Buen corte de torero
Nada m¨¢s hacerse presente se pudo advertir que Alberto Mendoza (o Alberto Mesa Mendoza, que de ambas formas lo anuncian, cuando rara vez lo anuncian) tiene buen corte torero. Buen corte con el capotillo, correctamente cogido y manejado, para la ver¨®nica y la brega; buen corte de lidiador; buen corte muletero. La gran novedad de esta feria valdemorillana fue la ortodoxia con que interpretaba el toreo Alberto Mendoza; toreo ajustado a los c¨¢nones, limpio y puro, sin concesiones a la galer¨ªa.Para el natural y el redondo y cualquiera de las dem¨¢s suertes que ejecut¨®, pases de pecho incluidos, ofreciendo en el cite medio-pecho -dec¨ªan los cl¨¢sicos-, adelantando la pierna contraria en la de parar, construyendo el pase sobre ese eje y girando la cintura sin contorsi¨®n alguna -al contrario de lo que es hoy uso- en la de mandar. Si luego no consigui¨® que todos los muletazos le salieran templaus y arremataus, ese es otro problema, suma de dos problemas capitales: el toro, al que le costaba humillar, y su genio; lo poco que torea Alberto Mendoza (o Alberto Mesa Mendoza, que de ambas formas lo anuncian, cuando lo anuncian rara vez).
Eulogios / Mendoza, G¨®mez Ja¨¦n, Valverde
Toros de Los Eulogios, con trap¨ªo, cinque?os, correosos. Alberto Mendoza: cuatro pinchazos y estocada saliendo volteado; media en los bajos. Pascual G¨®mez Ja¨¦n: bajonazo y descabello; pinchazo trasero bajo, estocada corta trasera baja y descabello. Marcos Valverde: tres pinchazos y estocada; cinco pinchazos y estocada corta. Hubo silencio en los seis toros. Plaza de Valdemorillo, 8 de febrero. Quinta y ¨²ltima corrida de feria.
No es propio de toreros americanos (ni de espa?oles, quiere la cruda realidad que se diga), esta forma tan seria, tan pura, tan honesta de concebir el toreo y a¨²n m¨¢s cuando con toros correosos, cierzos serranos y condescendencias valdemorillanas, el triunfo le habr¨ªa sido m¨¢s f¨¢cil poniendo costadillo, pico, suerte descargada, espaldinas, gurripinas, donde pon¨ªa la arriesgada. t¨¦cnica de parar, templar y mandar. As¨ª Alberto Mendoza en su primer toro, en cierto modo manejable, y as¨ª en el cuarto, para su ali?o, pues ese cuarto, de gran trap¨ªo y comal¨®n al que banderille¨® muy bien Manolo Ortiz-, pegaba tomillazos y s¨®lo proced¨ªa ahormarlo como estrategia previa al volapi¨¦. Se advirti¨® entonces, sin embargo, que al buen corte de torero une Alberto Mendoza una impropia calidad de pinchauvas y, mechando toro, desmereci¨® su interesante actuaci¨®n.
Publicidad en el terno
Despu¨¦s hubo pegapases con buena voluntad. Pegapases desarbolados si el toro acomet¨ªa sin fijeza o haciendo hilo; mon¨®tonos, vulgares pegapases si embest¨ªa por derecho. Uno de cada les correspondi¨® a Pascual G¨®mez Ja¨¦n y a Marcos Valverde. G¨®mez Ja¨¦n llevaba publicidad en el temo, aunque nadie sab¨ªa de qu¨¦, pues desde el tendido no se ve¨ªa, as¨ª se acercara el hombre-anuncio a la barrera. Cuando se acercaba a la barrera lo que se ve¨ªa era una especie de gusanito azul. El p¨²blico especulaba: "Anuncia una urbanizaci¨®n del pueblo"; "No, del Mar Menor"; "Para m¨ª que anuncia un banco"; "No se trata de un anuncio sino del escudo de Catral, que es su pueblo". Cada cual ten¨ªa su opini¨®n y la dec¨ªa, que por algo esto es una democracia, y en los toros, m¨¢s. Imposible saber, de todos modos, por la distancia y porque el anunciante se tra¨ªa un fren¨¦tico traj¨ªn ante el toro, y el anuncio aparec¨ªa y desaparec¨ªa continua y bruscamente del campo visual.Mayor traj¨ªn, si cabe, se trajo Marcos Valverde con su incierto primer toro, al que mante¨® huyendo, pero tambi¨¦n con el manejable sexto, al que hizo un proyecto de toreo desde la indecisi¨®n y el barullo, con unas incrustaciones tremendistas de dudoso arrebato. Porque, en efecto, se jaleaba a gritos y sus gestos daban a entender que iba a comerse el mundo de un momento a otro, pero llegaba el toro haciendo f¨² y pon¨ªa ruedo de por medio, la muleta convertida en ¨¢rrebu?ado bander¨ªn. Ve ese toreo C¨²chares, y se dedica al parch¨ªs.
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