que existimos aunque sea en el dolor. Es el vac¨ªo insaciable que nos empuja al juego, a la guerra, a los viajes, a todo tipo de actividades, desordenadas, pero fuertemente sentidas, cuyo atractivo consiste principalmente en la agitaci¨®n que siempre las acompa?a". Tras un breve viaje de novios, la pareja fija su residencia en el 13 de Picadilly Terrace, en Londres. Pero Byron hab¨ªa estado viviendo con su hermanastra Augusta (hija de la primera esposa del Loco Jack y casada en 1807 con su primo Georg Leigh) el a?o anterior, durante una temporada, y la sospecha del incesto se extendi¨® r¨¢pidamente por los salones. Se dice que el mismo Byron alent¨® esta sospecha en su joven esposa y que el matrimonio fracas¨® definitivamente cuando Augusta decidi¨® trasladarse a vivir con ellos No sabemos hasta qu¨¦ punto las sospechas eran fundadas, aun que una cosa s¨ª es segura: frases como "me acostar¨¦ pensando en ti, querid¨ªsima Augusta" no son de las que suelen escribirse a una hermana.
El 15 de enero de 1816, Anne Isabella, que en diciembre hab¨ªa dado a luz una ni?a, Augusta Ada, abandon¨® la casa conyugal y pidi¨® la separaci¨®n. Napole¨®n est¨¢ en Santa Elena, Rossini estrena El barbero de Sevilla, y Byron, que ha ca¨ªdo en desgracia entre los miembros de la misma aristocracia que lo defendiera y de la burgues¨ªa conservadora que lo mitificara (de lo que hay qu¨¦ culpar no s¨®lo a sus excesos, sino tambi¨¦n a ciertas s¨¢tiras contra la realeza salidas de su pluma), abandonaba una Inglaterra peri¨®dicamente oscurecida por la depresi¨®n econ¨®mica y la agitaci¨®n social. De todos modos, aquella no era ya una buena patria para alguien que hab¨ªa dicho: "Inglaterra es los varios cientos de personas que est¨¢n levantados mientras el pa¨ªs duerme".
Viajes
Viaja a Europa, visita el campo de batalla de Waterloo, y en Ginebra conoce a Shelley (1792-1822). All¨ª, en la villa Diodati, tuvo lugar una famosa apuesta. Todos los asistentes deber¨ªan escribir un cuento de terror. S¨®lo dos personas, que se sepa, cumplieron lo pactado: John W. Polidoro escribi¨® El vampiro, Mary Shelley (la esposa del poeta) escribi¨® su Frankestein. All¨ª encontr¨® a miss Clare Clermont, con la que tuvo una hija, Allegra, en enero de 1817. Y all¨ª tambi¨¦n, a instancias de Shelley, comenz¨® a leer a Wordsworth (1770-1850), cuya influencia se advierte ya en el tercer canto de Childe Harold (1816).
Cuando los Shelley regresan a Inglaterra, Byron vende su mansi¨®n de Newstead y marcha a Venecia. El viajero puede ver todav¨ªa el palacio Nani-Mocenigo, que fue su casa, y cuya fachada principal da al Gran Canal. Siguen los amor¨ªos (Mariana Segati, Margarita Cogni, la Fornarina), los hijos naturales y los viajes. Pasa por Ferrara y se detiene en Roma tres semanas. En Mil¨¢n conoce a Stendhal (1783-1842), quien m¨¢s tarde dir¨ªa de ¨¦l: "Lord Byron era el ¨²nico objeto de su propia atenci¨®n". Estudia armenio, ha escrito Manfredo, Beppo y trabaja en el canto quinto de Harold. En septiembre de 1818 (aquel a?o nac¨ªa en Tr¨¦veris, Alemania, Karl Marx) comienza la que ser¨¢ su mayor obra: Don Juan. Aqu¨ª Byron se expresa libremente, logra acercar su verso a la excelente prosa de sus cartas. Se trata de un poema burlesco en diez cantos que describe en tono ir¨®nico las aventuras del famos¨ªsimo personaje. De Don Juan dijo Goethe (1749-1832): "La forma corresponde exactamente a la extra?a y rigurosa simplicidad de la concepci¨®n. Byron no se preocupa de pulir sus frases y, sin embargo, analizando este poema de cerca advertimos que la poes¨ªa inglesa tiene lo que la alemana nunca pudo tener: un estilo elegante, c¨®mico y cl¨¢sico al mismo tiempo". Pero, para Goethe, Byron no era s¨®lo un poeta elogiable por sus diferencias con los alemanes; dijo tambi¨¦n: "Los ingleses pensar¨¢n lo que quieran de Byron; lo cierto es, empero, que no podr¨¢n hallar otro poeta que pueda compar¨¢rsele. Es distinto de todos los dem¨¢s, y m¨¢s grande que la mayor parte de los dem¨¢s".
