Harold, peregrino eterno
Byron recibi¨® 2.600 libras esterlinas por los tres primeros cantos de la Peregrinaci¨®n de Childe Harold. A¨²n no hab¨ªa cumplido 30 a?os y ya triunfaba en la vida. De hecho, en aquella ¨¦poca ning¨²n artista pod¨ªa llamarse as¨ª si no hab¨ªa escrito una obra maestra antes de los 30. Pero ?qui¨¦nes eran estos rom¨¢nticos? Byron jam¨¢s acept¨® que le llamaran as¨ª; tampoco Goethe; ambos se distanciaron conscientemente de lo rom¨¢ntico. V¨ªctor Hugo aseguraba ignorar completamente el significado de esa palabra. Delacroix repet¨ªa: "Je suis un pur classique". Tampoco se pusieron de acuerdo a la hora de definir el romanticismo. Como se ha se?alado muchas veces, "les un¨ªa su diferencia". Pero hay algo que les un¨ªa m¨¢s: su individualidad. Por eso Harold es todo un mito, un ejemplo de h¨¦roe rom¨¢ntico. Por eso ha sido tema para pintores como Turner (1802-1828) o compositores como Berlioz (1803-1869).,Peregrina hacia ninguna parte, solo, extrayendo del paisaje su propia lecci¨®n moral. Harold huye de la mundanidad, de la vulgaridad, de la mediocridad. Es lo contrar¨ªo al burgu¨¦s, lo contrario al acad¨¦mico. Aunque nunca lleguemos a ponemos de acuerdo sobre lo que el romanticismo quer¨ªa, s¨ª podemos convenir en esto: que. toda su doctrina era la transgresi¨®n. De ah¨ª su afici¨®n a lo demon¨ªaco, a lo desmesurado, a lo enorme. Y la transgresi¨®n s¨®lo tiene una meta: el infinito. Amaron la ciencia porque la ciencia aumentaba, y no disminu¨ªa, el misterio del universo. Creaba horizontes nuevos para el viaje. Amaron la naturaleza porque s¨®lo con ella pod¨ªa el hombre medir su grandeza, o¨ªr su propia m¨²sica entre la agitaci¨®n del cosmos.
Por lo dem¨¢s, s¨®lo hay un modo de, vivir como Byron: ser joven, que significa ser ecl¨¦ctico, curioso y fuerte. Jam¨¢s en la historia del arte ha habido un per¨ªodo tan plagado de j¨®venes como el rom¨¢ntico. Y, sin embargo, si hay algo que caracteriza las obras de este per¨ªodo es su inmediata conexi¨®n con los acontecimientos sociales.
Nunca el artista estuvo tan cerca de los hechos, nunca particip¨® tan activamente. Esto es algo que quiz¨¢ deber¨ªan recordar quienes ahora hablan de nuevos romanticismos. El romanticismo es una reacci¨®n, pero no una reacci¨®n sin objeto. Hay que tener un pronunciado sentido de lo biogr¨¢fico para llegar a ser un buen rom¨¢ntico.
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