Gil y Gil
Un como cierto padrinazgo sentimental y ominoso, un como despotismo mal ilustrado, caracterizan la gesti¨®n de don Jes¨²s Gil y Gil al frente del Atl¨¦tico de Madrid, y, m¨¢s que, esta gesti¨®n, su conducta externa y personal de entrevistado permanente y disponible, de agresor verbal m¨¢s excesivo que ingenioso, m¨¢s frontal que agudo (y las mejores agresiones son oblicuas, se?or Gil/Gil, no lo olvide usted).Vicente Verd¨² ha denunciado en este irtismo papel el car¨¢cter "tumefacto" y "carnal" de algunos clubs. La carnalidad turnefacta del ¨¢nima de Gil/Gil acaba de expresarse (una vez m¨¢s) en declaraciones/acusaciones contra Mendoza. Pero lo que a uno le inquieta no es Mendoza, que sabe y puede defenderse por s¨ª mismo, como ya lo est¨¢ haciendo, sino la reaparici¨®n en la vida democr¨¢tica espa?ola de un como matonismo verbal y encaudillado, de una manera marcial y general¨ªsima de llevar las cosas generales. Se empieza por el f¨²tbol y se acaba en el Sindicato Vertical. Lo peor del estilo de Gil/ Gil no es que sea un estilo malo (y no s¨¦ si un "mal estilo"), sino que es un estilo ineficaz, como demuestra el marcador. El padrinazgo s¨®lo funciona en un sistema de padrinos. En un sistema democr¨¢tico funciona menos. En la pol¨ªtica quedan algunos residuos de alcaponismo del-r¨¦gimen-anterior, como dice este peri¨®dico, mas parece que la vida civil se iba civilizando. O que la civilizaci¨®n espa?ola se iba haciendo civil, al fin. Hasta que lleg¨® don Jes¨²s.
Don Jes¨²s es el legionario del f¨²tbol y vive innecesariamente una actitud ultra que no llega a Ultrasur, sino todo lo contrario. Dado que el f¨²tbol es hoy "escuela de costumbres", como anta?o se dijera del teatro, con frase un poco cursi, uno no alude aqu¨ª a lo que pasa dentro de los estadios, pero a lo que pasa fuera. A partir del f¨²tbol, don Gil de las calzas verdes puede ir erizando de matoner¨ªa la vivencia y la convivencia madrile?a. Este peso pesado de los negocios y el deporte, este artista frustrado del insulto barroco viene difundiendo una cultura de gang en las tan le¨ªdas secciones deportivas de los peri¨®dicos. Respetamos su manera de hacer cultura, don Gil, pero le pro-meto que, a los cultos, hoy, les tiene usted un poco asustados.
La paquidermia verbal de este se?or parece un residuo subhist¨®rico anterior a la democracia. Ya nos ense?¨® Ionesco que los rinocerontes siempre vuelven. Y con corbata.
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