En 1819 nace Walt Whitman en una aldea pr¨®xima a Nueva York llamada Brooklyn, mientras, al otro lado del Atl¨¢ntico, lord Byron escribe su Mazeppa y conoce a la joven Teresa, hija del conde Gamba, de R¨¢vena, y es-
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osa del anciano caballero Giticcioli. Otra mujer en la vida de Byron si no fuera porque el poeta inici¨® con ella una vida casi burguesa. Va con ella a Bolonia, a R¨¢vena, a Venecia. Se instalan en R¨¢vena y all¨ª Teresa cae enferma de tuberculosis. Byron la acompa?ar¨¢ durante toda su enfermedad. No se le conocen al poeta otras mujeres despu¨¦s de ¨¦sta. Ahora es la pol¨ªtica lo ¨²nico capaz de mover su alma a pasi¨®n. Ha hecho muy buena amistad con Pietro Gamba, el hermano de Teresa, y con ¨¦l va a participar en el movimiento carbonario. Por aquella ¨¦poca, toda organizaci¨®n revolucionaria tend¨ªa a adoptar la forma de una hermandad insurreccional secreta. La m¨¢s conocida era la de los buenos primos, o carbonarios, que tom¨® cuerpo en Italia hacia 1806 y se extendi¨® por el Mundo mediterr¨¢neo a partir de 1815. Estuvieron presentes en Rusia, donde se llamaron los decembristas, e hicieron la primera revoluci¨®n de la Rusia moderna en 1825, y tambi¨¦n (y especialmente) en Grecia, donde asumieron la misi¨®n de ayudar a los griegos a librarse del yugo turco.
Conspiraci¨®n carbonada
Byron particip¨® en la conspiraci¨®n carbonaria dirigiendo un grupo llamado de los americanos. En La Profec¨ªa de Dante expresa su admiraci¨®n por la Divina Comedia y sus simpat¨ªas por la nueva Italia. En 1820, Teresa obtuvo la separaci¨®n. Fracasados los motines de 1821, el Gobierno pontificio confisc¨® los bienes de los Gamba, quienes huyeron a Pisa, donde Byron se les uni¨® en seguida. All¨ª compone Werner y El deforme transformado, mientras contin¨²a trabajando en el Don Juan.
Napole¨®n ha muerto. Poco despu¨¦s morir¨¢ Allegra, la hija de Clare, y tambi¨¦n su amigo el poeta Shelley; Byron asiste a la cremaci¨®n del cad¨¢ver. Es la ¨¦poca de los levantamientos liberales (Piamonte, Grecia, Espa?a). "El vac¨ªo insaciable" hace presa de nuevo en el alma de Byron. Est¨¢ cansado de Teresa y se siente debilitado, prematura mente envejecido. Recibe la noticia del alzamiento griego contra los turcos como una liberaci¨®n.
Hay que recordar que, en 1821, el filohelenismo, que provoc¨® una ayuda organizada a los griegos que incluy¨® env¨ªos de voluntarios, representaba un papel muy similar al que representar¨ªa, en lo que a la unidad de las izquierdas europeas se refiere, la ayuda a la Rep¨²blica espa?ola en 1936.
El caso es que Byron est¨¢ a punto de hacer de su vida un poema heroico, de convertirse, verdaderamente, en uno de sus h¨¦roes. Nombrado miembro del comit¨¦ para la independencia griega, parte hacia Cefalonia, donde pasa cuatro meses esperando a que los revolucionarios resuelvan sus propias diferencias. Finalmente, fue llamado a Missolonghi por Alejandro Maurocordato; all¨ª es recibido con honores reales el 5 de enero de 1824. Tres meses pas¨® en Missolonghi antes, de morir de fiebre reum¨¢tica (seg¨²n unos) o de meningitis (seg¨²n otros) el 19 de abril de aquel mismo a?o. Ni siquiera lleg¨® a presenciar un combate. Su cad¨¢ver fue recibido con grandes manifestaciones de duelo, a su llegada a Londres, el a?o en que Beethoven acababa su Novena sinfon¨ªa.
Bibliograf¨ªa
Don Juan. Ediciones Mediterr¨¢neo, 1966.El corsario. Lara. Ram¨®n Sopena, SA, 1974.
Diario de Cefalonia. Ediciones J¨²car, 1975.
Morir de pie (cartas, ensayos, fragmentos ... ). Felmar. Fontana Mayor, 1976.
Las peregrinaciones de Childe Harold. Promociones y Ediciones, SA. Colecci¨®n Gemas de la Literatura Universal, 1984.
El corsario. Lara. El sitio de Corinto. Mazeppa. Espasa Calpe. Austral, 1984.
Antolog¨ªa. Visor de Poes¨ªa, 1985.
Varios:
L¨ªrica inglesa del siglo XIX. Trieste, 1987.
Estudios:
Harold Bloom. Los poetas visionarios del romanticismo ingl¨¦s. Blake, Byron, Shelley, Keats. Barral Editores, 1974.
H. Honour. El romanticismo. Alianza Forma, 1981.
Francis D. Klingender. Arte y revoluci¨®n industrial. Ensayos Arte C¨¢tedra. Ediciones C¨¢tedra, SA, 1983.
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