El enemigo es la inhumanidad
En Espa?a se han alzado varias voces a favor de la eutanasia
En el debate de la eutanasia casi todos tienen claro que hay que evitar que las t¨¦cnicas a favor de la vida acaben con la humanidad de la propia vida. C. Reverdin en su libro dedicado a los nuevos hospices para morir, titulado La mort restitu¨¦e, refiere la historia de un paciente cuya vida hab¨ªa sido prolongada de forma excesiva en una unidad de vigilancia intensiva (UVI). Una ma?ana, al llegar la enfermera de turno le encontr¨® muerto. El enfermo terminal hab¨ªa desconectado los tubos tras dejar escrita esta nota: "Doctor, el enemigo no es la muerte. El enemigo es la inhumanidad". En nuestro pa¨ªs, m¨¦dicos y obispos se han pronunciado con inquietud sobre este tema.
El proyecto de una legalizaci¨®n de la eutanasia a¨²n no figura en los programas de los partidos pol¨ªticos ni en los intereses del Gobierno espa?ol. A pesar de ello varios intelectuales, como Rubert de Vent¨®s, Carlos Jim¨¦nez Villarejo y Salvador P¨¢niker se han pronunciado a comienzos de este a?o a favor de que se regule la eutanasia voluntaria, tanto pasiva como activa.En Espa?a no se lleva a cabo la eutanasia activa o positiva seg¨²n los centros hospitalarios consultados, mientras que viene siendo m¨¢s frecuente la pr¨¢ctica de cierta eutanasia positiva o activa indirecta (suministrar un calmante que, adem¨¢s de aliviar los dolores, puede ocasionar la muerte de un enfermo terminal), aunque se rechaza en este caso el t¨¦rmino de eutanasia, dadas las resonancias y connotaciones hist¨®ricas que ¨¦sta tiene en relaci¨®n con el exterminio nazi de judios.
Si bien existe la tendencia, internacionalmente admitida en la clase m¨¦dica, de prolongar en lo posible la vida de un enfermo al mismo tiempo que en la prolongaci¨®n de los medios extraordinarios, se evita cada d¨ªa m¨¢s el llamado encarnizmiento m¨¦dico.
Por su parte, el c¨®digo deontol¨®gico de los m¨¦dicos espa?oles niega el derecho de apresurar deliberadamente la muerte, al tiempo que sugiere que el m¨¦dico debe evitar emprender acciones terap¨¦uticas sin esperanza cuando suponga una molestia o sufrimiento innecesario.
Muerte dulce
Mientras en nuestro pa¨ªs no conocemos encuestas realizadas sobre la eutanasia, un sondeo realzado en 1976 en el Reino Unido dio como resultado que el 69% de los brit¨¢nicos encuestados estaba de acuerdo con que la ley deber¨ªa permitir que un adulto reciba ayuda m¨¦dica para obtener una muerte dulce si sufre una enfermedad incurable En contra se manifest¨® el 17%. Entre los cat¨®licos, el 54% estaba a favor. Encuestas realizadas en otros pa¨ªses arrojan un porcentaje semejante.
El documento vaticano m¨¢s reciente sobre este tema es la Declaraci¨®n sobre la eutanasia de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, hecha p¨²blica en 1980. Esta fue recogida b¨¢sicamente por los obispos espa?oles el a?o pasado en su Nota sobre la eutanasia. En ella hacen menci¨®n del "encarnizamiento terap¨¦utico" para referirse a la acci¨®n m¨¦dica centrada en prolongar la vida del enfermo, pero que puede ser extraordinariamente cruel, ya que significa la prolongaci¨®n de un proceso irreversible acompa?ado de graves dolores y angustia. Saliendo al paso de que "en nuestro pa¨ªs ya se oyen voces que favorecen la aceptaci¨®n de la eutanasia", los obispos de la omisi¨®n Episcopal Espa?ola de la Doctrina de la Fe recuerdan que "la Iglesia nunca ha admitido la llamada eutanasia activa (o positiva) directa; es decir, la acci¨®n con la que se pretende exclusivamente poner fin a la vida de un paciente o acelerar su muerte. Tal pr¨¢ctica es un atentado contra la indisponibilidad de la vida humana".
Calmantes
Sin embargo, el documento episcopal admite los calmantes como la morfina, "cuya administraci¨®n pudiese ocasionar indirectamente un acortamiento de la vida", bas¨¢ndose en el principio moral llamado de doble efecto. Al mismo tiempo acepta que "existen situaciones en las que es leg¨ªtimo, e incluso hasta obligatorio, abstenerse de aplicar terapias no proporcionadas y no habituales, que ¨²nicamente sirven para prolongar abusivamente el proceso irreversible de morir". Por tanto, los obispos admiten lo que denominan "ortotanasia" o "muerte a su tiempo", respetando la dignidad humana del paciente y evit¨¢ndole abusivas prolongaciones de su vida.
Sin embargo, a?aden, "son bastantes las voces en diferentes pa¨ªses que solicitan la despenalizaci¨®n de la eutanasia positiva directa. Pero la aceptaci¨®n legal de la eutanasia constituir¨ªa un grav¨ªsimo riesgo contra un valor b¨¢sico y fundante del orden social que el legislador tiene que proteger".
Los obispos insisten en la necesidad de atender una serie de fases psicol¨®gicas y cambiar la relaci¨®n con el enfermo, aparte del deterioro de la imagen social del m¨¦dico y del respeto general a la vida que supondr¨ªa, en su opini¨®n, tal legalizaci¨®n.
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